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El escritor Santiago Posteguillo (Valencia, 1967), autor de la 'Trilogía de Trajano' y de 'Yo, Julia', novela con la que obtuvo el Premio Planeta en 2018, es el guionista y presentador de 'El corazón del Imperio', serie documental de seis capítulos (de 50 minutos de ... duración) que Movistar+ estrenará el próximo año en el canal #0 y que estos días se rueda en el Museo de las Villas Romanas de Almenara-Puras.
–¿Por quién late 'El corazón del imperio'?
–Por esas mujeres de la antigua Roma que siempre estuvieron allí, pero de las que nunca se había hablado lo suficiente o en su justa medida. La transición de la República al Imperio Romano parece que es la gran historia de Julio César y de su sobrino, hijo por adopción, Octavio, luego el emperador Augusto. Pero es que también es la historia de tres mujeres: Cleopatra, Fulvia, Livia.
–La Historia se fijó más en ellos.
–Pero no usemos palabras abstractas, detrás de las que se esconden los auténticos culpables.
–¿Quiénes son?
–El devenir histórico no oculta a nadie. Los que ocultan son los historiadores, las personas concretas que, de forma selectiva –consciente o inconscientemente– no han contado la historia de la humanidad, sino la historia de los hombres. Es verdad que la República o el Imperio Romano eran sociedades sustantivamente patriarcales, sexistas y machistas donde la mayoría de las posiciones de poder estaban ocupadas por hombres. Pero también es verdad que hubo gladiadoras, que el fuego más sagrado de Roma (el de Vesta) estaba vigilado por mujeres (las vestales) y que, si bien el senado estaba compuesto por hombres, hubo una senadora en la historia de Roma. Formalmente, los emperadores eran los que mandaban en el Imperio, pero sus esposas influían notablemente en las decisiones. Es inadmisible que esas mujeres estén silenciadas.
–¿Por ejemplo...?
–Cleopatra. En este caso no es que recuperemos un personaje injustamente olvidado, porque es muy conocida. Pero ha llegado a nosotros como una mujer seductora, hechizadora, que se acostaba con muchos hombres. Sin entrar en la cuestión moral, no hablo de que esté mejor o peor acostarse con más o menos gente, lo que digo es que se distorsiona la realidad. Y la distorsionó Augusto porque para él, Cleopatra era un problema.
–¿Un problema?
–Cleopatra, entre otras cosas, tenía un hijo con Julio César. Y él tenía que destrozar a una Cleopatra que podía reclamar parte de ese Imperio que estaba surgiendo. Entonces, inicia una política de desautorizarla, de desacreditarla con una imagen de mujer embaucadora de hombres. Que sepamos, Cleopatra tuvo relaciones íntimas con dos personas: Julio César y Marco Antonio. Punto. Y tuvo cuatro hijos, uno con Julio César y tres con Marco Antonio. Esa esa la verdad. Todo lo demás son tergiversaciones. En mujeres que sí que han llegado a pasar a la Historia, se ha trastocado su imagen por intereses políticos de hombres.
–Ypor otro lado...
–Está el tipo de personajes femeninos que sí que están olvidados, aunque fueron importantísimos. Me acuerdo mucho de Fulvia. Y dirás, ¿quién es Fulvia?
–¿Quién es Fulvia?
–La defino con tres pinceladas.
–Venga.
–Una. ¿Tú crees que hubo alguna mujer que comandó legiones en el campo de batalla?La gente puede decir: no. Pues sí, Fulvia.
–Dos.
–Cicerón es muy famoso, ¿no?
–Lo es.
–Cicerón fue derrotado tres veces por Fulvia. Públicamente. Ahí es nada. Y, sin embargo, Cicerón es el conocido y Fulvia está olvidada. Y tercero: Marco Antonio, el brazo derecho de Julio César. Marco Antonio, que luego tendrá su relación con Cleopatra. Pues Marco Antonio tenía una esposa.
–Fulvia.
–Fíjate si Fulvia es importante. Es una historia que normalmente no ha sido contada... y que contaremos en 'El corazón del imperio'.
–Son historias rescatadas.
–Lo que intentamos no es cambiar el relato histórico, porque lo que se ha contado de Julio César o de Augusto, más o menos puede ser lo que pasó. Si queremos contar la Historia completa, hay que contar la historia de las mujeres. Hay que mostrar lo que le pasó a Livia, la esposa de Augusto; a Calpurnia, la esposa de César; a Cleopatra o Servilia, las amantes de César. 'El corazón del imperio' no solo late por todas estas mujeres, sino también por las mujeres de hoy en día.
–¿Cómo?
