![Resultado en Leopoldo Cano, donde se ha conservado la fachada.](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201910/12/media/cortadas/pisos-kaEB-U90388709640a8D-624x385@El%20Norte.jpg)
Ver fotos
Secciones
Servicios
Destacamos
Ver fotos
El tríptico lo dice todo. Engancha desde la foto de portada: por fuera, una fachada del año 1860, reformada y acondicionada al estilo de un edificio residencial del siglo XIX en el centro de Valladolid. Por dentro, un concepto lujoso insertado en una arquitectura moderna, ... con mobiliario de alta gama, calefacción geotérmica y sistemas de control domótico. Una fusión urbanística y arquitectónica en pleno casco histórico, con viviendas de entre 95 y 170 metros cuadrados y precios que parten de los 500.000 euros y que pueden llegar a superar con creces el millón. «Es un producto de lujo», reconoce sin tapujos Guiomar Valiente, la responsable de ventas de doce viviendas en la calle Claudio Moyano a un precio tres y cuatro veces superior al del mercado vallisoletano. «Vendemos lujo, excelencia», prosigue. Porque esta es la filosofía del promotor, Pablo Álvarez, el consejero del grupo bodeguero Vega Sicilia que dio el salto al sector inmobiliario para trasladar el concepto vinícola a la construcción. «Ofrecer un producto para pocos clientes, pero que te asegura calidad».
Noticia Relacionada
Las comodidades de alto 'standing' resultan inalcanzables para la mayoría de los mortales. Y más aún su precio. ¿Pero hay vallisoletanos dispuestos a pagar más de un millón de euros por una vivienda? El mercado de lujo sí tiene su público. Y a tenor de las cifras, cada vez mayor en Valladolid. En el triángulo de oro, el centro burgués residencial que acota Miguel Íscar, Acera de Recoletos y Gamazo, se sitúan varias de las restauraciones de edificios que desde hace tres años han vuelto a reactivar la rehabilitación urbanística en el Ayuntamiento de Valladolid.
En el registro del área de Control de Obras y Actividades que dirige el concejal Luis Vélez hay siete solicitudes para rehabilitación integral de edificios en el casco histórico con una inversión prevista superior a los seis millones de euros, pero al menos media docena más contabilizadas como obra nueva porque solo es necesario respetar la fachada, con algún grado de protección y otros siete millones de inversión. Es, según expertos agentes inmobiliarios, el reciente 'boom' de la restauración, una reactivación en el cuidado del patrimonio que busca una nueva fórmula de venta de inmuebles hacia un cliente exclusivo que, tras la crisis, quiere invertir sobre seguro.
Ahí se encuentra un perfil de comprador que responde al de matrimonios de entre 50 y 55 años, con buena posición económica, que adquirieron viviendas de grandes dimensiones en urbanizaciones del entorno como El Pichón, Entrepinos o Fuente Berrocal y ahora quieren regresar al centro, «normalmente porque los hijos ya se han ido y se encuentran con 500 metros de vivienda en una urbanización a las afueras», indica Gonzalo Jolín, presidente en funciones de la Asociación de Promotores Inmobiliarios (Aspriva).
¿Y hay mercado para este tipo de producto tan exclusivo? «Es reducido pero sí; hay un público que quiere centro, garaje y trastero, calidades altas y buenas y una certificación energética ya con aerotermia o geotermia», añade Jolín. Él mismo palpa diariamente el sector como licenciatario que es a su vez de Engel & Völkers, responsable de la comercialización de un edificio de la calle Colmenares cuya reconversión en residencial respetará la fachada, pero renovará la estructura. Un inmueble célebre porque es «donde nació el filósofo Julián Marías», según explica para intensificar su valor, consciente no obstante de que solo la ubicación y el concepto venden por sí mismos. «Es cierto que no es Madrid, que allí hay cinco compradores por cada vivienda de este tipo, y aquí hay cinco viviendas por cada comprador, pero al final el producto se vende», insiste.
La huella de inmuebles inmersos en una rehabilitación salpica así gran parte del casco histórico, con diferentes grados de protección y, por tanto, de conservación. Hay así edificios con oferta de vivienda exclusiva en Zapico, Bajada de la Libertad, Leopoldo Cano, Matías Sangrador, Perú, Francisco Zarandona, Acera de Recoletos, Santa María, Constitución o la propia Plaza Mayor. Entre todas suman poco más de 120 viviendas que «más allá de suelos de piedra y tarima de roble buscan zonas comunes de mil metros cuadrados y tranquilidad en pleno centro», reconoce Guiomar Valiente.
