El acusado de matar al novio de su madre, Sansón F. M., de 20 años, al amanecer del 8 de septiembre de 2018 en Nava del Rey, ha declarado ante el jurado que le juzga por el crimen que «no tenía ninguna razón para matarle«. El acusado, que se enfrenta a penas que van desde los 12 años de prisión por homicidio que pide el fiscal a los 25 años que piden las acusaciones particulares, representantes de los hijos del fallecido, solo ha querido responder a las preguntas de su abogado.
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El joven, que cuando ocurrieron los hechos tenía 18 años (lleva dos en prisión provisional) relató que ese fin de semana había viajado desde Medina hasta Nava a casa de su madre, para verla y porque eran las fiestas del pueblo. Ambos hombres habían salido de fiesta después de cenar -sin que les acompañara su madre porque el novio decía que «las gitanas tienen que quedarse en casa», ha apostillado- la noche del 7 de septiembre y que habían tratado de entrar en el concierto de Camela pero no había entradas, así que estuvieron de bares y por las peñas hasta que, en un momento determinado, al filo de las siete y media de la mañana, José C. C. le dijo que quería marcharse, que estaba cansado. De camino a casa, el acusado le reprochó que tratara mal a su madre y en ese momento comenzó el forcejeo. «Me fui al suelo y, cuando me quise levantar tenía la navaja en la mano. Él estaba muy nevioso, se volvió loco. Perdió los papeles por completo», ha insistido. Según su versión, en ningún momento consiguió hacerse con el arma y solo intentó defenderse de la agresión. «Sujeté la navaja y él también, estábamos pegados los dos, yo creía que toda esa sangre era mía».
Ha asegurado que, cuando consiguió zafarse, huyó del lugar, pero que cuando se marchaba, el hombre seguía allí, de pie y que le gritaba «maricón, no te vas a escapar, me cago en tus muertos». Entonces se dirigió a su casa, se lo contó a su madre y mientras esta llamaba al 112, se llevó el coche con intención de llegar al hospital de Medina del Campo para que le curaran las heridas defensivas en las manos y brazos. De camino, ha declarado, «todo empezó a hacerse borroso» y tuvo un accidente. Llamó a urgencias y mientras le explicaba a «una señora» dónde estaba, vio pasar una ambulancia (la que se dirigía a asistir al herido a Nava) y la paró. En el hospital fue donde le detuvo la Policía. «No tenía ninguna razón para matarle, lo único que quería era pararle», ha manifestado al tribunal.
En la alegación previa a su declaración, su letrado ha defendido que el joven no tuvo intención de matar y que no tuvo otro remedio que defenderse para salvar su vida y no pudo elegir. También ha tratado de desmontar la base de la acusación, que sostiene la tesis de que el joven logró desarmar a la víctima y que podía haberse marchado sin utilizar la navaja. La víctima presentaba cinco puntazos en la cabeza, uno de los cuales le acertó en la yugular, que fue mortal.
Para el fiscal, el joven cometió el homicidio en venganza porque el hombre maltrataba a su madre, mientras que, para las acusaciones, se trata de un asesinato porque obedeció a un plan premeditado, también con la violencia sobre la madre de fondo.
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El juicio con jurado (cinco hombres y cuatro mujeres) se retomará el próximo lunes con las pruebas testificales y continuará el martes con la intervención de los peritos y las conclusiones de las partes.
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