Valladolid

La ola de robos tiene en vilo al millar de negocios del polígono San Cristóbal

Todo eso lo escenifica el presidente de la Asociación de Empresas del Polígono de San Cristóbal de Valladolid, Antonio Rodríguez, que alza la voz en representación de las alrededor de mil compañías ubicadas en el enclave empresarial más grande de la capital vallisoletana. «En las últimas semanas hemos visto cómo los intentos de robos se han disparado en nuestros negocios. Han vuelto a resurgir y eso nos preocupa», apunta el responsable de la asociación, que ve una clara solución al problema.

Instalar videovigilancia en las 16 entradas y salidas que posee el polígono. Cámaras ubicadas en las principales vías para registrar las matrículas y que ejerzan un efecto disuasorio entre los amigos de lo ajeno. «Con esos sistemas somos conscientes de que los robos disminuirían en un elevado porcentaje. Sabemos que si un vehículo entra por la noche y no sale, pues ya tendríamos un posible indicio. Sabemos perfectamente que son pocos coches los que cruzan el polígono para ir de un punto a otro», recalca Antonio Rodríguez, propietario también de una estación de servicio en el enclave empresarial vallisoletano.

Sus 16 entradas y salidas son un punto vital para una rápida conexión logística para el transporte, lo que se traduce, en el aspecto más negativo, en una cómoda vía de escape para los delincuentes. «Es que estamos muy bien conectados para lo bueno y para lo malo», añade el representante de las empresas.

Esta ola de robos, intensificada en los últimos días, «ha existido siempre». Por lo que la intención de instalar videovigilancia acumula ya trece años infructuosos de historia. En el año 2008, los empresarios de San Cristóbal ya propusieron a las administraciones colocar cámaras de seguridad para controlar los accesos. Se aprobó con un presupuesto de 150.000 euros, pero la crisis económica desvaneció los intereses de la asociación.

La intención en estas fechas es apoyarse en ese proyecto para idear uno nuevo, adecuándose a las peculiaridades actuales con más negocios y más entradas que hace más de una década. «Trabajaríamos con la base de lo que ya tenemos. Hay que retomarlo, pedir ofertas y valorarlo tanto con el Ayuntamiento como con la Junta de Castilla y León. A partir de ahí, tenemos que ver qué posibilidades hay de instalarlo. Porque sabemos que esa es la solución, pues solo con el anuncio de esa instalación que no llegó en 2008 los robos disminuyeron hace más de una década», aclara Rodríguez.

Por ese motivo, desde la asociación ya han solicitado al Ayuntamiento de Valladolid y a la Consejería de Industria una reunión para volver a abordar la idea de 2008. «En su día lo teníamos todo hecho. Ahora queremos volver a hablar, porque el presupuesto para instalar las cámaras superaría con toda probabilidad los 250.000 euros. Hace trece años esa cuantía era de 150.000 euros. Es una cantidad que los empresarios no podemos hacer frente sin la ayuda de las administraciones», continúa el presidente.

A la espera de que ese proyecto termine de forjarse, durante la última década, los empresarios, de forma particular, han apostado por tomar sus propias medidas disuasorias. La principal ha sido la instalación de cámaras en sus dominios, acotando la videovigilancia a sus dependencias y sin abordar las calzadas y las vías públicas del polígono. «Son muchas las empresas que ya cuentan con esa tecnología. De hecho, muchas imágenes son requeridas por la Policía Nacional para iniciar la investigación», recalca el presidente de la asociación, que hace hincapié en la gran labor de los policías. «Estamos muy agradecidos con su trabajo. Siempre que hay una llamada por un posible robo, se presentan en cinco minutos», prosigue.

La cruzada personal por salvaguardar sus negocios de los delincuentes en estos años también ha llevado a los empresarios a presentar ideas como la vigilancia personalizada, puesta en marcha en algunas naves y sin contar con la colaboración de todos los socios. «Esto tiene un problema, que solo se controlan puntos concretos, pero al menos es disuasorio cada vez que se ve la presencia de un coche con iluminación en la parte delantera. Por ejemplo, yo la tengo contratada, pero evidentemente esa determinada empresa solo vigila mi gasolinera. Hubiera estado muy bien que todos los empresarios nos juntáramos para este proyecto, pues saldría a una pequeña cantidad y estaríamos más seguros», agrega el presidente de una asociación en la que trabajan 25.000 personas y que genera el 10% del PIB en la capital.

Unos robos que los empresarios del polígono San Cristóbal no terminan de entender al encontrarse en el interior de las naves poco dinero en efectivo. «Realmente, lo que generan es daño material. Somos empresas que no tenemos efectivo en el interior. Así que nunca van a robar grandes cantidades de dinero. Hasta los bares y los restaurantes hacen caja al terminar la jornada y guardan ese dinero lejos de sus negocios. Siempre que entren a robar se van a llevar escasas cantidades, como sucedió a principios del mes en el bar La Cepa (se llevaron los cajones de dos máquinas tragaperras)», concluye Antonio Rodríguez.