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La situación es «completamente inédita» y está además aderezada de «gran incertidumbre», lo que provoca una «máxima preocupación». Nunca antes el arranque del curso económico, la vuelta al trabajo de septiembre, se había producido en un escenario ni remotamente parecido. Nadie sabe qué va a ... pasar así que hasta que pase, casi es mejor no pensar en el futuro. «Nos estamos jugando muchísimo», advierte el presidente de la patronal de Castilla y León (Cecale), Santiago Aparicio. «Estamos en unas cifras de contagios parecidas a las de antes del confinamiento y el Gobierno y las autonomías siguen tirándose los trastos a la cabeza, sin responsabilidad ni sensatez».
Las empresas españolas en general y las castellanas y leonesas en este caso están dispuestas a «ponerlo todo de su parte porque se juegan su propia supervivencia». «Otro confinamiento sería la ruina del 75% de las empresas y del país entero».
Pendientes de la prolongación de los ERTES hasta 2021 –y de la «urgente ampliación» de la Junta– y de una regulación del teletrabajo, las empresas van «tomando todas las medidas que están a su alcance, según su actividad y normativa». Las que pueden, hacen tests PCR, el comercio y los negocios de cara al público velan por que «se respeten los aforos y se mantengan las distancias». Aquellas que puedan teletrabajar (el 43% durante el estado de alarma) seguirán apostando por esta fórmula, que «llegó forzada, pero para quedarse».
«Reivindico que se extreme la higiene, la distancia y el uso de mascarillas porque tenemos que hacer una vida normal, los niños tienen derecho a estar en los colegios y se deben evitar los rebrotes todo lo posible».
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