Los salarios vallisoletanos suben el doble que los precios

Al cierre de agosto, los 37 convenios colectivos firmados este año o en ejercicios anteriores pero con efectos en 2023 registran una subida salarial media del 3,03%. Afectan a 9.725 empresas que emplean a 51.733 trabajadores, que suponen algo menos de la tercera parte del total de afiliados al Régimen General de la Seguridad Social (182.000) en la provincia.

Existe una diferencia sustancial en el incremento de salarios acordado según el convenio sea de empresa o de alcance sectorial. Salen mejor parados los 46.574 empleados por cuenta ajena que se rigen por los 14 convenios vigentes de ámbito superior a la empresa, con un 3,10% de subida; frente al 2,38% que se registra en los 23 convenios en vigor de aplicación en 9.725 empresas particulares que cuentan con 51.733 empleados.

Con 22 convenios sectoriales provinciales que dan cobertura a cerca de 85.000 personas, Valladolid tiene en este momento a unos 40.000 asalariados pendientes de la renovación de sus acuerdos laborales. A ellos hay que sumar los convenios de empresas, que superan el centenar si bien los hay de aplicación en empresas con centros de trabajo en Valladolid y en otras provincias. Con unas 100.000 personas afectadas, la cobertura de los convenios vigentes superaría a algo más de la mitad.

El alza salarial medio que presenta Valladolid en los datos facilitados por el Ministerio de Trabajo, aun permitiendo a los beneficiarios recuperar algo del poder adquisitivo perdido en los últimos años, no llega al que se registra en Castilla y León (3,70%) ni en el conjunto de España (3,38%). En la comunidad solo Zamora tiene un incremento de sueldos menor (2,40%); mientras que a nivel nacional, la revalorización vallisoletana ocupa el puesto 17º por la cola desde el punto de vista provincial. Salamanca, con un aumento del 7,34%, encabeza la lista regional y la general.

Lo que sí supone, de momento, es la subida salarial más pronunciada que se registra en Valladolid en años. En concreto desde 2008, cuando aún al calor de la burbuja financiera e inmobiliaria que explotaría ese mismo año se registró un incremento medio del 3,9%. De él se pasaría al 0,5% pactado por empresas y trabajadores en 2013 y 2015. Después de éstos, en 2019 se llegó al 2%, pero la pandemia supuso un paso atrás, hasta el entorno del 1%. De nuevo en 2022 el balance anual fue del 2,03%.

La provincia sufrió la espiral inflacionista del año pasado con más intensidad que el conjunto del país, que acabó 2022 con una inflación media anual del 8,5%, frente al 9,3% registrado en Valladolid. En los últimos meses, por el contrario, se ha colocado entre los territorios donde la subida del IPC es más moderada, sobre todo por una mayor bajada de los precios asociados a la vivienda: agua, electricidad, gas y otros combustibles acumulan un descenso interanual del 16,9% en Valladolid, frente al 14,9% nacional.

Con la subida de sueldos pactada en convenio hasta agosto en el 3,03% y la tasa de inflación anual en el 1,3% (en julio), la ganancia de poder de compra de los asalariados vallisoletanos se sitúa pasado el ecuador del año en torno a un punto y medio.

En los últimos quince años (2008-2022) los empleados por cuenta ajena de la provincia han ganado capacidad de compra en siete, la han perdido en otros siete y se han quedado 'a cero' en el último (2018, cuando los salarios subieron el 1,67% y los precios, el 1,60%. El mayor agujero en los monederos se produjo el pasado ejercicio, con una merma en el poder adquisitivo del 7,3%. En sentido contrario, el año en que las remuneraciones salieron mejor paradas fue 2009, con el 3%: los salarios subieron el 2,5% fruto sobre todo de los incrementos pactados en años anteriores con vigencia en ese ejercicio; mientras que los precios tuvieron una bajada media anual del 0,5%.