Son promociones reducidas, promovidas por un grupo de empresas que en los últimos meses han incrementado la competencia por hacerse con bloques de este tipo. «Pero no hay tantos, y los que hay tienen precios desorbitados», advierte Juan Luis Blanco, de Vallenova, la encargada de comercializar para Norforest pisos de 5.000 euros el metro cuadrados en puntos tan céntricos como Bajada de la Libertad, Leopoldo Cano o, próximamente, frente al propio Teatro Calderón, en un edificio «muy exclusivo, tanto que ya está llamando gente interesada por esas futuras viviendas», señala.
La experiencia le dice a Juan Luis Blanco que tras una etapa de crisis hay clientes, «con una franja de edad bastante amplia, partiendo de 35 y hasta 70 años», que se refugian en el centro como inversión segura. «Y hasta ahora en el casco había mucha segunda mano pero poca obra nueva, y eso está enganchando».
No hubo durante la crisis económica nueva construcción. Y mucho menos rehabilitación. Pero sí la adquisición de inmuebles que previamente habían pasado por varios propietarios o entidades financieras y que desde hace un par de años son los que salen a la luz reconvertidos en viviendas exclusivas en busca del cliente con buena posición económica que quiera invertir en bloques históricos recuperados.
En esa apuesta por consolidar el patrimonio como producto de negocio exclusivo se encuentran los dos proyectos aprobados recientemente para convertir el céntrico inmueble de La Unión y el Fénix y un bloque de la Plaza Mayor en apartamentos turísticos, o para inyectar un uso aún por definir al bloque de la calle Manzana donde durante décadas prestó servicio Casa Tino. Y más recientemente, las anunciadas viviendas en el inmueble que acoge el histórico bar del Penicilino, en Bajada de la Libertad. Lugares emblemáticos donde el precio por metro cuadrado se encarece en una doble vertiente; por la ubicación y por la complejidad de obras en inmuebles de estructuras complejas. «Hay paredes colindantes que no se pueden tocar y hay que ser cuidadosos y respetuosos con la protección, y eso siempre encarece», acota Juan Luis Blanco.
La convivencia de obra nueva con patrimonio se antoja así costosa. Pues no en pocas ocasiones se ve interrumpida con el hallazgo de restos arqueológicos. El ejemplo más reciente está en el edificio de Claudio Moyano, donde las obras se toparon con los restos de una mezquita del siglo XV. «Contamos con ello porque no te queda otra. Lo fácil, económico y rentable es un solar, pero en edificios así todos tienen algo y nosotros apostamos por conservar cultura y patrimonio», incide la promotora.
Aquí la supervisión de las áreas de Espacio Urbano y Planeamiento Urbanístico del Ayuntamiento es «escrupulosa» con el cumplimiento de la norma. Se congratulan de que la rehabilitación se reactive como fórmula para conservar el patrimonio, y señalan que de hecho el Plan General «desincentiva la sustitución de edificios y ofrece más ventajas a mantener la edificación que a sustituir».
La recuperación del patrimonio llega además asociado al centro con una repoblación del casco histórico, en «la tendencia de vaciarse» similar a la que experimentan todas las ciudades. Expertos en paisajismo urbano como el escritor Jesús Anta aplauden así la restauración de edificios abandonados, pero siempre que se vele por que su uso no acabe siendo terciario, sino residencial. «Debemos felicitarnos por un proceso de rehabilitación positivo, pero que el Ayuntamiento sea celoso con conservar que sean residenciales», invita. Y va más allá a la hora de solicitar que se cumpla el plan de protección y que sea el Ayuntamiento el que asuma la titularidad pública cuando aparezcan restos arqueológicos como los de la mezquita. «Eso también es conservar patrimonio», apunta.
La apuesta es la rehabilitación. Que se mantengan las edificaciones existentes, especialmente las que tienen un mayor interés patrimonial para la ciudad. Así al menos lo recoge el planeamiento urbanístico de la ciudad, que protege 1.080 edificios –generalmente fachada o fachada y estructura–, de los cuales, 804 son residenciales, veinte industriales y el restos dotacionales o elementos singulares. Pero no es un catálogo estático, pues recientemente se han incluido 131 nuevas fichas y se han eliminado 35, de tal forma que se ha pasado de 984 inmuebles a 1.080. Algunos de ellos, como los talleres de Renfe, la azucarera Santa Victoria o el Campo Grande, contienen a su vez numerosos elementos catalogados, según precisa el concejal de Planeamiento Urbanístico, Manuel Saravia.
La apuesta actual va dirigida a conseguir una rehabilitación no solo del patrimonio, sino también para el mejor comportamiento energético de los edificios, como el proyecto europeo Buid Upon2, donde está integrado el Ayuntamiento. En este sentido se han enmarcado por ejemplo actuaciones recientes en el 4 de marzo y en el Distrito Fasa, pues se pretende una mayor descarbonización del parque edificado de las ciudades de aquí a 2050.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.