Carlos Cruzado, técnico del Ministerio de Hacienda
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Carlos Cruzado, técnico del Ministerio de Hacienda
«Los ricos no pagan el IRPF ni el resto de impuestos en su justa medida»'Los ricos no pagan IRPF'. Es la directa afirmación con la que Carlos Cruzado y José María Mollinedo firman su nuevo libro, una frase que no les pertenece ya que fue dicha por José María Aznar y Pedro Sánchez. Los autores desgranan las claves ... para afrontar las bases del «necesario» debate fiscal, tan presente en el debate económico pero tan lejano en la realidad, el cansancio de los ciudadanos, las desigualdades ante la ley o la injusticia del sistema.
-¿Se puede definir este libro como un manual para acometer una reforma fiscal?
-Más que un manual, ponemos sobre la mesa unas claves que puedan servir para una reforma fiscal amplia y necesaria. Algo en lo que también coinciden los expertos. Hacemos un repaso del sistema fiscal y de su evolución, desde que se instala en España a finales de los setenta y hasta ahora. También se tratan otras cuestiones importantes, relativas al control de las grandes fortunas. Aspectos importantes para modificar determinados comportamientos que hace que la opinión pública considere al sistema como injusto y que la administración tributaria tiene una doble vara de medir con los contribuyentes. Eso es este libro, los apuntes para una necesaria y pendiente reforma fiscal pendiente.
-¿Por qué nunca termina de llegar esta reforma?
-Durante los últimos años hemos vivido un parcheo en el sistema. Si la reforma no llega es por falta de voluntad política por parte de los distintos Gobiernos, de uno y de otro color. No afrontan el reto de conseguir un gran pacto de Estado y establecer un nuevo sistema. En este sentido vemos que los distintos gobiernos van con la luz corta pensando en las convocatorias electorales, más que afrontar un reto a largo plazo. Las convocatorias electorales han jugado también un gran papel, porque aquí se juega con la fiscalidad y en los discursos se plantean parches a impuestos que se alejan de esta reforma necesaria.
-¿Se llega ya tarde a una reforma fiscal que permita solucionar parte de estos problemas?
-Seguramente no. Nosotros apuntamos las debilidades de los sistemas de control, los agujeros del sistema. Los ricos no pagan el IRPF y tampoco en su justa medida el resto de impuestos. El título no es nuestro, es una frase que tomamos prestada a José María Aznar y Pedro Sánchez. Ambos la dijeron. El sistema facilita esa posibilidad y el control no es todo lo eficiente que debería. No se destinan los suficientes medios. Pero no es tarde.
-¿Las nuevas reglas fiscales europeas son quizá el primer paso?
-Algo está empezando a cambiar. Sobre todo en lo referido a las grandes empresas, pero no tanto en las grandes fortunas, que es la asignatura pendiente. A nivel europeo ya se plantean mínimos, pero todavía no se ha avanzado en el reparto de impuestos en función de los estados donde se generan los beneficios. Pero son medidas para evitar ese traslado de beneficios fiscales en lugares de baja tributación. Los impuestos a la riqueza, si bien se empieza a hablar de ellos, siguen siendo la asignatura pendiente.
-¿Cuáles son las dificultades de trabajar con una gran cantidad de datos en el libro?
-Que el sistema fiscal tiene una continua evolución, tanto a nivel nacional como internacional. Requiere una gran labor de actualización y es importante, porque hemos pretendido que sea lo más actual posible.
-A pesar de lo complicado del tema económico, ¿es un libro accesible para los ciudadanos que no están puestos en la materia?
-Sí, intentamos que pueda llegar a la mayoría de los ciudadanos, aunque haya complicaciones en algunos temas más difíciles de entender. La intención es hacer esa pedagogía tan necesaria, para que la sociedad tenga elementos de juicio para valorar el resultado de este planteamiento fiscal.
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Olatz Hernández
-Falta pedagogía, ¿es el ciudadano consciente de esto, le da a la economía la importancia que requiere?
