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Su presencia en un lateral del maltrecho jardincillo central de la calle Falla, en el corazón del barrio del Cuatro de Marzo, pasó prácticamente desapercibida durante los 63 años que permaneció erigido el pétreo homenaje al que fuera impulsor del barrio, y gobernador civil durante ... el franquismo de la capital (1954-1957), Jesús Aramburu Olarán. Casi tanto como su discreta retirada hace un par de semanas con motivo del inicio de las obras de peatonalización y urbanización del entorno. La capital despidió así en silencio al último monumento de la dictadura que permanecía en pie. La mole de piedra sucumbió a la piqueta, al igual que la cabina telefónica (otra rareza a estas alturas) situada justo enfrente. El relieve, que mostraba el agradecimiento de la ciudad a Aramburu y que fue colocado (esa fecha, al menos, lucía) el 11 de septiembre de 1959, fue cortado de raíz y permanecerá guardado en los almacenes municipales a la espera de un posible, aunque parece que improbable, destino en algún museo dedicado a la memoria histórica.
El espacio que ocupaba el monumento, de más de dos metros de altura, muestra ahora los restos de la peana, de la que fue seccionado a finales de marzo del que fue su emplazamiento durante más de seis decenios en la esquina del jardincillo de la calle Falla que mira a Granados. Allí pasó prácticamente desapercibido y cubierto de una capa de moho negro que prácticamente hacía ininteligible el grabado hasta que, de forma paradójica, el propio Ayuntamiento procedió a su limpieza en noviembre del año pasado a petición de un particular, quien tramitó dicha petición alegando que solicitaba la retirada de las pintadas (pocas o ninguna) que presentaba el ennegrecido bloque de piedra. Y así se hizo. El Servicio de Limpieza aplicó «decapantes y agua caliente a prisión» para limpiarlo, según recoge la respuesta municipal del 29 de noviembre a la solicitud previa del propio vecino. Un exceso de celo evidente que fue una mera anécdota, ya que el monumento fue finalmente retirado en cuanto las máquinas comenzaron la urbanización de la nueva plazoleta de la calle Falla.
El relieve mostraba una alegoría en forma de figura femenina que simbolizaba la entrega de las viviendas a los vecinos del Cuatro de Marzo con la leyenda 'La ciudad de Valladolid a Jesús Aramburu Olarán' y una inscripción con la fecha de su inauguración, el 11 de septiembre de 1959. Aquel homenaje al que fuera gobernador civil de Valladolid e impulsor del barrio, cuyas primeras llaves entregó en persona Francisco Franco dos años antes, fue aprobado por el Ayuntamiento con motivo de la marcha del médico y político Jesús Aramburu (Guipúzcoa, 1917-Madrid, 2000), que también fue jefe del Movimiento, a la capital madrileña precisamente en aquel 1957. Otro polígono de viviendas de Valladolid recibió posteriormente su nombre, y aún lo mantiene, el grupo Aramburu de Delicias (frente a Las Viudas), en 1962.
La marcha a Madrid del entonces gobernador civil de la provincia, Jesús Aramburu, llevó al Ayuntamiento a promover una batería de homenajes en su honor, a los que destinó 300.000 pesetas (1.800 euros) y que incluía un libro y un conjunto escultórico diferente al que finalmente se colocó en el Cuatro de Marzo (fecha que conmemora la unión entre Falange Española y las Jons en el Teatro Calderón el 4 de marzo de 1934), cuya autoría se desconoce y que estuvo allí erigido durante 63 años hasta su retirada hace dos semanas. El otro, que llegó a ser tallado en 1960, se perdió en los anales de la historia. Y eso que llegó a ser esculpido, según recoge la imagen de la talla publicada por este periódico, y su destino era el propio Cuatro de Marzo.
Los trabajos de urbanización de la plazoleta de la calle Falla comenzaron en febrero en el tramo de más de cien metros lineales que une este espacio hasta la confluencia con la calle Vives, en la parte posterior de la iglesia de Santo Domingo de Guzmán. Allí los operarios picaron las antiguas aceras de brea para adoquinarla y ampliarlas hasta rondar los tres metros de ancho en los dos lazos de la calzada. El arbolado existente fue retirado y se han habilitado nuevos alcorques para plantar nuevos ejemplares, situados entre los aparcamientos en batería para residentes –el eje de la calle Falla es de uso exclusivo para vecinos–, que se mantendrán cuando concluyan los trabajos de urbanización, que comenzaron el 2 de febrero y cuya finalización está prevista inicialmente para el próximo 27 de mayo.
El espacio principal del proyecto, sin embargo, se encuentra en la plazoleta de la calle Falla, en la que los coches podían circular hasta ahora en torno al jardincillo que lucía el monumento franquista y la vieja cabina de teléfono. Los operarios comenzaron a finales de marzo los trabajos para levantar el maltrecho parterre central, rodeado a su vez por dos hileras de aparcamientos, del que retiraron el arbolado de la parte central (sí se mantienen los ejemplares de gran porte de los laterales), el relieve en homenaje a Jesús Aramburu y la cabina. Las máquinas trabajan ahora para picar la acera de brea del lado de los pares de cara a la apertura de un amplio espacio central que permitirá ganar una plaza en el barrio.
La futura plazoleta, que estará adoquinado y en la que se plantará nuevo arbolado, parte del antiguo jardincillo y llegará hasta las viviendas de los números pares a costa de eliminar la calzada para vehículos que discurría por este lateral de la calle Falla.
Del lado contrario, el de los impares, están rematando ya el adoquina de la acera (de brea hasta ahora) y se prevé recuperar plazas de aparcamiento en este lado. La circulación, cuando concluyan los trabajos, quedará ordenada en torno a la plazoleta central y se permitirá el paso de vehículos desde la calle Granada para girar a la derecha y continuar por Falla (hacia El Corte Inglés) o a la izquierda hacia la misma vía, pero del lado contrario (hacia la iglesia de Santo Domingo de Guzmán), por el lateral de los impares.
«El proyecto permitirá ganar espacio peatonal y una plaza en la calle Falla», confirma el concejal de Movilidad, Luis Vélez, quien aclara que el monumento fue retirado para llevar a cabo los trabajos de urbanización en la futura zona peatonal e incide en que «se conservará en los almacenes municipales» sin un destino concreto. Su futuro, en cualquier caso, no será su recolocación en la ciudad. La plataforma por la retirada de los símbolos franquistas, en este sentido, venía reclamando su retirada desde hacía casi un lustro, cuando se incluyó en la lista de símbolos de la dictadura.
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