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Ana del Castillo, Ana Bringas y Candela Gordovil
Lunes, 24 de junio 2024, 08:20
Los equipos de emergencia del Gobierno de Cantabria que anoche entraron en la cavidad Garmaciega-Sima del Sombrero, en Soba, por las bocas de entrada y salida han recorrido la travesía marcada, la principal, y no han localizado a la pareja de jóvenes que debía haber salido ayer al mediodía, 20 horas después de adentrarse en ella. «Nos deja un poco descolocados porque esperábamos dar con ellos en algún punto de la cueva», ha explicado Javier Allende, coordinador de Emergencias.
Según informa El Diario Montañes, el Ejecutivo, que una vez que tuvo conocimiento de los hechos activó la búsqueda de los jóvenes (una mujer de Valladolid y su pareja, de Salamanca), solicitó a última hora de este pasado domingo la ayuda de la Unidad Militar de Emergencias. De este modo, dos equipos de la UME entraron ya esta mañana en la cueva: uno en misión de búsqueda -con cinco efectivos- y otro en misión de comunicaciones -con dos efectivos en Garmaciega-. Así, inspeccionarán zonas que se salgan de la travesía clásica, por si, por error, se hubieran adentrado por un ramal no señalizado.
Además, efectivos del Greim de la Guardia Civil también van a acceder en la Sima del Sombrero para llevar a cabo labores de localización en dos ramales más de la cavidad. Un total de ocho rescatadores mirarán tanto dentro (entrando por la sima del sombrero) como fuera desde la boca de salida hasta donde la pareja dejó su coche.
De entre las galerías no señalizadas, dos de ellas «no llegan a ninguna parte», es decir, al llegar al fin de la travesía se tendrían que dar la vuelta, aunque cabe la posibilidad de que les haya pasado algo. Existe otra cavidad secundaria que llega a un río, aunque «no cuenta con una corriente fuerte», por lo que el equipo, conformado hoy por 38 personas, estima que de haber caído, «podrían salir por sus propios medios». Una vez hayan revisado las cavidades anexas, lo que podría requerir «bastantes horas, no nos quedarán opciones en esta travesía», apunta Allende. En este punto y ahora que hay luz, han iniciado una búsqueda en el exterior, alrededor de la boca de salida de la cavidad ya que cabe la opción de que hayan salido sin avisar y puedan estar perdidos en el monte. «Es una zona en la que no hay cobertura por lo que en tal caso no podrían avisar. No es fácil pero podría haber ocurrido», detalla Allende.
Se trata de una pareja -una mujer de Valladolid y el varón de Salamanca- con experiencia previa, que ya habían realizado actividades de espeleología en otras cavidades. El Ejecutivo ha indicado que el 112 no tenía conocimiento de la actividad.
Javier Allende, coordinador de Emergencias, reconoce que por el momento no tienen datos sobre qué es lo que ha podido pasar. La pareja, debía haber salido este sábado al mediodía y, al no tener noticias, se dio un margen y se activó el operativo. Se trata de una cavidad que se puede realizar en 12 o en 20 horas dependiendo de las partes que se recorran y el tiempo que se emplee en ver los diferentes puntos. Está equipada y señalizada, y tiene una infraestructura básica de cuerdas y arneses para poder ejecutar el recorrido sin necesidad de llevar material adicional. Por esta razón se cobra una entrada para el mantenimiento.
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La primera hipótesis que se barajó es que no hubieran podido acceder a unas cuerdas necesarias para superar un desnivel, ya que otro grupo de espeleólogos que realizó también ese recorrido comentó a los equipos de rescate que esa cuerda se quedaba trabada en una repisa y que les había costado mucho alcanzarla para seguir la ruta. «Pero esto es solo una hipótesis». De hecho, un primer grupo de rescate entró a la cueva y llegó hasta ese lugar y confirmó que no se encontraban en ese punto. «Fueron más hacia abajo por si veían algo, pero nada y salieron porque su misión era esa», explicó ayer Allende.
Aunque inicialmente el alcalde de Soba, Julián Fuentecilla, señaló que se pensaba que la pareja estaba parada en la zona de Garmaciega, realmente no hay información exacta sobre dónde podrían encontrarse. El Ayuntamiento de Soba ha abierto el polideportivo de La Gándara para que se instale el operativo y recibir a los rescatados.
En este contexto, el Puesto de Mando del Gobierno quedó instalado y se activó al coordinador de emergencias de la zona, al técnico de guardia, además de solicitar apoyo, como sucede en estos casos, al Greim y a la Cruz Roja.
Según ha explicado a este periódico Martín González, presidente de la Fundación Espeleosocorro Cántabro (Esocan), que ayer, antes de que los jóvenes entraran en la cueva, estuvo charlando con ellos, se trata de una pareja de unos «treinta y algo años y con buena planta» que para haberse metido en la cavidad «tienen que ser experimentados».
«Delante iban unos catalanes que ya han salido. Lo que creo que ha podido pasar es que se han encontrado con la dureza de la ruta y estarán cansados e irán poco a poco. Las dos cuerdas de las bocas, tanto la de bajada como la de subida, están nuevas, las hemos cambiado recientemente. Imagino que será el agotamiento», señala González.
La ruta de la Garma Ciega se realiza, a buen ritmo, en unas 20 horas (sin paradas). Tiene forma de 'U', con dos bocas -entrada y salida-, es compleja, fría (a cuatro grados) y tiene una travesía de unos 500 metros de desnivel en descenso para remontar, posteriormente, los 240 metros de Pozos de Cellagua, con gran diversidad de terrenos. Una vez se llega a la unión, se remonta el río hasta la base de los pozos y comienza el ascenso. «No es la travesía típica en Cantabria, como Coventosa por ejemplo, la Garmaciega-Sima del Sombrero está en otro nivel, hay que saber interpretarla, y requiere mucha condición física y mental», puntualiza el presidente de Esocan.
La travesía abarca pozos cortos y grandes, intercalados de otros muy estrechos, rampas deslizantes en anchas galerías, cuerdas ascendentes, numerosos pasamanos, salas con excéntricas, cornisas acrobáticas, meandros retorcidos, estrechos y húmedos, zonas encañonadas y atléticas, galerías fósiles de gran tamaño, ríos tranquilos y arenosos, zonas inundadas y profundas y, finalmente, el ascenso de los pozos de Cellagua.
Según la página web de Esocan, la travesía solo es apta para espeleólogos confirmados con experiencia en todo tipo de terrenos y en buena forma física: «No es una travesía disfrutona para pasarlo bien sin agotarse demasiado. Muy al contrario es bastante agotadora, sobre todo por el agua siempre presente que moja y enfría y lo retorcido de los meandros intermedios, además del baño inevitable que además de aumentar el frío obliga a llevar bastante peso y bulto».
González busca en su memoria incidencias recientes y destaca la que protagonizaron dos espeleólogos el año pasado cuando, por la subida del nivel del agua, tuvieron que hacer noche en la cueva «sin mayor contratiempo».
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