Y sobre todo en el sistema fiscal. En España, la conciencia fiscal no está al nivel de Europa y hay desinterés. No es culpa de los ciudadanos, sino de la falta de transparencia, que hemos tenido durante tanto tiempo. Ahora sí se ha avanzado algo, pero vamos con retraso respecto al resto de países, donde llevan décadas de transparencia. En esos lugares el ciudadano se interesa y también puede saber hasta el último gasto que hace un diputado. En España, desgraciadamente, estamos aún lejos de ese nivel. Con esto, la gente no se preocupa tanto del destino de los impuestos, mientras que en otros países la población está muy atenta a ver dónde van sus impuestos. Falta pedagogía, pero también ejemplo de los políticos y de las empresas en materia de transparencia. Es necesaria para que el ciudadano pueda tener una opinión formada.
-¿Qué hace falta para controlar a las grandes fortunas?
-Hace tiempo que se plantea la necesidad de desplazar la visión al gran fraude y a las grandes bolsas de fraude. Hay voluntad de cambio, declaraciones de intenciones respecto a la necesidad de incrementar el control de grandes patrimonios. También se ha creado una unidad de coordinación de control de grandes patrimonios, pero el problema es la necesidad de dotar de medios para hacer este trabajo. Se precisan más efectivos. El 80% de los efectivos de Hacienda tratan discrepancias, rendimientos de trabajos, temas de pymes o autónomos.
-¿Se podrían reforzar entonces las normas para evitar los casos de evasión o es una batalla perdida?
-Evidentemente. Cuando hablamos de que los ricos no pagan IRPF se hace en doble vertiente. Por un lado, sobre los agujeros del sistema y las posibilidades que da el sistema para no tributar en renta y en justa medida en el resto de impuestos, así como la necesidad de controlar los casos de fraude. El legislador debe modificar el sistema tributario para mitigar la elusión fiscal y el problema del fraude.
-¿La gran cantidad de casos de evasión fiscal hace que el ciudadano haya asimilado la falta de honradez de las grandes fortunas?
-Las encuestas nos dicen que el ciudadano es cada vez menos comprensivo con el fraude. A esto también contribuye la sensación de que los responsables tienen sanciones inferiores a lo que impondría la propia Agencia Tributaria y con penas de prisión mínima.
-¿Se ha creado en España una verdadera conciencia contra los evasores?
-La gente sabe que se persigue a los grandes defraudadores, pero queda ese sabor amargo de que hay una doble vara de medir. Está claro que no se actúa igual. También hay algunos casos, como con la Lista Falciani, donde la Agencia Tributaria dio una segunda oportunidad a ciertas personas para que puedan regularizar su situación y quedar exentos de responsabilidad penal.
-¿Entonces, es el código penal benévolo con el evasor?
-La Ley que regula los delitos contra la Hacienda Pública da demasiadas oportunidades a los evasores para mitigar la responsabilidad. Se contemplan penas que pueden llegar a los cinco y seis años, pero nunca se ve que se cumplan ni en los casos más graves, cuando hay cuantías muy altas o muchos delitos. Sin embargo, llegan a acuerdos con la fiscalía y parece que no tiene demasiada responsabilidad al final. Se da la posibilidad de reconocer el delito como investigado y se aplica un atenuante de reparación de daño que conlleva que la pena de multa y prisión se divida por dos. De nuevo, esto ocasione en el ciudadano la sensación de que no hay contundencia con el evasor.
-¿Hay una posibilidad real de acabar con el evasor?
Existe. Si comparamos nuestros datos de fraude fiscal o economía sumergida vemos niveles muchos más bajos en otros países. Se puede, pero hay que aplicar medios. La OCDE nos dice que tenemos la mitad de efectivos en relación con el número de contribuyentes, respecto a la media de la UE. Con la mirada de medios es lógico tener el doble de fraude.
-En un momento del libro se habla de los argumentos falaces, de la desinformación, manipulación. Un ejemplo, el impuesto de sucesiones. ¿Se puede revertir el daño hecho con esta manipulación o al haber falta de pedagogía es más difícil revertir el daño?
-Lo es, sin ninguna duda. En este impuesto concreto, se planteó un debate en España donde algunos medios y sectores daban argumentos falaces, como el hecho de la doble tributación, pero no es así. Solo se habla de dobles tribuitación cuando se habla de impuesto sobre la riqueza, pero no en el IVA cuando tributas por la renta y cuando consumes. Nadie habla de doble tributación ahí. También se mencionaba el aumento del número de renuncias por el impuesto, pero se puede comprobar que no es así. Todos estos argumentos no se relacionan con la realidad, fue una campaña contra el impuesto.
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