–Una forma de construir igualdad hoy es mostrar que no solo hay mujeres en posiciones de relevancia desde el siglo XX o XXI, gracias a la lucha por la igualdad, sino que también hubo mujeres que, pese a estar en sociedades patriarcales, consiguieron destacar muchísimo en la Historia.
–¿Cómo ha sido la investigación?
–Siempre es más complicado. Los historiadores sí que se han llegado a fijarse en estas mujeres, porque algunas han sido de tal relevancia que no pueden solslayarlas o evitarlas. Lo que pasa es que el historiador o el narrador moderno que quiera contar la historia de estas mujeres, ya sea en novela o en serie de televisión, no vas a encontrar nunca un capítulo que se titule 'Livia' o 'Fulvia', ni siquiera 'Cleopatra' en las fuentes clásicas. Tendrá que buscar los capítulos con los nombres de los hombres con los que estas mujeres se relacionaron y allí encontrarán referencias a ellas. Recopilando todas esas referencias es como podremos reconstruir lo que se nos cuenta de ellas.
–¿Qué responsabilidad tiene una novela, una serie de televisión para divulgar la Historia?
–Las novelas históricas, y aún más las series de televisión, llegan a muchísima más gente que un tratado de Historia académico. Tenemos la responsabilidad de mantener un rigor histórico, de no narrar hechos que no sean históricos. Y tenemos que mostrar imágenes que estén muy bien recreadas. Todo el equipo de arte, de vestuario hace una labor brutal para que los escenarios en los que vamos a encontrar a los personajes, a estas mujeres, sean lo más veraces posibles. La gente está acostumbrada a que Khaleesi hable en dothraki, en 'Juego de tronos'. Se subtitula y no pasa nada. Y en 'El señor de los anillos' hablaban en élfico y en la lengua de Mordor. Nuestros personajes van a hablar en su idioma. Estamos rodando en latín.
–Parte importante es en la villa romana de Almenara-Puras.
–Para los exteriores urbanos, donde requeríamos una reconstrucción de la Roma antigua amplia, hemos ido a unos estudios en Bulgaria. Pero luego necesitábamos interiores. Y también queríamos poner en valor la riqueza arqueológica de los restos de la Antigua Roma que tenemos en España. Seleccionamos el Museo de las Villas Romanas porque reunía muchas de las características que queríamos. Se ha respetado todo el yacimiento arqueológico, y el centro de interpretación se ha reconstruido con el máximo de veracidad histórica. Todo esto se quedará en el museo para que la gente pueda pasear por una 'domus' que ha sido reconstruida en realismo y veracidad histórica.
–¿Cómo nació su pasión por la Antigua Roma?
–Hay dos momentos, el romántico y el frío, el de elección.
–El romántico...
–Allá cuando tenía seis años, hice un viaje con mis padres a Roma y, yo qué se, a mí con seis años el Coliseo me flipó bastante. Y a lo mejor de ahí me quedó algo, pero evidentemente no pensé yo ahí que me iba a dedicar a estas cosas después. Pero, en retrospectiva, sí que piensas, pues me viene por ahí. Pero hay un momento en el que yo estuve escribiendo distintos tipos de novela, de distintos géneros, y no terminaba de encontrar mi espacio. Y fue cuando escribí 'Africanus', aunando mis dos pasiones, la de narrar y la de la historia de Roma (que explica muy bien nuestro pasado y nuestro presente), al aunar esas dos pasiones es cuando encontré una fórmula narrativa en la que me encuentro cómodo y con la que parece que conecto con bastante gente.
–¿Este proyecto podría haber sido en novela, ensayo...?
–Podría haber sido de otras formas. De cada uno de los personajes femeninos se podían hacer novelas. De hecho se han hecho. De la pasión de Cleopatra con Marco Antonio está 'No digas que fue un sueño', de Terenci Moix. Son personajes absolutamente novelables. O cinematográficos. No nos vamos a olvidar nunca de Liz Taylor, de Cleopatra. Pero un documental es un formato que nos permite aunar ese rigor histórico, esa parte didáctica que no está nada mal que la tenga la televisión. Yo agradezco mucho a Movistar que haya decidido hacer esta apuesta por un formato claramente didáctico. A veces echo de menos en la televisión actual un poco más de contenidos que, a la par que sean muy entretenidos, puedan culturizar, aportar conocimientos sin que la gente tenga la sensación de que le estás dando una clase. Ahí Movistar ha hecho una gran apuesta. El formato es de documental con ficción. Yo soy el presentador de la serie, hay comentarios de muchas historiadoras, pero enseguida el director, Israel del Santo, saltará de mi presencia o de la de una historiadora a que aparezcan actores o actrices recreando este mundo. Y ahí es como si estuviéramos en una película. Es un formato mucho más dinámico de lo que uno podría pensar y del que se puede aprender mucho sin perder el foco sobre el entretenimiento.
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