Nieves Caballero
Valladolid
Lunes, 8 de junio 2020, 08:20
Juan Manuel Urrea y su mujer, Carmen Fernández, posan con sus hijos, Jesús y Alfonso delante de la fachada del Bar Suizo. Son la tercer y cuarta generación de una saga que lleva 90 años dedicándose a atender a una amplia clientela, sin ... cambios de manos ni de familia. La única barra que cumple esta premisa, junto al restaurante La Goya, que abrió sus puertas en 1902 y es el establecimiento hostelero más longevo de Valladolid. El Bar Suizo ni siquiera cerró sus puertas en la Guerra Civil, pero sí que se vio obligado a hacerlo el pasado 14 de marzo a consecuencia de la declaración del estado de alarma por la pandemia de coronavirus. De hecho, su aniversario tendría que haberse celebrado en el mes de mayo. Habrá que esperar.
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Jesús y Alfonso Urrea Fernández se preparan para una nueva carrera de fondo que arrancará, en su caso, en la segunda fase de la desescalada posconfinamiento con el objetivo de «cumplir 100 años y salir en los telediarios», esperan. Dentro huele a pintura. «Hemos aprovechado para dar un lavado de cara». Pero este establecimiento no perderá una identidad que comenzó a forjarse en 1930, cuando su bisabuelo Ezequiel Urrea, natural de la localidad salmantina de Béjar, inauguraba el primer Bar Suizo en la calle Santander. Una concurrida vía céntrica que en 1936, durante la Guerra Civil, mutó de nombre para llamarse Héroes del Alcazar y en mayo de 2014, Héroes de Alcántara.
El bejarano montó el negocio en plena crisis económica mundial, provocada por la castastrófica caída de la Bolsa de Nueva York, el conocido como Crack del 29, y vivió días de «pobreza y honradez», según explicaba a El Norte de Castilla su hijo Jesús Urrea Arroyo (Valladolid, 1915), el 18 de noviembre de 2005, con motivo del 75 aniversario. El abuelo Jesús, ya fallecido, recordaba entonces que comenzó a ayudar a su padre en el bar con 15 años en una época en la que se servía la taza de 'café económico' a 30 céntimos de peseta (hoy 1,40 euros), mientras el murmullo de las voces se mezclaba con el sonido de las bolas del billar y las fichas de dominó golpeando las mesas. En 1940, el negocio se trasladaba a la calle Santiago, esquina con Doctrinos, y, un año más tarde, a su actual ubicación.
Se trata de un lugar céntrico, amable y limpio, conocido por ofrecer una de las cañas mejor tiradas en Valladolid y famoso por las gambas a la gabardina que comenzó a elaborar Carmen Fernández en los años 80. Local de encuentros entre amigos, profesionales y tertulias, como la que mantiene José Luis Lera, cronista taurino del diario decano de la prensa española, durante décadas. «Un bar con alma», señala Juan Urrea, ya jubilado y que representa a la tercer generación de esta estirpe hostelera.
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