«La saturación ahora es alta y no va a tardar en complicarse todo»

A primera hora de la mañana, sobre las 7:45 horas, José Miguel Olmedo ocupa su puesto de trabajo. Toda protección es poca para hacer frente a las interminables colas que se forman en la puerta del centro de salud Casa del Barco, donde se juntan pacientes de Gamazo y de Plaza del Ejército además de los propios. Él es el encargado de que no se apelotonen y de ir indicando a cada uno adónde tienen que dirigirse, siempre recordando las normas y medidas que deben de seguir.

«Cuando llueve es peor porque todos se quieren proteger en la zona techada y es un caos», explica Olmedo. Y es que, el verano está dando sus últimos coletazos en Valladolid «pero cuando llegue el frío, los pacientes tendrán que esperar fuera, no podemos hacer otra cosa».

Aunque la mayoría entiende la situación, «siempre hay alguno que se queja o quiere colarse», pero la labor que hace el personal de los centros de salud se centra en evitar estas situaciones. «Los pacientes llegan con un ahora fijada y, en muchas ocasiones, hay retrasos en la lista, lo que hace que tengan que esperar». Esto, sumado al hecho de tener que estar en la calle, complica la situación y «amarga el humor de muchos».

A parte del personal habitual del centro, dos enfermeras se encargan de realizar las pruebas PCR cada jornada y las trabajadoras de administración situadas en la ventanilla refuerzan el trabajo de este celador, pero su labor resulta fundamental para evitar, día a día, que el Centro de Salud Casa del Barco se convierta en un cúmulo de pacientes que esperan a ser atendidos.