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J. Sanz
Valladolid
Martes, 8 de enero 2019, 10:56
La cercanía al casco urbano y a la vía férrea llevó a un grupo de vecinos a crear el Círculo Campestre a las puertas del actual barrio de El Pinar, en pleno pulmón verde de la capital, en los albores del siglo XX. Este ... enorme espacio de recreo, que ocupa dos hectáreas, permaneció en manos privadas hasta 2012, cuando la ausencia de socios llevó al Ayuntamiento a colaborar en su gestión a cambio de que la piscina y sus amplias instalaciones (edificio principal, jardines, juegos infantiles, frontón y cancha deportiva) se abrieran al público. Pero esta aventura apenas duró cuatro veranos y el más que centenario club de recreo cerró definitivamente sus puertas en 2015. Su suerte estaba echada a pesar del compromiso adquirido ese mismo año por el alcalde, Óscar Puente, de ceder el Círculo Campestre al movimiento scout como sede para sus más de tres mil socios y quinientos voluntarios. Y los propios 'exploradores' comenzaron entonces a elaborar un proyecto para devolver la vida a un espacio que, aunque un poco tarde, después de tres años de saqueo de las instalaciones, parece que puede cristalizar a lo largo del año que viene.
El proyecto, elaborado por los movimientos scout ASDE (Exploradores de Castilla y León) y MSC (Movimiento Scout Católico), prevé una primera fase de utilización parcial del antiguo Círculo Campestre, que será rebautizado como 'Espacio 3,14', para habilitar oficinas en la antigua casa del guarda y un espacio al aire libre para actividades. «La idea es convertirlo en un espacio para los scouts, pero solo inicialmente, ya que pretendemos crear un centro de ocio juvenil en la naturaleza abierto a toda la ciudad», anticipa Henar Sayalero, que coordinará, junto con Eva Calle, un proyecto que gestionará la Fundación Splora, en la que se unirán las dos asociaciones scout para aportar sus propios fondos a las subvenciones y ayudas municipales. «En una segunda fase queremos convertir el edificio principal en un albergue y culminar la rehabilitación del espacio con las piscinas (el vaso aún está en un relativo buen estado)», añade la responsable del plan.
El Ayuntamiento, a través de la Concejalía de Juventud, ha reservado ya una partida de 300.000 euros destinada a «limpiar y recuperar la parcela y, en principio, rehabilitar la antigua casa del guarda (hoy completamente desguazada) para que pueda ser utilizada por los scouts», explica el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, quien aclara que «la inversión está ya aprobada con el objetivo de dar uso cuanto antes a esta parcela y frenar así su lamentable proceso de deterioro».
Los esfuerzos municipales para intentar proteger las instalaciones han resultado baldíos y ladrones, grafiteros y gamberros han desvalijado y destrozado en los últimos tres años el interior de las tres edificaciones (edificio noble, casa del guarda y almacén) de esta amplia parcela de dos hectáreas, que linda con las de la antigua Hípica Militar, reconvertida ahora en sede permanente de Pingüinos. Los autores del expolio no solo se llevaron muebles, cableado, grifería e, incluso, platos de ducha y mobiliario de cocina, sino que también han serrado y sustraído buena parte de la valla perimetral y la maquinaría de la piscina.
El Círculo Campestre se encuentra en «un sitio único e inmejorable por el cual muestran su predilección las clases populares», rezaba la crónica de El Norte sobre la inauguración de este club de recreo, que abrió sus puertas el 9 de junio de 1907 (dos años antes se constituyó la sociedad) con la presencia del entonces alcalde, Eduardo Romero, y de decenas de vallisoletanos que acudieron a pasar «un día agradabilísimo» en pleno Pinar de Antequera gracias a la apertura de un apeadero a las puertas de las instalaciones. Se habilitó, incluso, «un tren especial» para llevar a los vallisoletanos a conocer los encantos de aquella sociedad levantada a los pies de la vía férrea y de la actual carretera de las Arcas Reales cuando el pinar aún carecía de «vías de comunicación adecuadas» para convertirlo en un «parque natural hermosísimo que muchas ciudades nos envidiarán».
Aquella aventura, a la que su primer presidente, José Reinoso, auguró un «brillante porvenir», se prolongó hasta 2015, cuando el Círculo Campestre cerró definitivamente sus puertas y sus instalaciones fueron saqueadas y destrozadas en los meses siguientes.
El Consistorio llegó a sellar con barrotes el edificio noble, y el único con un cierto valor histórico (fue construido entre los años 1905 y 1907), pero sirvió de poco. A su interior aún hoy se puede acceder por los huecos de los ventanucos (los marcos ya no están) y presenta un aspecto más que lamentable con sus paredes embadurnadas de pintadas y restos de cristales, cascotes y mobiliario formando una tupida alfombra en sus tres plantas (la baja acogía una discoteca y el comedor; la de calle albergaba el bar y un salón, y la superior acogía salas de juegos y televisión).
«La verdad es que está en un estado lamentable a pesar de los esfuerzos policiales de vigilancia y de cerrar los accesos, pero su situación y su mantenimiento suponían un coste desorbitado que vamos a intentar paliar a través de este acuerdo de colaboración con los scouts», reconoce el concejal de Urbanismo antes de incidir en que «lo fundamental es adecentar la parcela y que haya gente utilizándola cuanto antes».
El Círculo Campestre comenzó su imparable proceso hacia su desaparición a finales de los años noventa, cuando aún rondaba el medio millar de socios. Ya en 2012, cuando el Ayuntamiento acudió al rescate a cambio de transformar sus instalaciones en públicas (con una subvención anual de 20.000 euros), tan solo contaba con 65, según reconocía entonces su último presidente, Eugenio Herrera. Así que el club de recreo, situado al borde de la carretera de las Arcas Reales y de la vía férrea (justo antes de entrar al barrio de El Pinar de Antequera), vivió una segunda y efímera juventud cuando sus instalaciones aún contaban con todo tipo de juegos infantiles al aire libre y una enorme piscina en torno al edificio noble.
Pero el convenio fracasó y el Círculo Campestre acabó cerrando sus puertas para siempre en el verano de 2015. Todavía aguantó unos meses sin recibir la visita de los ladrones, pero la veda se abrió y de allí voló cuanto había de valor. El futuro 'Espacio 3,14', pese a todo, aún conserva su encanto, y algunos columpios en buen estado, en un paraje entre pinos que los scouts quieren «recuperar para toda la ciudad».
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