«La calle ya tenía algo de agua, hice la parada (antes de la entrada al túnel de Vadillos por la calle Villabáñez) con normalidad y, al bajar algunos pasajeros, el autobús no salía y al bajarme vi que el suelo había cedido bajo las ... ruedas traseras», relataba en la tarde de este jueves la conductora del autobús de la línea C1 que quedó atrapado al ceder el firme cuando realizaba la citada parada a la altura del número 19 de la calle Villabáñez, en Pajarillos, fruto de un reventón de una tubería de agua potable registrados unos minutos antes justo bajo el punto en el que se detuvo el vehículo de Auvasa, cuyos ocupantes salieron ilesos. «Todos estamos bien, ya que en realidad el autobús estaba normal cuando nos bajamos y poco a poco fue cediendo más hasta quedarse levantado», relató la conductora. El géiser que brotó literalmente bajo el autobús convirtió la calle en un río y la escorrentía acabó anegando el túnel de Vadillos, que se mantuvo cortado al tráfico hasta bien entrada la noche, con los consiguientes atascos en las calles del entorno, a uno y otro lado de la vía férrea.
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El aparatoso reventón, que dejó sin agua a decenas de vecinos y abonados del tramo de la calle Villabáñez situado entre el paseo de Juan Carlos I y el túnel, ocurrió a las 17:30 horas, cuando el agua comenzó a brotar del asfalto en el carril de dicha vía, justo a la altura de la parada del autobús, que discurre hacia Vadillos. La rotura se produjo en una tubería de fibrocemento de 300 milímetros de diámetro –un tamaño considerable que duplica el de las más comunes– que da servicio al entorno. El reventón, que inicialmente dejó una lámina de agua y barro sobre la calzada, acabó anegando el paso subterráneo y las posteriores labores de retirada del autobús de Auvasa (uno de los más nuevos de la flota) retrasaron durante más de dos horas el inicio de los trabajos de reparación de la tubería afectada. El flujo de agua, eso sí, enseguida disminuyó al aislar el tramo dañado los operarios de Aquavall.
«Ha sido más el susto que otra cosa, pero todos los pasajeros, unos treinta, han podido bajar con normalidad y han sido comprensivos al entender que así era imposible realizar un trasbordo –el túnel y la calle estaban cortados–», relató la conductora de la línea C1, quien confió en que los daños sean «mínimos» en un vehículo de gas recién estrenado.
Los operarios de Aquavall pudieron comenzar a picar en el lugar del reventón casi dos horas después y de la localización exacta del punto de rotura de la tubería de fibrocemento, situado en principio en el carril que discurre hacia Vadillos y el centro, dependerá la repercusión que tengan los trabajos en el tráfico.
El túnel, de entrada, permanecía cortado anoche fruto del agua acumulada en su interior. La calle Villabáñez, además, estaba intransitable por el barro y las piedras acumuladas durante la fuga.
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