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San Pablo recupera su esplendor con la restauración del ábside con nuevas vidrierasLa admiración de la fachada de San Pablo bien merece horas de detenimiento, pero desde ahora también la zona del ábside y crucero norte por el exterior así como el descubrimiento de la entrada de luz natural gracias a la sustitución de ocho nuevas vidrieras ... que permiten contemplar el crucero interior de una manera más atractiva. El templo dominico continúa recuperando su esplendor con una intervención que se ha prolongado durante prácticamente un año con unos laboriosos trabajos centrados en restablecer las condiciones de estanquidad de los paramentos del ábside además de los muros y cubiertas del crucero norte y del camarín. Se trata de una tarea de restauración con la que se invita a vallisoletanos y a turistas a ver esta iglesia con numerosas vicisitudes históricas en su construcción pero que realmente tiene origen en el siglo XIII.
La limpieza de la piedra así como la rehabilitación de paramentos exteriores y, en especial, el tratamiento de distintos elementos de piedra desde los propios sillares, pináculos y gárgolas junto con la restauración de la cubierta para evitar filtraciones y entradas de agua han sido los trabajos principales ejecutados en esta restauración además del cambio del cuerpo superior de las vidrieras lo que ha conllevado una inversión cercana al medio millón de euros.
Se trata de una consignación de la Junta de Castilla y León adscrita al programa Next Generation de la Unión Europea que completa la suma total de 4,7 millones de euros que la administración autonómica ha invertido en los últimos tres lustros. «San Pablo es el edificio de mayor referencia e identidad de Valladolid, de Castilla y León e incluso a nivel nacional y mundial» ha determinado el director general de Patrimonio Cultural, Juan Carlos Prieto, quien ha presentado este martes, junto al prior dominico del Convento de San Pablo, Carmelo Preciado, las labores desarrolladas en los últimos meses defendiendo de este modo el patrimonio monumental de la región como el gran baluarte cultural y turístico pero también religioso y económico.
El arquitecto de la obra, Eduardo González Fraile, se refirió también en esta línea en que la Iglesia de San Pablo de Valladolid está sirviendo de estudio para profesionales de carácter internacional dadas las problemáticas detectadas y las soluciones empleadas en su rehabilitación respetando al máximo el origen pero implementando materiales que mejoren y sellen su situación actual para frenar el deterioro hasta el punto de que en los últimos tiempos el agua entraba por la zona del ábside prácticamente a chorro en momentos de grandes tormentas. En definitiva, aclaró este profesional del patrimonio local, provincial y regional con la vista puesta en trabajos en templos franceses, «hemos realizado una restauración sobre materiales de varios siglos atrás pero con las garantías que nos permiten las técnicas y elementos de la actualidad».
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Jesús Anta
Las vidrieras son lo más llamativo y atractivo de estos trabajos, con muchos meses de estudio, donde las ventanas de conocidas como del alba son más blancas que las del mediodía y las del ocaso. Y es que esta presentación coincide prácticamente con el solsticio de verano y, por tanto, cuando más luz reciben y más luminosidad aporta el día al interior del templo. Esto quiere decir que mirando de frente las vidrieras desde el interior, de derecha a izquierda el vidrio tiene más transparencia con el objetivo de que siempre entre la misma intensidad de luz y por tanto sea la iluminación interior natural sea constante y tampoco dañe la zona del presbiterio.
En concreto, las vidrieras de pavés instaladas en 1961 se han sustituido por unas nuevas vidrieras de vidrio catedral emplomado acorde con la iglesia gótica diseñadas y elaboradas por la factoría especializada de Salamanca. Cada ventana tiene unos 8 metros cuadrados -8 metros de alto por casi 1 de ancho- sobre las cuales se han colocado protecciones ventiladas mediante cámara en las nuevas vidrieras del ábside y protección de mallas desplegadas superpuestas en las vidrieras del crucero norte. Pero más allá de la entrada de luz también se ha tenido en cuenta el aspecto espiritual dado que las nuevas vidrieras buscan una imagen discreta y alusiva a la iglesia y a la orden religiosa, ya que la iconografía de la vidriera original no se conoce. Así, la simbología utilizada en el diseño de las nuevas vidrieras está inspirada en la Orden de Predicadores de los Padres Dominicos: la cruz de la orden, el can con la antorcha en la boca que ilumina las acciones del propio Santo Domingo y la estrella que representa el guía y faro entre todos los planetas.
