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Bienvenido a una de las calles con los edificios residenciales más bellos de Valladolid. Te invitamos a recorrer la Acera de Recoletos, una vía con orígenes conventuales, que vivió una revolución a finales del siglo XIX y que a principios del XXI se presentó como el escaparate de una ciudad que se abría a la alta velocidad. Y para pasear por su historia y su riqueza patrimonial, puedes empezar deslizando el dedo (o el cursor) hacia la derecha de la pantalla, para comenzar el camino.
Había que ponerla guapa porque sería la primera gran avenida que verían los viajeros que llegaran a Valladolid en alta velocidad. El primer AVE recaló en la estación Campo Grande el 22 de diciembre de 2007 y la Acera de Recoletos debía convertirse para turistas y vallisoletanos en el gran escaparate de la ciudad, desde la plaza de Colón hasta la de Zorrilla.
Por eso, cinco años antes, comenzó la remodelación de la avenida, en una de las obras más importantes con las que Valladolid dio la bienvenida al siglo XXI. En este 2023 se cumplen veinte años de la (casi) peatonalización total de la Acera de Recoletos y del Paseo Central del Campo Grande.
Ya se había dicho adiós al aparcamiento en superficie. Ahora, se ampliaban aceras y zonas estanciales, la estrecha calzada se reservaba en exclusiva al paso del transporte público, los residentes y la carga y descarga. Se construyeron los nuevos pabellones de la actual oficina de recursos turísticos y de los restaurantes junto al gran pulmón de la ciudad. Se habilitaron las canchas deportivas. Se instalaron 52 farolas, nueve fuentes, 120 bancos, tres quioscos de prensa, uno de refrescos, otro de helados y café y dos de flores.
Todo ello, con un gasto presupuestado en 4.746.494 euros, y con la necesidad de reivindicar la belleza de una calle que luce alguno de los edificios residenciales más bellos de Valladolid.
No todo el mundo quedó satisfecho. Hubo críticas al exceso de cemento. Se tuvieron que colocar unas cuñas (luego retiradas) para separar la acera de la calzada.Después llegó el intento fallido de las ecoterrazas. Y, veinte años después, la Acera de Recoletos luce, efectivamente, como la primera gran imagen que reciben los turistas que llegan en AVE a Valladolid.
La reciente remodelación de la fuente de Zorrilla y la instalación de las letras vegetales de Valladolid han convertido este enclave, con la Academia de Caballería al fondo, en el más fotografiado de Valladolid, según revelan las etiquetas de geolocalización de las principales redes sociales. La Acera de Recoletos cumple veinte años desde su ingreso pleno en el siglo XXI, pero su historia se remonta mucho más atrás.
El primer callejero de la ciudad, el que Bentura Seco trazó en el año 1738, ya dibuja el polígono que forma el actual Campo Grande y la línea, con una sucesión de conventos, que conformaba la Acera de Recoletos. Estos terrenos habían sido –y todavía eran en aquella época– las afueras de la ciudad, situados más allá de la segunda cerca, en unos extensos solares en torno a la Puerta del Campo, «donde durante la Edad Media se celebraban los torneos y, años más tarde, las ejecuciones del Tribunal de la Inquisición, paradas y desfiles militares», como recordaba Joaquín Martín de Uña en su sección 'En un rincón de la memoria', justo en aquel mes de enero de 2003 en el que se inauguraba la remodelación de la zona.
La Acera de Recoletos en 1738
En este mapa realizado por Bentura Seco destacamos los edificios que conformaban la vía.
Plaza Mayor
Ermita Humilladero del Cristo de la Cruz
Hospital general de la Resurrección
Convento de los Recoletos Agustinos
Campo Grande
Convento Franciscanos Jesús y María
Convento
Corpus Christi
La Acera de Recoletos en 1738
En este mapa realizado por Bentura Seco destacamos los edificios que conformaban la vía.
Plaza Mayor
Ermita Humilladero del Cristo de la Cruz
Hospital general de la Resurrección
Convento de los Recoletos Agustinos
Campo Grande
Convento Franciscanos Jesús y María
Convento
Corpus Christi
La Acera de Recoletos en 1738
En este mapa realizado por Bentura Seco destacamos los edificios que conformaban la vía.
