Sacyl ensaya una terapia para el dolor del covid persistente sin fármacos
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La unidad de fisioterapia y neurociencia investiga la aplicación de su experiencia con la fatiga crónica y la fibromialgia a estas secuelasQue no te duela vivir. Es la aspiración de quienes sufren un covid persistente. Un porcentaje importante de quienes han pasado por esta enfermedad, entre un 10% y un 20% –ni para esto hay consenso– sufren de forma crónica las secuelas del SARS-CoV-2. ... Algunos las arrastran desde hace más de dos años, los primeros contagiados, y buena parte ni siquiera llegaron a tener que ser ingresados en un hospital. Es más, muchos son pacientes que se infectaron y pasaron un covid muy moderado, incluso leve. Ahora su vida, tras demasiado tiempo para pensar ya en una recuperación progresiva posible –muchos alegan haber empeorado con el tiempo– es una existencia sin poder trabajar –y sin que se reconozca tal dolencia como una incapacidad– y sumida en el dolor y la fatiga, junto a problemas de lenguaje y memoria. Solo quieren una oportunidad. Una por fin para volver a una vida real.
Y parece que Valladolid va a ser la ciudad que, por fin, ofrezca algo más y lo haga de la mano de Sacyl en el ámbito de la Atención Primaria. La Unidad de Afrontamiento Activo del Dolor –que arrancó como proyecto piloto en 2019 y la pandemia paralizó– ya retomó en 2021 su actividad y trata un millar de pacientes al año, sobre todo de fibromialgia y dolor y fatiga crónicos.
Ahora, este centro, que basa sus terapias en neurociencia y fisioterapia, quiere trasladar su experiencia a los enfermos con covid persistente que comparten, con los habituales de este servicio, síntomas, aunque en principio no causas. Inicialmente, simplemente se les introdujo en los grupos tradicionales y los buenos resultados anunciaron la idoneidad de crear grupos específicos. Así que esta unidad, de la mano de su director Federico Montero y con Laura Barrero Santiago, también fisioterapeuta, para desarrollar la investigación (predoctoral de la UVA), ha puesto ya en marcha un ensayo clínico con 85 pacientes con covid persistente con el objetivo último «de si todo va bien y la evaluación es positiva, como esperamos, incorporarlo a la cartera de servicios. Y podría estar ya en ella antes de un año», señala Montero.
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En Valladolid, hay 195.410 personas que han dado positivo a covid desde que comenzara la pandemia y unos 20.000 han tenido secuelas a largo plazo, según los datos de Sacyl, en mayor o menor medida. También se escapan muchos porque no están registrados en el sistema o no identifican lo que tienen con un postcovid. Además, se han descrito más de doscientos síntomas relacionados con esta nueva enfermedad. Pero en común, cuando se hacen crónicos, «están el dolor y la fatiga», explican Montero y Barrero. Ambos investigadores trabajaron durante el año pasado un estudio para caracterizar estas secuelas y ambas coinciden en prácticamente todos los pacientes junto con los problemas cognitivos y de memoria.
Tras esta investigación previa, el equipo ha seleccionado a 85 pacientes para este pilotaje. La mayoría, el 80%, son mujeres, no porque se hayan elegido más sino porque esa misma es la proporción de los afectados .
Y son estos los que participan en el ensayo clínico que ya ha comenzado con las sesiones teóricas. La terapia tiene también atención práctica con fisioterapia y ejercicios de memoria y físicos.
Junto a la unidad de Sacyl, esta investigación la desarrolla la Universidad de Valladolid con el genetista Juan José Tellería Orriols y el Instituto de Biología y Genética Molecular (IBGM) con dos inmunólogos, Sara Cuesta y David Bernardo Ordiz. «Es un trabajo multidisciplinar que implica a distintas especialidades para poder valorar al paciente de forma integral analizando diferentes variables funcionales, psicosociales, emocionales y también controlando biomarcadores en sangre y ver su evolución», apunta Laura Barrero.
En cuanto a las posibles causas de esta larga, o crónica, etapa postcovid, explica el doctor Tellería que «existen notables parecidos entre el síndrome de covid persistente, la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica. Según algunos investigadores, el coronavirus sería de hecho un desencadenante de estos cuadros clínicos que, por su especial incidencia, ha merecido un epígrafe propio. Estudios preliminares –apunta– sugieren que gran parte de los síntomas de covid persistente, pueden deberse a una inflamación cerebral desencadenada por el SARS-CoV-2, de forma independiente a la respuesta directa contra éste», destaca.
Asimismo, añade que «pensamos que el origen de este proceso inflamatorio debe buscarse en modificaciones epigenéticas que activan genes proinflamatorios y/o inhiben los antiinflamatorios». Además, añade, «las modificaciones epigenéticas (cambios que activan o inactivan los genes sin cambiar la secuencia del ADN, a causa de la edad y la exposición a factores ambientales ) actúan como interruptores moleculares y son los responsables de 'encender' y 'apagar' los genes en cada momento. Cuando este delicado proceso no se realiza en el momento y con la intensidad adecuada, se produce una alteración. Para averiguar el papel de la epigenética en el covid persistente, se van a realizar diferentes estudios comparativos entre pacientes y controles no afectados y en pacientes antes y después del tratamiento con el fin de determinar variables con valor diagnóstico, pronóstico y de respuesta al tratamiento», describe este experto.
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Ana Santiago
El programa, en grupos de entre 15 y 20 personas, durará doce semanas. Las cinco primeras desarrollan sesiones de educación en neurociencia y sobre cómo funciona el dolor y el sistema inmune y luego hay otras 21 sesiones de ejercicio.
Valladolid no es solo la primera de toda España en contar con esta alternativa terapéutica sino que es de referencia autonómica para toda Castilla y León y basa sus tratamientos, que logran mejoría clínica en el 80% de los casos y son siempre inocuos, en el tratamiento del dolor sin fármacos basado en la educación en neurociencia.
Explica el doctor Montero que el programa está basado «en la educación en neurociencia, en resetear el cerebro y borrar mucho de lo aprendido para saber interpretar el dolor y también se apoya en el ejercicio físico. Se trata de conocer el cerebro y sus funciones y no de una forma superficial, con una breve charla divulgativa, sino que esta parte del programa acapara un buen número de sesiones para que los afectados profundicen en entender cómo percibe el cerebro las sensaciones. La educación en dolor es fundamental para que el afectado comprenda lo que le está pasando y entienda la fisiología del dolor crónico».
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