Claustro del antiguo convento de Santa Catalina de Siena. Alberto Mingueza

La reforma de las celdas de las monjas abre el plan municipal para Las Catalinas en Valladolid

La obra para consolidar el edificio en el que descansaban las religiosas dominicas costará 323.000 euros

J. Asua

Valladolid

Domingo, 7 de marzo 2021, 13:53

Cada una de las puertas del largo pasillo se corona con la cruz dominica en blanco y negro. Las encaladas estancias de las religiosas son muy austeras. Suelo de madera, un armarito 'empotrado' en el muro con tres pequeñas baldas ya desgastadas y una mesilla ... de azulejo, también excavada en la propia pared, en la que cabría un vaso de agua. En una de las habitaciones, un pequeño cubículo con una puertecilla en la parte baja de la ventana parece el espacio justo para alojar un orinal. Es una hipótesis factible. En otras, aún queda alguna silla huérfana, una percha olvidada o desnudas bombillas. Bajo las habitaciones de la planta para las novicias, agoniza lo que se adivina fue una antigua cuadra y gallinero. Su mal estado pone en peligro el bloque en el que descansaban las monjas. Ya se han apuntalado algunas zonas.

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Ahí arrancará este año el plan municipal para el antiguo convento de Santa Catalina de Siena, adquirido por el Ayuntamiento de Valladolid a finales de 2018 por 5,8 millones de euros tras rebajarse, durante la negociación, los 11,2 de salida, que sor Rosa y sor Milagros plantearon en la primera reunión en noviembre de un año antes.

La consolidación de esta parte del cenobio, que las últimas hermanas abandonaron en 2009, como acredita el calendario con niños africanos que aún cuelga en las cocinas, costará 323.000 euros. Dará inicio a la rehabilitación completa de este espacio de una hectárea de terreno, con 6.230 metros cuadrados construidos y protegidos casi al completo. Solo en 1957 se rompió la unidad de la parcela cuando la congregación vendió una 'loncha' de suelo que daba a la calle San Agustín para construir una hilera de viviendas.

Por fases, el Consistorio irá habilitando nuevas dotaciones en un casco histórico que carecía de un espacio público de estas dimensiones. Cabe mucho (el huerto ocupa más del 50% de la parcela) y su ubicación es estratégica. Lo destaca Manuel Saravia, concejal de Planificación Urbanística, quien tiene desmenuzada la historia y posibilidades de esta compra, unas intervenciones y usos que tendrán que ser autorizados por Patrimonio de la Junta. Esta dirección general, con licencia municipal aprobada, ya admitió en 2011 levantar un edificio de nueva planta más adecuado para las pocas dominicas de esta comunidad en la zona de la huerta y dejar el resto libre para un hotel. Entonces, las madres que aún quedaban se alojaban de forma provisional en el convento del Corpus Christi, en el Prado de la Magdalena.

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Bula del Papa Inocencio VIII

Desde un centro de mayores con huertos para su cultivo a una dotación deportiva, sin olvidarse de su atractivo patrimonial y la propuesta de actividades culturales y con tirón turístico. Esa es la idea del equipo de gobierno, que habrá que ir concretando en un plan director. Básico en esta operación de ciudad: sacarle el lustre que se merece al propio monasterio, cuya construcción fue autorizada con una bula del Papa italiano Inocencio VIII en 1488 y que fue creciendo con el paso de los siglos tras su fundación por parte de Elvira Benavides y Manrique, la que fuera primera priora, a instancias de su madre.

Pero despacio, porque esto no es para ya. Ni mucho menos. Queda cantidad de trabajo por delante y una inversión millonaria para comenzar a ver la transformación de esta pieza ubicada entre las calles San Quirce y la atractiva Santo Domingo de Guzmán.

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Se propone un uso 75% público y abierto a una oferta privada para el resto. Ya las ha habido. La última: una empresa termal, que planteó explotar el espacio al completo y pagar un canon al Ayuntamiento, según recuerda Saravia. Se rechazó. Antes, en tiempos de León de la Riva, también interesado en la adquisición del convento, se habló de ubicar una parte de la Ciudad de la Justicia y también de abrir un Parador Nacional. ¿Podría tener en un futuro una parte para alojamiento? También en esta ocasión está sobre la mesa.

Y es que la rehabilitación y puesta en valor de esta joya, declarada Bien de Interés Cultural en 1979 y oculta por las tapias que la circundan, como si de «una geoda se tratara», según define el edil, llevará su tiempo. Un recorrido por sus inmuebles permite apreciar la magnitud del tesoro. Su claustro y sobreclaustro, en torno al que se organizaba la vida de las religiosas; su coro con sillería de estilo clasicista y bóveda estrellada; la Iglesia en la que, se asegura, descansan los restos del escultor Juan de Juni y de su familia o la colección de capillas (los Siete Altares, las llamaban), incluida la del Yacente de Gregorio Fernández, figura que se trasladó en su momento y que descansaba bajo el impresionante artesonado de este oratorio.

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Y el refectorio, un comedor común forrado de una llamativa azulejería con su púlpito. Y lugares curiosos entre decenas de recovecos, escaleras, luces y contraluces y puertas. Muchas puertas. Sobre una de ellas, se lee 'De la cruz a la luz'. Es la entrada a una blanca enfermería con sus habitaciones individuales. O las letrinas en piedra y ladrillo que se conservan en uno de sus sótanos. Hay zonas en buen estado y otras más tocadas, en las que las termitas se han puesto las botas en todo este tiempo.

El obrador de los pasteles conocidos como 'jesuitas', la antigua 'escuelita', la casa del capellán, los patios de comunicación entre bloques, el torno para el intercambio o la estancia enrejada donde estas mujeres en clausura recibían las visitas forman parte de un atractivo paseo en agradable silencio por esta gran casa, que tuvo taller de bordados para los ajuares de novias, de encuadernación, así como la repostería y nueve aulas escolares creadas por el ministro de Educación, Joaquín Ruiz-Jiménez, en 1954, un «gran amigo» de esta orden.

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Hay tarea por delante. Se ha hecho el inventario, el levantamiento cartográfico, los desbroces en los espacios verdes y en la antigua zona de cultivo. El Ayuntamiento espera licitar la primera obra de rehabilitación en las próximas semanas. A partir de garantizar la seguridad de este inmueble dormitorio, se comenzará a redactar el plan director. Entre los usos futuros ya se prevé reservar un espacio para ampliar la capacidad del cercano Archivo Municipal, mientras que se han recibido peticiones como la de la Junta de Cofradías para contar allí con un espacio. En su momento, también se habló de ubicar la sede de la Fundación Miguel Delibes, una idea que parece desechada.

Todo permanece abierto hasta que se concreten usos y dotaciones. Los trabajos para rehabilitar la íntima zona de las celdas serán, estos en breve, los primeros que alteren la paz de esta histórica clausura vallisoletana, dedicada a Catalina Benincasa, la santa de Siena.

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