Plaza Mayor
Ermita Humilladero del Cristo de la Cruz
Hospital general de la Resurrección
Convento de los Recoletos Agustinos
Campo Grande
Convento Franciscanos Jesús y María
Convento
Corpus Christi
La Acera de Recoletos en 1738
En este mapa realizado por Bentura Seco destacamos los edificios que conformaban la vía.
Plaza Mayor
Ermita Humilladero del Cristo de la Cruz
Hospital general de la Resurrección
Convento de los Recoletos Agustinos
Campo Grande
Convento Franciscanos Jesús y María
Convento
Corpus Christi
La Acera de Recoletos recibe su nombre de uno de los tres conventos que se levantaron en el entorno, el de los descalzos recoletos de San Agustín, en los actuales portales de los números 7, 8 y 9. Edificado en 1606 bajo la advocación de san Nicolás de Tolentino, sufrió dos golpes mortales:el primero, durante la Guerra de la Independencia, el segundo, con la desamortización (que convirtió el inmueble religioso en una fábrica de tejidos). En 1861 se derribó la iglesia y el convento.
Unos pasos más allá, en dirección hacia Colón, estaba el convento de las monjas franciscanas de Jesús y María, fundado por Alonso de Guevara el 3 de mayo de 1583. Los patronos eran la familia Colmenares (los condes de Polentinos), quienes, una vez desaparecido el convento (fue derribado en 1882), solicitaron que la nueva calle que se abriera en la zona llevara su nombre (el acta de recepción de la calle Colmenares es del 31 de mayo de 1893).
El tercero era el convento del Corpus Christi, fundado en 1545 cerca de San Lorenzo y que, a principios del siglo XVII, se trasladó al espacio que habían ocupado antes las descalzas reales, en esta Acera de Recoletos. El convento sufrió daños durante la ocupación francesa (fue cuartel) y las religiosas regresaron allí en 1853. Sin embargo, duraron poco tiempo. En diciembre de 1868, con la revolución que destronó a Isabel II, se cerró el convento, que cuatro años después salió para su venta en subasta. No lo compró nadie, Alfonso XII devolvió la propiedad a las monjas, que el 10 de febrero de 1883 recibieron la licencia para que lo pudieran vender.
Junto a los conventos, en el inicio de la calle (en el solar que hoy ocupa la Casa Mantilla), se encontraba el Hospital de la Resurrección, una institución que atendía a los pobres y los enfermos de la ciudad. Antes, esta zona la ocupaba una mancebía, que se decidió eliminar ante el crecimiento de la ciudad (y porque esa era una zona cada vez más transitada). Las obras comenzaron el 15 de mayo de 1553 y se anunció su derribo en 1883. La portada se conservó y hoy luce en el jardín exterior de la Casa de Cervantes.
Este primer nombre de Paseo de Recoletos se mantuvo hasta el año 1903, cuando cambió al de avenida de Alfonso XIII. Lo hizo precisamente el año en el que el rey visitó la ciudad (durante cinco días de septiembre).
Su Majestad contaba entonces con 17 años y llegó a Valladolid en tren, el 9 de septiembre de 1903, a las 16:30 horas. Le esperaba un intenso programa de actos: misa en la catedral, recepción oficial en Capitanía, visitas a edificios militares y monumentos, un corrida de toros, una función de teatro en el Calderón, la inauguración de la Granja Agrícola.
El vaivén de nombres fue una constante ante cada sacudida política en la ciudad. El 23 de abril de 1931 se pasó a denominar avenida de la República, que conservó apenas unos años, ya que el 12 de agosto de 1936 se volvió a conocer como Acera de Recoletos.
Eso sí, fueron tan solo días, porque el 28 de octubre de 1936 se rebautizó como avenida del General Franco. Tras la muerte del dictador, recuperó la referencia inicial de su nombre, como Acera de Recoletos (y no calle, porque solo está edificado uno de los lados).
