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Tras el portón de madera en la fachada de la calle Santo Domingo de Guzmán hay seis siglos de historia que ahora dan a luz infinidad de ideas para reconvertir el antiguo convento dominico de Santa Catalina en un espacio que aglutine diversos usos en el epicentro de la ciudad de Valladolid. Hay diez mil metros cuadrados de oportunidades para que el Ayuntamiento construya un ambicioso proyecto por el que ya ha desembolsado casi seis millones de euros en la adquisición del cenobio. Pero hay también mucho trabajo por delante, con una intervención «gigantesca» que tendrá un largo camino por recorrer y que precisará de «mucho esfuerzo económico». Porque esta hectárea, delimitada por las calles San Quirce, Santo Domingo de Guzmán, Expósitos y San Agustín, pretende resucitar el centro de la ciudad con nuevas dotaciones a través de usos culturales, deportivos, sociales o, incluso, según deslizó el alcalde, Óscar Puente, hotelero. Ninguno está aún decidido. Pero todos, «probablemente», podrían ir juntos.
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A primera hora de la mañana de ayer, Puente, acompañado de gran parte de su equipo de Gobierno, recorrió los más de 6.000 metros cuadrados de antiguas construcciones de este convento, recién adquirido por el Ayuntamiento «en un ejercicio de responsabilidad para no dejarlo abandonado y para no perder la oportunidad de disponer del que puede que sea el último edificio de estas características en el centro». Un proyecto que definió como «bonito, atractivo y útil para suplir carencias del centro de la ciudad» y, por tanto, donde tienen cabida «usos culturales, de carácter hotelero, deportivo, social o, probablemente todos juntos» –con el PP en el gobierno se llegó a plantear que se adquiriera como sede de un parador nacional–. Aunque incidió en que aún no hay nada definido, a excepción de la ya anunciada posibilidad de que la Fundación Miguel Delibes ocupe la zona de la entrada del antiguo convento. «Todas las posibilidades están abiertas, ahora lo importante es hacerlo bien porque es la última oportunidad de recuperar un inmueble así en el centro de la ciudad», incidió, aunque sea cual sea el proyecto «deberá garantizar la sostenibilidad».
Esta semana, según admitió, durante su participación en un congreso internacional en Bilbao se fijó en la Alhóndiga (Centro Azkuna), un espacio que fusiona cultura con ocio mediante instalaciones deportivas (piscinas, entre otras), mediateca y salas para exposiciones. «Y algunas ideas de ese inmueble pueden ser trasladadas aquí, porque nos gusta la mezcla de uso. En ese reto está parte del futuro del centro de la ciudad», deslizó.
A la iglesia y sillería contigua, capillas, refectorio, cocina y celdas de clausura, en parte estructurados en torno a un claustro bien conservado, se mantienen numerosos edificios vinculados a los más de 3.000 metros de huerta y estancias para el antiguo ganado. Guió en la visita el cronista de la ciudad, José Delfín Val, quien elogió la «magnífica estructura arquitectónica» que tuvo este convento, donde Juan de Juni dejó escrito que fuera enterrado y llegaron a vivir «ciento y pico monjas procedentes de familias adineradas, porque era un privilegio tener una hija monja de rezo y velo en Santa Catalina».
El deterioro es palpable en algunas de las estancias frente a la buena conservación de otras zonas, como la iglesia. La huerta y resto de patio sin construir se encuentra en un estado de abandono que requeriría casi de forma inmediata «la limpieza por parte de Parques y Jardines, porque hay muchísima maleza», precisó el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia. Es este solar, antigua huerta, el que está considerado como espacio libre y admitiría nuevas construcciones. Mientras que el resto del inmueble está declarado BIC y limitaría el margen de maniobra para las modificaciones. Lo más inmediato, según avanzó Saravia, será realizar el inventario de bienes, documentar de forma exhaustiva el levantamiento del convento y apuntalar parte de las celdas de las monjas «porque no ofrecen toda la seguridad que requiere».
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¿Y a partir de ahí? Trabajar en un proyecto sólido para toda la ciudad. Que a tenor de la magnitud del complejo monástico y de su estado de conservación se atisba ya «la necesidad» de la colaboración de otras administraciones y de inversiones privadas. «Tiene un tremendo valor patrimonial y mucho encanto, una joya que es muy desconocida y que ahora queremos que pueda disfrutar la ciudad».
No dará tiempo a que antes de la cita electoral se vea ya el resultado del proyecto que surja para este cenobio. Aunque el alcalde es consciente, dijo, de que habrá «quien haga propuestas electorales para esta parcela, algo legítimo».
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Ayer mismo la portavoz de Ciudadanos, Pilar Vicente, criticó que el Ayuntamiento se gaste seis millones de euros en un convento que «no saben para qué lo van a utilizar» y consideró que en la ciudad hay necesidades «mucho más acuciantes».
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