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Julia González, superintendente jefa de la Policía Municipal, le entrega un ramos de flores a Dolores, viuda de Daniel Prieto. Carlos Espeso

Valladolid

La Rondilla dedica su comisaría al policía local que murió a manos de los Garfia

«Era una deuda que teníamos con Daniel Prieto después de 37 años», ha destacado la superintendente Julia González

Mario Azcona

Valladolid

Lunes, 16 de septiembre 2024, 17:26

«Siempre estará vivo en la memoria, regaló su vida al servicio del ciudadano». Con estas palabras, la superintendente jefa de la Policía Municipal, Julia González, ha querido en la mañana de este lunes recordar a Daniel Prieto, el agente local fallecido en acto de ... servicio a mediados de los años ochenta a manos de los hermanos Garfia. Y lo ha hecho con motivo del descubrimiento de la placa conmemorativa de la triste efeméride ocurrida en un lejano 1987 y con la que se bautiza oficialmente con su nombre a la Comisaría del distrito segundo en La Rondilla, en la avenida de Palencia, el barrio en el que trabajaba habitualmente el policía.

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«Hace 37 años que perdimos a nuestro compañero, nunca voy a olvidar ese día, es algo que tengo marcado», recordaba la jefa del 092 ante la atenta mirada de Dolores, la viuda de Daniel Prieto. «Era un débito en estos 37 años que nuestro compañero tuviera una comisaría con su nombre». Un reconocimiento que va a conseguir que su trabajo, y su sacrificio, no queden en el olvido, aparte de «dar el lugar que se merece a alguien que entregó su bien más preciado por la ciudadanía, su propia vida». Una forma de conseguir que la población, quien lo vivió y quien no, recuerde cada vez que pase por la avenida de Palencia su nombre. «Siempre perdurará su recuerdo, aquellos que quizás no sepan lo que aconteció al ver su nombre reflejado aquí, se interesen, lo busquen por internet y puedan saber lo que le ocurrió a nuestro compañero y cómo entregó su vida al servicio al ciudadano».

Un acto en el que también ha estado presente Jesús Julio Carnero, que ha querido recalcar el trabajo que realiza la Policía Municipal. El regidor ha tenido unas palabras de apoyo y agradecimiento a Dolores «por la lucha y la fuerza para sacar adelante a sus hijos de la mejor forma posible».

El regidor ha recalcado que «siempre vence el bien» y ha añadido que estos actos heroicos «expresan lo mejor que tiene el ser humano». Ha lamentado, a continuación, que en esa lucha por el bien, por servir y proteger a los ciudadanos, en ocasiones se pierdan vidas por el camino,«pero lo que no se va a perder nunca es en la memoria, aunque pasen los años estos actos humanos nunca vencen en el recuerdo».

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Una comisaría que para el alcalde es «especial», pues como él mismo ha indicado, «está en mi barrio, donde he vivido siempre, junto a la calle Amor de Dios». En sus palabras, ha recordado el momento en el que todos los vecinos, a los que ha querido mandar un saludo especial, con su lucha y su esfuerzo consiguieron la apertura de una comisaría en el barrio. «Se trata de un barrio muy característico, tiene muchas peculiaridades, recuerdo que esta casa antes era un bar y conseguimos que se abriera aquí una sede de policía que dotó de seguridad al barrio».

Madrugada negra

Fue en el ya lejano 16 de septiembre de 1987 cuando una serie de crímenes a sangre fría paralizaron la ciudad. Unos asesinatos por parte de los Garfia, que acabaron con la vida del policía municipal Daniel Prieto, de 45 años; un guardia civil, Avelino Martín, de 33 años; y un hostelero, Jesús Ortiz, de 45 años, además de dejar varios heridos por el camino.

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Aquella madrugada de septiembre, cuando los hermanos Juan José y Carlos Garfia huían a bordo de un Seat 600 que habían robado, tal y como parece, con la intención de atracar un banco. La casualidad hizo que dos policías locales que se acercaron al vehículo al verlo parado de madrugada en Puente Duero, atascado en una cuneta después de un accidente producido por una discusión en el interior del vehículo entre los dos hermanos y la novia del pequeño de ellos. Tal y como declaró Juan José Garfia, la excitación del momento y el miedo de verse sorprendido con un arma en la mano, hizo que les recibiera a tiros.

Daniel Prieto murió fruto de los disparos realizados, en primer lugar, con la escopeta recortada que portaban los delincuentes antes de ser rematado con su propia pistola reglamentaria por Garfia, según confesó durante el juicio celebrado en 1990, en el mismo donde exculpó a su hermano Carlos de los asesinatos.

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El alcalde, durante su intervención, ante la placa que da nombre a la Comisaría de La Rondilla. Carlos Espeso

Un tiroteo, donde el compañero de Prieto, Miguel Mongil, resultó herido en el rostro, en un tiroteo a sangre fría sin que existiera ningún tipo de enfrentamiento. Minutos después, un conductor, el hostelero medinense Jesús Ignacio Ortiz, paró, al pensar que habían sufrido un accidente, con la intención de socorrer a los presentes, el que murió a tiros

En su huida con las armas robadas a los policías municipales y en un Citroën, fue a la mañana siguiente, cuando los hermanos acabaron con la vida de un Guardia Civil. Dos agentes de tráfico motorizados se acercaron a los hermanos, quienes no volvieron a dudar en hacer uso de las armas y acabaron con la vida de Avelino Martín.

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Más de cien años de condena

Ambos hermanos serían detenidos posteriormente, no sin antes tratar de burlar el gran dispositivo policial, escondiéndose en un agujero que realizó en el pinar de la Pedraja. Una vez en el juicio, Juan José, entonces de 21 años, acabaría asumiendo la autoría material de los disparos, por los que fue condenado a penas que en su conjunto superaban los cien años de prisión. Protagonista posteriormente de motines y peleas, hasta el punto de ser clasificado como preso peligroso y de peregrinar por decenas de cárceles por toda la geografía española.

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