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Laura negro
Valladolid
Miércoles, 17 de febrero 2021, 07:36
El vallisoletano Ángel Rodríguez es feliz con un serrucho y una cinta métrica entre las manos. Durante el confinamiento sorprendió a familiares y amigos al descubrir una increíble afición, la de fabricar galeones de madera. Construyó 28 como símbolo de la lucha contra ... la covid. Éste profesional del lijado y montaje de suelos de parquet, ha encontrado hace pocas semanas una nueva ilusión, la de construir una maqueta de la iglesia El Salvador, de su pueblo, Villanueva del Campo (Zamora).
En tan sólo diez días ha logrado una obra espectacular en la que no falta ni un solo detalle. Eso si, algunas jornadas de trabajo han sido de más de 20 horas. «Saqué muchas fotos del templo y enseguida me puse a trabajar. Es un lugar especial para mí, porque está lleno de recuerdos. Allí se casaron mis padres, me bauticé e hice la comunión. Allí también, siendo yo un mozo, levanté el mayo con mis quintos. Por eso me apetecía tanto hacer esta réplica», comenta.
Para su construcción ha utilizado 12.000 piezas de madera de encina, que ha cortado cuidadosamente a mano. Una a una. El peso final de la maqueta es de 60 kilogramos. «Se desmonta por completo, así es más fácil transportarla. Mi intención es seguir trabajando en ella y ahora que está terminada por fuera, quiero revestirla por dentro y recrear el interior siendo fiel a la realidad. Eso será todo un reto, porque tendré que hacer bóvedas, escaleras, el púlpito… Y cuando esté terminada se la regalaré al pueblo de Villanueva del Campo. Es allí donde debe estar», añade.
Ángel ha contado con la colaboración de su hijo Sergio, quien se ha encargado de realizar los últimos remates de la obra. Gracias a su ingenio y a su impresora 3D, esta iglesia tiene una veleta, rejas de las ventanas, barandillas para la escalera y una campana para el torreón, que son exactamente iguales a las originales. La maqueta guarda varios secretos. Hay que fijarse mucho para encontrar algunos nombres escondidos en esta iglesia de madera. Son los de los miembros de la familia de Ángel. En el interior, en un rincón que solo él conoce, ha grabado y escondido una dedicatoria dirigida a su tío abuelo Clemente Caramazana, un escultor que, en 1937, realizó una talla del retrato de Stalin que España regaló a la URSS con motivo del XX aniversario de su revolución.
«Mi tío abuelo fue el autor también de la conocida y venerada talla de los Santos Niños Justo y Pastor, de Alcalá de Henares. Este trabajo se lo dedico a él. Me ha quitado muchas horas de sueño, pero el resultado está gustando mucho a la gente», cuenta Ángel muy satisfecho. Su obra se puede ver en el escaparate de su tienda de parquet, en la calle Puente Colgante.
«La madera es una materia prima muy agradecida y que permite hacer lo que quieras con ella. Solo hacen falta ganas, ingenio y las herramientas adecuadas», completa este artista, que tiene muchos otros proyectos en mente, como replicar la iglesia de San Cebrián de Mazote, su pueblo paterno y también El Escorial y El Valle de los Caídos.
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