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«Apenas hacía unos minutos que habíamos vuelto a casa después de recoger y limpiar el local cuando escuchamos un porrazo y pensamos que era un accidente», relataban ayer por la mañana los dueños y trabajadores del bar Garden, situado en la esquina de las ... calles Pífano y Castañuelas, junto al Hospital Río Hortega. Luego llegaron más «porrazos». Y se asomaron. Debajo de su casa vieron cómo seis encapuchados, uno de ellos al volante de un Seat Ibiza rojo, empotraban el vehículo marcha atrás sobre la acera contra la cristalera de su negocio.
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«Dieron un montón de golpes hasta que la reventaron y luego les vimos entrar con picos». Y todo ello a la vista de un sinfín de vecinos del bloque de viviendas en el que se encuentra el establecimiento. Los gritos de los testigos, y el correspondiente aviso a los servicios de emergencias, no impidieron que los delincuentes remataran la faena abriendo dos máquinas tragaperras y huyendo en un segundo coche que les esperaba en la calle.
El asalto, que apenas duró «unos pocos segundos», tuvo lugar a las doce y media de la madrugada, en pleno toque de queda, y llevó el sello inconfundible de la renacida 'banda del BMW', cuyos integrantes ya utilizaron precisamente picos (en lugar de sus tradicionales mazas) para cometer un robo casi idéntico en un bar de Arroyo hace un par de semanas. Los vehículos utilizados para el último golpe fueron, al igual que en la mayoría de las ocasiones anteriores, dos Seat Ibiza que habían sido sustraídos previamente.
El rojo fue el que subieron a la acera por el rebaje del paso de peatones para empotrarlo, marcha atrás con el maletero, contra el escaparate del bar Garden. «Ese coche lo abandonaron ahí mismo», añaden los testigos antes de señalar que después se subieron en un segundo Ibiza, esta vez de color blanco, con el que huyeron por las calles Castañuela y Dulzaina (la que discurre ante la entrada del hospital) rumbo a la avenida de Zamora. Allí se les perdió la vista, si bien los agentes, al parecer, localizaron sin lograr alcanzarlo este Seat Ibiza blanco circulando por el Paseo de Zorrilla poco después.
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Los delincuentes, en la línea de sus últimos golpes, fueron extremadamente rápidos a la hora de perpetrar el asalto. «Iban encapuchados, cinco de ellos vestidos de negro y otro de blanco, y tardaron segundos (25 exactamente) en entrar, abrir las máquinas y llevarse los cajetines», resumen las víctimas, que estiman en torno a los tres mil euros el botín que lograron.
El Seat Ibiza rojo que abandonaron en el escenario del asalto había sido sustraído esa misma noche en Covaresa. Su propietario lo había dejado aparcado poco antes cuando regresó a su domicilio de trabajar. El segundo Ibiza, el blanco, aún no habría sido localizado por los policías, que anoche no llegaron a tiempo de interceptar a los delincuentes.
Y no lograron un botín aún mayor gracias a que los propietarios, y el resto de vecinos que les gritaron por la ventana, impidieron que sacaran todos los cajetines de la segunda máquina. «Comenzamos a chillarles desde la ventana y lo único que hizo uno de ellos fue meter prisa a los otros con un 'vámonos, vámonos'», añaden las víctimas del último golpe con la rúbrica de la banda del BMW, que sumó así su undécimo robo (conocido) en los últimos meses.
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