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Algunos de los bocadillos protagonistas RODRIGO UCERO

Una ruta con los mejores bocatas de Valladolid

El bocadillo es el rey de la gastronomía. Desayuno o cena a pie de barra, un tentempié entre horas, almuerzo para el recreo y compañero fiel de excursiones. Las posibilidades son infinitas y en esta ruta, presentamos algunas de las mejores propuestas entre pan y pan de la ciudad.

Laura Negro

Valladolid

Sábado, 13 de agosto 2022, 00:09

Buen pan, mejor relleno y deliciosos aderezos. Ese es el secreto para preparar un buen bocata. Son sencillos de comer, suelen tener un precio asequible y apetecen a cualquier hora del día, por ello, se han convertido en un importante recurso de la gastronomía española.

No hay hambre, por grande que esta sea, que no lo cure un buen bocadillo. Nos transportan a la niñez, sobre todo si van envueltos con el papel de plata. Los tomábamos de jamón serrano, de chorizo, de queso con membrillo y también de fuagrás. Los más deseados era de chocolate y de mantequilla con azúcar espolvoreada. ¡Una delicia! El de calamares, el pepito de ternera o el mixto de jamón y queso tampoco tienen nada que envidiar. A pesar de su versatilidad, de estar muy presente en nuestro día a día y salvarnos de situaciones de hambre voraz, el bocadillo es el gran olvidado de la gastronomía.

Bocadillos de todos los tipos se exhiben en las vitrinas de los bares de toda la ciudad. El Norte propone hoy esta ruta que incluye cinco propuestas que no dejarán a nadie indiferente y que saciarán los paladares más exigentes. Todas ellas muy cuidadas, sugerentes y de alta calidad. ¡No te pierdas esta ruta!

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    Bar Pensakola

Ángel Miguel y su Pechuguito Max, producto estrella del local Rodrigo Ucero

Ángel Miguel sabe muy bien que para que un bocadillo sea memorable, una buena combinación entre el pan y el relleno debe de ser perfecta. Por eso, en su establecimiento, que regenta desde 1986, se preocupa en que uno y otro elemento, estén perfectamente equilibrados. Las hamburguesas, las patatas fritas, los sándwiches y las ensaladas, no tienen secretos para él, pero su producto estrella son los bocatas, especialmente los 'pechuguitos'. Es lo que más le demandan. «El secreto está en la calidad, porque a la larga es lo que triunfa. A la gente le gusta lo bueno. Nosotros utilizamos ingredientes sencillos. Pan rústico que traemos de Santander, pechuga, lechuga cortada y lavada por nosotros, mayonesa con un toque de limón, jamón de york y queso Edam. Los clientes más jóvenes tienden más hacia la hamburguesa y los más mayores, prefieren disfrutar de un riquísimo bocadillo», explica este hostelero, que abre sólo por las tardes de miércoles a domingo y presume de tener una clientela fiel desde los 12 a los 99 años.

En su carta ofrece 5 variedades distintas de 'Pechuguitos', el 'Clásico', 'Lennon', 'Chef', 'Harrison' y el 'Max', que es el que Ángel ha cocinado para esta ruta. El ingrediente común es la pechuga de pollo, el resto incluyen bacon, queso de cabra y espárragos, entre otros. ¿El resultado? Espectacularmente delicioso. Ahora se entiende que pedirlo para hacer un 'break' durante una noche de copas, sea casi un acto litúrgico de obligado cumplimiento. «Yo creo que los bocatas nunca pasarán de moda. Son una comida sana, elaborada con ingredientes naturales, resultan baratos y muy contundentes. Te cenas un bocadillo nuestro y quedas como un marqués. Desde la pandemia hemos detectado un impresionante aumento de los pedidos para llevar. Es una tendencia al alza. También en los bocadillos», dice este experimentado hostelero.

  • Dirección: C/ Doctor Cazalla, 4

  • Precio: 5,30 euros

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    Jamonería Montaner

Ezequiel y Jesús Palencia, propietarios de El Montaner y su bocata de jamón ibérico con aceite R. UCERO

«¡Que empape, que empape!», bromea Ezequiel Palencia mientras riega un pan con buen aceite. Este jamonero, junto con sus hermanos Jesús y Eva, regentan la jamonería Montaner, donde, por supuesto, y como no podía ser de otra manera, su producto estrella es el bocadillo de jamón ibérico. «Aquí no usamos máquina. Todo el jamón lo cortamos a cuchillo, porque si no, se quema la grasa buena, se recalienta el producto y no sabe igual. Un bocata de jamón cortado a cuchillo aguanta todo lo que le echen. Uno cortado a máquina, a los 10 minutos está seco», sentencia Jesús mientras muestra el resultado de su bocata recién hecho. «Mira como suda», invita a comer.

Bocatas de chorizo, queso, cecina… los embutidos son los reyes de la casa. El pan, siempre de Aldeamayor de San Martín, el pueblo donde nacieron los hermanos Palencia. «Siempre lo ponemos bien tostadito y está buenísimo», dicen estos hosteleros, que se preocupan, y mucho, de seleccionar sus jamones antes de la curación en los secaderos. «La calidad nunca nos falla, porque es a lo que nos dedicamos y de lo que entendemos. Mimamos mucho el producto para que el resultado siempre sea perfecto. Siempre los hacemos al momento».