Con la desamortización y la extensión urbanística de la ciudad, la burguesía se fijó en esta zona, a finales del siglo XIX, para levantar sus viviendas.
La calle arranca, en sus número 1 y 2, con uno de los edificios residenciales más bellos de Valladolid: la casa Mantilla, promovida por Fidel Fernández Recio Mantilla. Construida entre el 1 de marzo de 1891 y el 31 de diciembre de 1892, con el diseño del arquitecto JulioSaracíbar, se convirtió muy pronto en toda una sensación en la ciudad. Era el lugar donde todo vallisoletano quería vivir.
En el año 1901, diez años después de su construcción, el cronista Casimiro García-Valladolid glosaba las bondades del bloque, que incorporaba las más modernas técnicas de higiene y confort:orientación y ventilación, ascensor hidráulico (el primero de la ciudad); electricidad e iluminación exterior. De inspiración 'neogriega', remite a la arquitectura historicista que años antes hizo furor en Francia.
Del mismo año (1891) y el mismo arquitecto (de ascendencia alavesa e hijo de Martín Saracíbar, el arquitecto municipal en 1863) es el edificio levantado en los números 8 y 9. Desde el principio se le conoció como Casa Resines, en honor a su propietario, Francisco Resines. De inspiración renacentista florentina, combina con los elementos constructivos de la Escuela de Chicago, con el hierro como gran elemento estructural. La decoración incluye cariátides y atlantes, y largas columnas en el cuerpo central.
Cinco años después, en 1906, se levantó el tercer gran edificio emblemático de la calle, la Casa del Príncipe. Es obra del arquitecto palentino Jerónimo Arroyo, quien estudió en la Escuela de Barcelona. Allí, se empapó de las líneas que marcaba la nueva arquitectura catalana y esa influencia puede verse en este edificio, de los pocos de la ciudad con claros aires modernistas (inspirados en la obra de Domènech o Gaudí).
Puede apreciarse en los arcos rebajados de la planta interior, en la concepción decorativa del bloque o en su estructura ornamental, con motivos vegetales, como las orlas de los balcones. Destaca el torreón que se levanta en el cruce con la calle Colmenares, de forma cilíndrica y que se eleva a partir de unos elementos de forja bajo el balcón principal.
El resto de la calle presenta diversas tipologías de viviendas. Entre los números 3 y 5 son edificios modernos y en el tramo más cercano a Colón se suceden los bloques de viviendas de ladrillo, con balcones y miradores.
Un paseo por la calle permite descubrir algunos detalles interesantes. Merece la pena fijarse en las grandes puertas de madera que lucen varios de sus edificios. Algunas de ellas están bellamente talladas, como la del portal número 2 (calle Mantilla) y, especialmente, las de los números, 14, 15 y 16. Esta última presenta los rostros de cuatro figuras femeninas que expresan diversas sensaciones (desde la sorpresa a la alegría).
En este bloque de ladrillo (con un añadido superior en el portal del 14) sorprenden también unas figuras animales que asoman en la parte inferior de los balcones y los miradores de la primera planta.
El número 12 luce un placa en la que se recuerda que allí nació, el 17 de octubre de 1920 el escritor Miguel Delibes. «Soy como un árbol que crece donde lo plantan», dice la inscripción de un bajorrelieve en bronce, obra de Belén González, que se colocó hace diez años, el 12 de marzo de 2013.
En la fachada del edificio más cercano a la plaza de Colón puede verse una letrero azulejado que dice 'Prohibida la mendicidad'. Valladolid recibió el 31 de marzo de 1922 los rótulos para las calles de nueva denominación y además, otros (en azulejos de estilo renacimiento) con este mensaje y otro que decía 'Prohibida la blasfemia'.
Y una curiosidad más sobre esta calle: el piso más caro que hoy se puede comprar en Valladolid está aquí. Es un tercero con ascensor, 272 metros cuadrados y cinco dormitorios. Piden por él 1,3 millones de euros.
Esta sucesión de fotografías históricas de la Acera de Recoletos colocada sobre estas líneas abarca desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad y las imágenes que contienen han sido recopiladas del Archivo Municipal y la hemeroteca de El Norte de Castilla.
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