«La intervención ha sido muy delicada, de muchas horas y atendiendo a muchos parámetros además de respetando el propio ábside centenario» han explicado los técnicos al explicar también que han sido unos trabajos completos donde para toda la intervención se ha tenido en cuenta las vidrieras y su impacto sobre las propias ventanas y ábside y viceversa: «Todos los elementos, los vidrios, algunos fragmentos de piedras y paramentos que se han quitado han pasado por el laboratorio para hacer un seguimiento total en lo que seguro va a servir para continuar con la restauración de San Pablo pero también son líneas de actuación que a buen seguro aportarán información para otros templos del Europa», indicó Eduardo González para confirmar que «se ha trabajado bien y con un resultado muy bueno». «El análisis de estas vidrieras ha sido casi como una labor arqueológica donde hemos ido recogiendo información», ultimó el arquitecto.
Crucero norte y ábside
La restauración ha conllevado también a la limpieza y restauración de los paramentos exteriores del ábside, del crucero norte y del cerramiento sur del propio ábside, con la reconstitución de las aristas y volúmenes perdidos de cornisas y bota‐aguas. Se ha realizado el desbroce, limpieza y colocación de las piedras de coronación de los contrafuertes de ladrillo que se encontraban desplazadas por la vegetación y provisionalmente sujetas con una malla por peligro de desprendimiento, y también se ha ejecutado una cubrición con plomo para evitar la entrada de agua en los mismos.
Se ha recuperado el volumen original del exterior del ábside demoliendo un elemento ajeno, como era un cobertizo, así como la percepción de los volúmenes de las molduras y columnillas de los huecos de las vidrieras y de su color de pátina original, como manifestó el responsable autonómico.
Para la recuperación de la lectura del conjunto interior cabe reseñar que se ha instalado una iluminación LED indirecta en los huecos cegados de la parte baja del ábside donde se encuentran las policromías de origen medieval.
Próximas intervenciones
La puesta en valor de estos elementos significa también acelerar nuevos trabajos para la puesta en valor de la iglesia vallisoletana de San Pablo, como indicó González Fraile a este periódico, con nuevos trabajos sobre el interior, el mantenimiento y actualización del sistema para ahuyentar palomas que tanto perjudican la piedra de estos monumentos y también completar la restauración y limpieza del ábside por el interior «para recuperar el esplendor y el auge del espacio del presbiterio como la gran zona de predicación de los dominicos en este templo».
Intervenciones desde 2009
La iglesia de San Pablo es donde se ubicaba el convento de la Orden y el Colegio Mayor San Gregorio permaneciendo en la actualidad abierta para el culto de manera continua, acogiendo celebraciones y liturgias religiosas. Esta iglesia formaba parte de un conjunto monumental que se extendía por toda la Plaza del Palacio Real -hoy plaza de San Pablo- y el citado Colegio de San Gregorio, destacados en la vanguardia arquitectónica europea de los siglos XVI y XVII. Fray Alonso de Burgos reedificó, a finales del siglo XV, la mitad de la actual fachada, hasta por encima del actual óculo y, posteriormente, se realizó la construcción material del conjunto da bandas horizontales y calles verticales que remató el Duque de Lerma, junto con las torres, a comienzos del siglo XVII.
Y dado su importancia, referencia y emblema, como coincidieron en señalar fuentes administrativas, del estudio de arquitectos y los propios padres dominicos, en los últimos años, la Consejería de Cultura ha realizado sobre el edificio diversas actuaciones, como la restauración de la fachada principal, finalizada en 2010; la intervención sobre las cubiertas de las naves laterales y del brazo sur del crucero de la Iglesia de San Pablo, con la restauración de los paramentos exteriores del Relicario, en el año 2015; y en 2018, se realizó la restauración de una parte del ábside Norte con el descubrimiento de las pinturas sobre los antiguos huecos de las vidrieras en el paramento interior del ábside.
La evolución arquitectónica del monumento es compleja y no suficientemente documentada. El templo consta de una nave central con cinco capillas a cada lado, crucero, y cabecera con tres ábsides. El estilo herreriano, predominante en las pilastras, pilares y espacio interior de los cinco primeros tramos del templo, oculta el gótico de las primitivas fábricas de la zona del coro, que sólo se hace visible en algunas bóvedas de la nave y capillas. El crucero y los ábsides todavía mantienen el estilo inicial gótico, a pesar de la larga decadencia del edificio durante el siglo XIX, que culminó con el derrumbe de las bóvedas del crucero en el incendio del año 1968, reconstruidas con hormigón armado.
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