El Estado de Alarma y la situación sanitaria desbordante en la primera fase de la pandemia llevó a la derivación de pacientes desde el sistema público al privado en toda España. En algunas comunidades incluso de enfermos con covid. En Castilla y León la opción ... fue la de derivar cirugías urgentes o no demorables como las de procesos oncológicos, además de algunos servicios completos como el de la Unidad de Psiquiatría o el aumento de pacientes sobre los conciertos habituales de determinadas pruebas o tratamientos. Sacyl estableció que los hospitales privados se mantuvieran 'limpios', sin covid, y toda la actividad relacionada con enfermos de coronavirus se concentrara en los públicos y así les derivó, sobre todo, cientos de intervenciones quirúrgicas en toda la región. En Valladolid fueron 299, la mayoría (216) las atendió el Campo Grande Grupo Recoletas y el resto (83), el Sanatorio Sagrado Corazón.
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Junto a esta actividad organizada para resolver problemas graves de salud de pacientes de Sacyl, la asistencia habitual de la privada se congeló, con la excepción de sus propias urgencias. La actividad de estas empresas privadas cayó así al 20% durante dos meses.
Ahora, más de cuatro meses después desde que la Consejería de Sanidad 'liberara' a los centros privados y dejara de enviarles pacientes al recuperar la pública la actividad normal, la Junta todavía no solo no ha pagado a los hospitales privados sino que ni conocen con qué criterios se va a hacer ni cuando.
Desde Sacyl confirman este extremo: «Aún no se ha procedido al pago de compensación de las clínicas privadas. El asunto está en estudio por parte de la Asesoría Jurídica y se abordará a través del correspondiente procedimiento administrativo de responsabilidad patrimonial», explican fuentes de Sanidad.
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No obstante, Sacyl no descarta volver a recurrir a esta colaboración de la misma manera o de forma parcial; aunque considera esta una medida extrema.
Tanto desde el Sagrado Corazón como desde el Grupo Recoletas, con Campo Grande y Felipe II, en Valladolid indican que no han tenido ningún tipo de noticia al respecto, ni siquiera verbal. Ambos también han recuperado, dentro de las limitaciones de los aforos, unos niveles «aceptables» de normalidad de actividad. Destaca la gerente del Grupo Recoletas en Valladolid, Belén Gallegos, que «la colaboración con el Clínico y el Río Hortega ha funcionado bien, ha habido un buen protocolo de actuación y entendimiento; pero esta es una empresa que tiene más de 1.100 trabajadores de empleo directo en Castilla y León, con una inversión por encima de los 90 millones de euros a nivel de grupo. Nuestra vocación, interés y sentido es el de atender a la sociedad, ser una parte útil y colaborar; pero muchas familias viven de su trabajo aquí, muchos pacientes son atendidos en la privada y hemos mantenido toda una infraestructura, plantilla porque parte del personal era nuestro, atención de cirugías complejas –buena parte oncológica– e, incluso, la realización de PCR o ambulancias propias para trasladar a quien diera positivo ha sido pagado por la empresa desde el 20 de marzo hasta el 11 de mayo sin poder hacer actividad propia. Todos los gastos, no solo no cobrar la actividad sino no cubrir lo generado», destaca esta responsable de la privada. Es decir, están las intervenciones médicas y quirúrgicas en si, los gastos y el lucro cesante.
En cuanto a la deuda generada ninguna de las partes pone una cifra sobre la mesa.
Un total de 124 hospitales privados españoles han atendido, según un informe elaborado para ASPE, la patronal del sector, a 19.289 pacientes y calcula que esto supone 246 millones; pero son casos de enfermos o sospechosos de covid, el 20%. Pero esta no ha sido la situación de la comunidad.
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El sector sanitario privado dispone en Castilla y León de 21 hospitales, el 58% del total de la comunidad, que suman 2.222 camas, el 24% del total. En total han realizado entre el Grupo Recoletas y el Sagrado Corazón 299 cirugías con especialistas de Sacyl y otro personal y medios técnicos de cada centro. El Río Hortega derivó 214 pacientes. De ellos, 160 al Campo Grande y 54 al Sagrado Corazón. El Clínico 44 y 29, respectivamente y el de Segovia envió otros 12 al de Recoletas de Valladolid. El mayor volumen fue de Traumatología, con 82 intervenciones y Urología, con 78 pacientes; seguidos de Ginecología, con 48 mujeres; Cirugía general, con 41; Cirugía Plástica, con otras 31 operaciones; Otorrinolaringología suma otras once, Maxilofacial, siete y solamente una de Neurocirugía.
Además, el Hospital Benito Menni acogió a toda la Unidad de Psiquiatría del Clínico con 14 camas destinadas a sus pacientes que llegaron a tener una ocupación máxima de trece enfermos. El traslado fue del personal también. Asimismo acogió a una treintena de ingresos del Río Hortega de Medicina Interna y de Neumología de pacientes sin Covid.
Ahora estos grandes centros así como las clínicas y consultas privadas han recuperado buena parte de la actividad propia.
«Creo que sería razonable no prolongar esta situación más. Han sido dos meses de parón, a su disposición, lo entendimos, incluso lo ofrecimos antes de que saliera el decreto y la coordinación fue muy buena pero han pasado ya meses y no sabemos nada», destaca Gallegos.
La responsable de Campo Grande en Valladolid destaca que «trabajamos, y así lo hemos hecho, con todas las garantías, con un protocolo que ha funcionado, nos hemos blindado. Sí hemos detectado casos positivos, sobre todo en Urgencias, de covid porque además no se ingresa a nadie sin su prueba. Tuvimos siete ambulancias cuyos gastos los asumimos nosotros y hacemos pruebas a nuestro personal con ni un solo contagio dentro del hospital», destaca.
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Asimismo, esta responsable asistencial quiere insistir en que «siempre hay un gran reconocimiento a los trabajadores de la sanidad pública, también por nuestra parte;pero no quiero olvidar la gran labor de nuestros profesionales, de los del sector privado. Creo que se infravalora. Tenemos una tecnología y unas plantillas de altísimo nivel, muy cualificados porque no te puedes quedar atrás y prestamos un servicio a la comunidad, con cuatrocientos empleados en la ciudad y no hay el reconocimiento público que estos profesionales se merecen», lamenta Belén Gallegos.
Destaca asimismo que «el compromiso es alto, tenemos una altas medidas de prevención frente al virus. Limpieza y desinfección constante, control del tránsito, limpieza del aire con purificadores, torres de luz ultravioleta en los quirófanos para garantizar una desinfección absoluta. El esfuerzo es enorme para asegurar que es un espacio limpio de covid. Limitamos también los acompañantes aunque tenemos la ventaja de habitaciones individuales y hemos contratado mucha más limpieza para esta etapa».
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