Las salidas de los bomberos de Valladolid no siempre son gratis

Si este 'sujeto pasivo' residiera en Valladolid no tendría de qué preocuparse. La ordenanza fiscal que regula la tasa municipal del servicio de bomberos es clara al respecto: «No estará sujeto a esta tasa el salvamento de personas ni el de animales, el servicio de prevención general de incendios ni los servicios que se presten en beneficio de la generalidad o de una parte considerable de la población del municipio, o en casos de calamidad o catástrofe pública oficialmente declarada».

Este párrafo es clave para entender por qué durante el pasado año solo 280 de las intervenciones de los bomberos supusieron un coste directo a la persona que requirió el servicio en la capital. Un número realmente bajo si tenemos en cuenta que durante todo el 2017, el equipo de extinción de Valladolid realizó una media de ocho salida diarias, hasta llegar a las 2.421 actuaciones en la capital y 477 en el alfoz.

Entonces, ¿cuándo se pasa la factura al ciudadano? «Cuando se abusa del servicio y se llama a los bomberos para solucionar problemas que deberían solventar otro tipo de profesionales», explica el Javier Reinoso, director del Servicio de Extinción de Incendios de Valladolid.

Por poner algún ejemplo: llamar al 080 porque se ha quedado la llave de casa dentro y no podemos entrar; cuando se inunda un garaje por una fuga debido a un fallo de mantenimiento de la vivienda; si hay un desprendimiento de la fachada...

Este último supuesto, «aunque se trata de una actuación urgente que puede poner en peligro la vida de las personas, entendemos que es una responsabilidad de la comunidad de propietarios» y se debe cobrar, afirma Reinoso. Y la ordenanza así lo establece: «Constituye un hecho imponible de la tasa las prestación de servicios por el Parque Municipal de Bomberos en los casos de hundimientos totales o parciales de edificios o instalaciones, prevención de ruinas, derribos, inundaciones y otros análogos, bien sea a solicitud de particulares interesados, o bien sea de oficio por razones de seguridad siempre que la prestación de dicho servicio redunde en beneficio del sujeto pasivo».

En estos casos, los menos, la minuta puede ser abultada. Sacar del garaje un autotanque con su correspondiente dotación tiene un coste las dos primeras horas de 156,42 euros y si lo que necesita es la autoescala, el precio sube hasta los 224,81 euros. Solo existe una salvedad, de esta tasa estarán exentos los contribuyentes con ingresos brutos anuales inferiores al salario mínimo interprofesional.

Pero las actuaciones de los bomberos de Valladolid van más allá del perímetro de la capital. Su ámbito de actuación además de a los vecinos de la urbe, da cobertura a más de 100.000 personas de los pueblos del entorno. Tanto es así que el año pasado, el 16% de las salidas tuvieron como destino el alfoz –con Arroyo (67), Laguna (58) y Tudela (50) en lo alto de la tabla–.

En este punto, en las actuaciones en el extrarradio, es dónde el director del Servicio de Extinción de Incendios de Valladolid hace un paréntesis. «En virtud del convenio que tenemos suscrito con la Diputación desde el año 2016 –aclara– intervenimos en el alfoz, pero es la Diputación la que cobra la tasa con arreglo a su propia normativa». Así que «es probable que un vecino de Valladolid no pague tasa por un servicio que un ciudadano del alfoz sí que pagará, siendo el mismo servicio el que lo presta, que es el cuerpo de bomberos de la capital», explica.

Ya para entenderlo hay que dirigirse al Boletín de la Diputación del 29 de marzo del 2017 que recoge la ordenanza fiscal que regula las actuaciones de los bomberos en la provincia de Valladolid.

El diputado responsable del área de Extinción de Incendios, Guzmán Gómez, afirma que «los incendios nunca se cobran», pero hay que saber que fuera de la capital vallisoletana los supuestos ligados a tasas aumentan e incluyen, explícitamente, además de hundimientos de edificios, prevención de ruinas y derribos «el desmonte de cornisas, antenas, bajantes, canalones y otros análogos, apertura de puertas, inundaciones, accidentes de tráfico, rescate y salvamento, así como el suministro de agua potable, bien sea a solicitud de particulares interesados, o bien sea de oficio por razones de seguridad, siempre que dicho servicio redunde en beneficio del sujeto pasivo». Si relee el sexto párrafo de la información podrá comprobar que las diferencias son sustanciales.