Borrar
Guzmán Cuadrado, en su óptica. Henar Sastre
Coronavirus en Valladolid: «No sé cómo sobreviviremos; antes de esta crisis el sector estaba muy malito»

«No sé cómo sobreviviremos; antes de esta crisis el sector estaba muy malito»

Guzmán Cuadrado, óptico ·

Su facturación ha bajado el 96% desde que se decretara el estado de alarma, pero decidió no cerrar porque «estoy para dar un servicio»

Eva Esteban

Valladolid

Sábado, 9 de mayo 2020, 08:16

Dice Guzmán Cuadrado, óptico de G&L Optometristas, que no le «sale rentable» mantener el establecimiento abierto durante el estado de alarma. De hecho, cree que no lo será hasta que no se permita la libre movilidad de las personas. Este profesional fue de los que decidió mantener la persiana de su negocio subida «no por el dinero» –estima que las ganancias se han desplomado, han caído el 96%–, sino por la «función» que desempeña. «Desde luego que estaría más tranquilo, a gusto y con la mente más despejada en mi casa; estoy perdiendo dinero, pero estoy para dar un servicio para quien lo necesite, como visión de negocio desde luego que no», asegura este vallisoletano, al tiempo que reconoce que tomó esta decisión pensando en aquellos pacientes que «sin su corrección óptica no ven nada». «Si esa persona se queda sin lentes de contacto o se le rompen las gafas no puede hacer nada, ni tan siquiera en su casa. Estamos hablando de no ver, es que es algo importante y entiendo que la gente tiene que disponer de ese servicio», sostiene.

Abre únicamente por las mañanas y atiende bajo cita previa (una medida que ya realizaba antes de la crisis sanitaria, pero ahora, dice, «con más razón») para evitar el contacto entre pacientes, pues entre uno y otro «hay que desinfectar todo, cuadrar los horarios...». Los servicios que realiza son «puramente de urgencias». Nada de graduaciones o reposiciones de gafas si no es estrictamente necesario. «Evidentemente no es el momento de graduar la vista; básicamente atiendo a pacientes que no ven porque se le han acabado las lentes de contacto y no tienen otra medida de corrección óptica, gente que se le ha terminado el líquido de las lentillas, se rompen gafas y hay que soldarlas o repararlas... Es todo muy básico y necesario», comenta.

De estos últimos casos le llegan «muy pocos», la mayoría de sanitarios. Reposiciones de líquidos de mantenimiento y lentillas es «de lo que más, aunque es algo muy puntual». «Roturas de gafas llegan igual que antes; siempre hemos tenido un flujo regular de reparaciones. De hecho, ahora nos llega menos de todo, pero llega. A esa persona no la puedo dejar vendida si tiene la necesidad», subraya. «Si antes veía a diez o doce usuarios al día, ahora veo a cuatro o cinco a la semana», continúa.

Un goteo de clientes que, sin embargo, no son suficientes para cubrir gastos. «El volumen de facturación es exagerado; he estado haciendo un cálculo inicial y la caída de ingresos el del 96%, pero en casa tampoco hago nada. A mí lo único que me supone es el esfuerzo de venir unas horas por la mañana, porque el alquiler voy a tener que seguir pagándole, los proveedores tendrán que cobrar si les haces algún pedido... En ese sentido no cambia nada, no tengo nada que perder estando abierto más que desde el punto de vista económico, que poco se puede hacer», apostilla.

A pesar de ello, prefiere ser «optimista» y, aunque reconoce que el año será «duro y complicado», se resiente a darlo por perdido. «Si dos meses seguidos, como es mi caso, la facturación cae tan fuerte, es casi imposible de levantar, pero confío en remontar, aunque todo dependerá de cuándo podamos retomar la relativa normalidad. El gran problema que tenemos, como lo tendrá cualquier negocio, es que tenemos una serie de gastos fijos que siguen llegando y si no hay ingresos...», lamenta Cuadrado.

«Va a ser brutal»

Asimismo, considera que la emergencia sanitaria hará una mella irreparable en el sector. Cree que traerá consigo el cierre de negocios. El motivo, según explica, es porque esta industria «ya estaba muy malita desde hace tiempo». «Va a ser brutal; va a haber ERTES que van a durar, pero después cerrarán ópticas, habrá recolocaciones... Si antes había gente que ya estaba valorando el cerrar, pues ya seguramente lo haga», indica. «No sé cuántos ni cómo sobreviviremos a este palo, pero no lo vamos a hacer todos; estoy convencido de que ni tan siquiera la mayoría», añade.

Guzmán Cuadrado no bajará los brazos. Permanecerá al pie del cañón mientras las circunstancias lo permitan. Afirma no tener «miedo» de vivir la pandemia en primera fila –«me da más miedo lo económico, para qué negarlo», cuenta– porque «tomo todas las medidas de seguridad convenientes y el contacto con otras personas es mínimo». Por otra parte, piensa que la crisis de la covid-19 es una «buena oportunidad» para que los ópticos ocupen el lugar que merecen. «Somos profesionales sanitarios aunque no nos consideren como tal. Creo que no estamos valorados porque ha habido ciertos perfiles, por suerte una minoría, que se ha centrado en que el mundo de la óptica parezca un mercadillo, a ver quién lo ofrece más barato».

Así cambiará la forma de trabajar: cuestionario y cita previa, «toquetear lo justo» y acudir solo

La crisis sanitaria marcará un antes y un después en la forma de trabajar de los diferentes sectores, también en el de la óptica y la optometría. Sus profesionales son «conscientes de ello», y prueba de ello es que según anticipa el propietario de G&L Optometristas, Guzmán Cuadrado, ya están trabajando en el día de después (pese a que su negocio ha permanecido abierto desde el primer momento). Por ejemplo, explica, solo se podrá acudir al establecimiento tras haber concertado una cita previa y una vez superado un cuestionario relacionado con la covid-19. «Se le preguntará si ha estado en contacto o no con algún contagiado, si ha tenido síntomas... Si es así, le tendremos que decir que venga más adelante», asegura.

Asimismo, el contacto entre profesional y paciente deberá realizarse por medio de guantes y mascarillas y la conversación será «mínima». «Tendrán que venir solos a consulta, con excepciones como personas mayores, incapacitadas o menores de edad», añade.

Por último, tampoco se podrán «toquetear cosas» –«lo justo», apostilla– y después de que un usuario se pruebe gafas se procederá a desinfectarlas. «Habrá que dejar más tiempo entre clientes», señala.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla «No sé cómo sobreviviremos; antes de esta crisis el sector estaba muy malito»