La hora del mediodía es la favorita de sus clientes para tomar su bocadillo. «Muchos vienen porque tienen una hora para comer y se piden una caña y un bocata. Es el mejor manjar del mundo», afirman con total rotundidad.

  • Dirección: Pza. Martí y Monsó, 1-2

  • Precio: 4 euros

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    Hamburguesería Yogui

Guadalupe Arteaga, empleada de Hamburguesería Yogui y su bocadillo recién hecho de pechuga R. UCERO

Se trata de un establecimiento mítico y típico de Valladolid, con cerca de cuatro décadas de historia. «Una segunda casa para muchos», dicen sus propietarios. Una hamburguesería creada por y para los amantes de las hamburguesas auténticas y de los bocadillos que saben a gloria. Su cocina es sencilla, pero contundente. El secreto de estos bocatas está en el pan, que está hecho a media cocción y lo terminan en el momento y en la plancha. (Muy rico). «Conservamos los mismos proveedores de toda la vida. El carnicero, el panadero y el frutero ya servían en su día a Pedro José Vicente, fundador y alma mater de este establecimiento», cuenta David Herrera, uno de sus actuales propietarios. «La hamburguesería es muy conocida y tiene un público muy variado, con mucha gente joven y también mayor, que busca una oferta de calidad y que quiere desmarcarse de la comida rápida. También es un refugio de hosteleros. Cuando muchos cierran sus locales, acuden aquí a tomarse un tentempié», prosigue.

La salsa Yogui, con ingredientes secretos, es otro de los agrandes alicientes a la hora de disfrutar de uno de sus bocatas. Hecha en el día, con menos densidad y con un toque especial que Guadalupe Arteaga, una de sus empleadas, domina a la perfección. «El bocata de pechuga de pollo es nuestro producto estrella. A la gente le gusta mucho el sabor de la mayonesa y siempre lo partimos en dos, es una norma de la casa», dice presentando las dos mitades de bocadillo rebosante de deliciosa salsa.

  • Dirección: C/ Gamazo, 22

  • Precio: 4,80 euros en barra y 5,30 euros en mesa

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    Bar el Campero

Félix Saldaña muestra su Chapata Tres Gustos, con lomo, queso fundido y pimientos R. Ucero

Es un clásico de la hostelería vallisoletana. Un bar de tertulia, de encuentro y de almuerzo fundado en 1950 por Antonio Saldaña. Ahora lo llevan sus hijos Félix e Iñaki y sus dos nietos. En su carta lo más famoso es el pincho moruno, una delicia que trajo el fundador tras hacer la mili en África, sin embargo, sus bocadillos no son menos deliciosos. El más demandado es el 'Tres gustos', cuyos ingredientes son todos de origen local. «Los jóvenes son los que más nos piden esta chapata. Entre dos panes de cristal metemos lomo, pimiento rojo y queso fundido de Serrada. Está muy bueno y la gente nos lo pide mucho», asegura este hostelero, mientras lo parte a la mitad. «Es una costumbre, la mayoría de los clientes nos lo piden partido, así que siempre lo servimos así por comodidad. Algunos nos lo piden para llevar, pero la mayoría lo toman aquí. Éste es un bar de consumo, en el que la gente entra para descansar un ratito y disfrutar del ambiente», concluye.

  • Dirección: C/ Claudio Moyano, 16

  • Precio: 3 euros

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    Cafetería El Decano

José Antonio Paunero y su bocadillo tipo pizza de beicon con mozarella, tomate y orégano R. Ucero

En la vitrina de este local situado en la Plaza de la Universidad siempre existe una gran variedad de bocatas. Muy diligente atiende la barra, desde hace ya 35 primaveras, José Antonio Paunero. Madruga para preparar una gran tanda de bocadillos con los que satisfacer a su variada clientela. A media mañana, hora del almuerzo, y ya ha vendido prácticamente todo el género y le toca reponer.

Una de sus propuestas estrella es el bocadillo de beicon con mozzarella, con pan tipo baguette. «Se asemeja un poquito a la pizza. En la base lleva tomate natural, orégano, beicon y queso mozzarella y antes de servirle, siempre le damos un toque de horno. Resulta perfecto para merendar», invita su creador. «Tenemos diez tipos de bocadillos en carta y éste es uno de los que más se demandan, tanto en verano como en invierno. Éste es el favorito de los jóvenes. Los más mayores prefieren el de jamón», cuenta.

Otras de sus propuestas son el de rabas con bechamel, chorizo con bechamel, tortilla y bonito con tomate. Todos a cuál más delicioso.

  • Dirección: Pza. de la Universidad, 7

  • Precio: 2,70 euros

Si te ha gustado esta ruta de bocatas y quieres completar el menú con algún manjar sabroso de Valladolid, aquí te recomendamos las rutas de las tartas de queso más deliciosas y los helados artesanos más especiales y los mejores batidos naturales. Todo, en nuestro espacio dedicado a los mejores sitios para comer y beber en Valladolid.

Y en tu opinión, ¿cuál es el mejor bocadillo que te has tomado en Valladolid? Puedes dejarnos tu recomendación en los comentarios de la noticia.

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