«Al suelo se le dio resina epoxi hace ya muchos años para protegerlo y que no filtrara el agua; ahora sin cristales y sin puertas entra la lluvia y se forman charcos, al final este claustro del siglo XVI, que está declarado bien de interés cultural desde 1968, va a terminar por deteriorarse del todo», lamentan en la comunidad de propietarios de Las Francesas.
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Los vecinos y comerciantes de este enorme inmueble, que incluye las galerías comerciales, apuntan, mientras exigen soluciones, a las partes dañadas del singular piso formado por guijarros y astrágalos de cordero. Cartones y chapas metálicas colocadas por ellos mismos tapan las calvas de este tapiz pétreo para evitar que el desastre vaya a más en este espacio privado de uso público, una figura urbanística que, hasta el momento, ha complicado su restauración.
«Por aquí pasan miles de personas cada año, no es de uso exclusivo de los vecinos y además forma parte del patrimonio de la ciudad, en su restauración deberían implicarse las administraciones», insisten los residentes. El conocido como Patio de las Tabas espera desde hace muchos años una solución que no llega. El último capítulo en los restos del convento de Santa Cruz de las Comendadoras de Santiago ha sido la retirada de dos cristaleras y de las puertas que daban acceso al jardín interior, ahora de propiedad municipal. El Ayuntamiento procedió a quitar los vidrios después de que se rompieran y causaran heridas a una joven el pasado mes de mayo y también ha desmontado las puertas para que se pueda acceder al jardín público.
Los propietarios reclamaron a Patrimonio su reposición para evitar que este enclave estuviera desprotegido, el departamento de la Junta atendió la petición y ordenó que se volvieran a colocar hasta que se acometa un proyecto de rehabilitación integral. Pero el Consistorio ha recurrido esta decisión y espera una respuesta de la Junta.
Sostiene el Ayuntamiento en su alegación que la retirada de los cristales adquirió «carácter de urgencia» ante el riesgo de nuevos incidentes, al tiempo que recuerda que, a pesar de no ser titular del acristalamiento, se ha optado por tomar una posición activa frente a futuros accidentes. Consideran los técnicos municipales que estado original del claustro no incluía ningún tipo de acristalamiento, un esquema constructivo muy común, que se puede ver en los palacios de los Vivero, los Zúñiga o en Pimentel, sede de la Diputación de Valladolid.
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Para el Ayuntamiento el principal problema para la conservación es «el excesivo tránsito peatonal y de mercancías, en muchos casos acompañado de un mal uso del espacio». En su opinión, según recoge el recurso, la ubicación del patio y los voladizos con los que cuenta minimizan el efecto que las inclemencias meteorológicas puedan tener en el interior del claustro, ya que aunque este se separe del jardín interior por los vidrios se encuentra abierto por otros tres puntos. «La retirada de las cristaleras es técnicamente irrelevante de cara a conservación del monumento y, sin embargo, supone respetar el espíritu original del monumento», dicen.
Fue en 2013 cuando los vecinos de Las Francesas dieron la voz de alarma sobre el estado de esta joya del patrimonio de Valladolid, aunque cuatro años antes ya se habían apreciado indicios de su deterioro. En los cajones de la Administración autonómica duerme un ambicioso proyecto del arquitecto Elesio Gatón para su restauración del que nunca más se supo. La inversión alcanzaba los 394.000 euros y contemplaba la reposición de los elementos perdidos, el descubrimiento de las partes del dibujo tapadas por el escalón de acceso a comercios y portales, un piso de cristal volado sobre las tabas para que no se dañaran y nueva iluminación. Como hasta ahora, el debate de a quién le tocaba asumir el coste lo convirtió en papel mojado.
La comunidad de propietarios no comparte estos argumentos y recalcan que los cristales pertenecen a la propiedad del patio, en este caso el Ayuntamiento, que se vio obligado a expropiar el espacio, al igual que la galería del claustro de la primera planta, donde tiene intención de habilitar un espacio cultural, otro proyecto que se ha complicado al tener acceso únicamente por los portales de las viviendas y ser necesaria una salida de emergencia.
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Mientras se espera la resolución del recurso, el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia, avanza que su departamento ultima un proyecto de restauración integral. «Estará listo a principios de año y entendemos que debe ser un actuación compartida entre propietarios, Ayuntamiento y Junta de Castilla y León», explica el edil, quien aclara que también se ha solicitado un informe sobre el estado de la piedra.
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