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Patricia González
Lunes, 11 de abril 2022, 14:17
El amor por su familia, sus amigos y por las personas en general fue uno de los principales motores de su vida. Siempre estuvo al lado de aquellos que más la necesitaron. Su vitalidad y la energía que derrochaba en cada una de las iniciativas ... o propuestas en las que se involucraba han dejado impronta en la sociedad vallisoletana, quien este lunes despide a Carmen Blanco Naveros, una mujer pionera que rompió muchos techos de cristal al ser la primera gerente territorial de Servicios Sociales en Valladolid y también presidenta de la Asociación de Protocolo de Castilla y León (Protococyl).
A pesar de que nació en Huelva, a muy temprana edad su familia se mudó hasta Granada, ciudad en la que pasó toda su infancia y adolescencia, pero «siempre se sentía más almeriense por la vinculación familiar que tenía con Almería» comentó su viudo, Ignacio Serrano, quien con emoción contenida destacó la vitalidad de la que siempre gozó su mujer. «Era una mujer muy decidida, animosa, sociable, enérgica y muy vital. Sin duda alguna estos eran los adjetivos que mejor definían a Carmen», explicó Serrano, que aún recuerda como su esposa de manera desinteresada y «gracias a su solidaridad y generosidad» decidió dedicar muchos años de su vida a ayudar a las personas con capacidades especiales.
Licenciada en Filosofía por la Universidad Pontificia de Salamanca (1977-1980) y también licenciada en Pedagogía, Psicopedagogía por la Universidad de Murcia, un problema médico la apartó de manera definitiva de su carrera profesional en la gerencia territorial de Servicios Sociales, pero «fue entonces cuando decidió, con paso firme y mucha dedicación», como aseguró su marido, iniciarse en el estudio y la difusión del protocolo. Experta en protocolo por la Universidad Miguel Hernández de Elche, Carmen Blanco Naveros, fue profesora de esta materia durante casi una década en la Escuela Universitaria de Protocolo de la Fundación Gabarrón y también participó como conferenciante en diversos foros iberoamericanos que la hicieron llevar su conocimiento hasta Paraguay. Cuando cerró la escuela en la Fundación Gabarrón, decidió poner en marcha la Asociación de Protocolo de Castilla y León (Protococyl), de la que era presidenta en la actualidad, con el objetivo de divulgar el protocolo.
Gran conocedora de la moda, mundo que le apasionaba, como comentó Carmen Serrano, una de sus cuatro hijas, impartió multitud de jornadas en la Comunidad en las que analizaba la importancia de la indumentaria como canal y medio a través del cual nos comunicamos. En una entrevista publicada en El Norte de Castilla, Carmen Blanco Naveros aseguraba con rotundidad que «el protocolo son las normas, los espacios y las jerarquías que están en la calle y que rigen nuestras vidas».
El amor por su marido la trajo hasta Valladolid, ciudad en la que «estuvo muy involucrada en su vida social ya que mi madre era muy conocida y querida por mucha gente», comentó su hija, para señalar a continuación que «para mi madre sus hijos y sus 13 nietos eran el amor de su vida». Era una mujer «muy creyente y practicante», como comentan desde su círculo más íntimo, que recuerdan que estuvo vinculada a grupos espirituales de formación pastoral. Este lunes, toda su familia, sus amigos y una gran parte de la sociedad vallisoletana llora la pérdida de una mujer entusiasta por la vida.
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