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La red de carriles bici de la capital continúa su expansión con la reciente incorporación del primer vial verde que transita por La Rondilla, habilitado en un tramo lineal de quinientos metros adosado a la acera de la calle Mirabel, entre las intersecciones con ... Soto y Tirso de Molina, y que permite conectar el barrio con la red principal de la avenida de Salamanca a través del puente de la Condesa Eylo y el paseo de Extremadura. El nuevo tramo une a su vez la red con el parque Ribera de Castilla.
La malla de viales para ciclistas y patinadores prosigue con su crecimiento, con la previsión de incorporar a medio plazo una veintena de kilómetros a los más de cien ya existentes. Uno de los más veteranos, que fue habilitado a finales de los años noventa, coincidiendo con la apertura del puente de Hispanoamérica y la urbanización de la avenida de Zamora, está precisamente estos días en proceso de rehabilitación para renovar los tres kilómetros lineales (uno y medio en cada sentido) que unen dicho puente, desde la avenida de Salamanca, con la carretera de Rueda (bajo el viaducto), hacia La Rubia y Parque Alameda, por las dos márgenes de la avenida de Zamora. Los operarios están rematando ahora, con la previsión de finalizar los trabajos esta misma semana, el último tramo sobre el tablero del puente de Hispanoamérica, el más deteriorado del recorrido y que entró en servicio coincidiendo con la inauguración de la infraestructura en 1999.
El trazado completo del carril bici se teñirá ahora de verde, en lugar del rojo con el que fue inaugurado, a falta solo del pintado de las marcas viales. Esto último también está pendiente en el tramo de la calle Mirabel. Allí el Ayuntamiento ha aprovechado los trabajos para renovar los jardines del amplio espacio peatonal que discurre ante el seminario, antes del cruce con Tirso de Molina, mejorar el firme de adoquines a su paso por la plaza Alberto Fernández y habilitar parterres corridos para evitar los daños de las raíces de los árboles. El carril bici, no obstante, está ya abierto al paso de los usuarios en su recorrido completo de quinientos metros entre las calles Soto y Tirso de Molina. Se trata de una calzada bidireccional de 2,80 metros de ancho adosada a la acera y que, en su último tramo, se bifurca por el centro de la misma para desembocar en el carril que discurre hacia el puente.
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Las dos obras se suman a la recién ejecutada de renovación del firme y de la señalización de los carriles bicis de las avenidas de Santander y Gloria Fuertes (plaza del Milenio). En los próximos meses, además, se habilitará un nuevo tramo de 1,5 kilómetros en la Cañada Real desde el cruce con la ronda exterior (VA-30).
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