José Maria López, psicólogo

«Las redes sociales influyen en que haya menos parejas»

A lo largo de su ponencia, López Laso, psicólogo por la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid y experto en psicoanálisis, abordó los principales retos que enfrentan las relaciones amorosas en el contexto actual, marcado por cambios sociales, culturales y tecnológicos. Explicó como las expectativas que se tienen sobre el amor han evolucionado significativamente, lo que ha generado nuevas dinámicas y conflictos que, en muchas ocasiones, pueden poner en peligro la estabilidad de los distintos tipos de parejas que existen en la actualidad.

«Nuestra forma de amar, de relacionarnos, de enamorarnos y de seducir viene influida por la época en la que estamos y por el discurso. Hay cuestiones del amor que apenas han variado a lo largo de la historia, sin embargo, otras como la institución matrimonial, ha cambiado de forma radical. Actualmente el matrimonio no es tan fuerte como lo era hace 60 años. Es una institución en decadencia porque se puede disolver en cualquier momento. Estamos en una nueva etapa en la que se impone la seducción, la relación como consumo y uso del otro», subrayó.

López Laso se apoya en el psicoanálisis para explicar que los conflictos psíquicos, las fantasías y los primeros modelos de relación con los progenitores y la familia pueden determinar cómo serán nuestras relaciones amorosas de pareja, nuestros gustos, nuestras fantasías inconscientes y por qué nos gusta una persona o por qué repetimos siempre el mismo error. En cuanto a los principales conflictos de pareja que se producen en la actualidad, el psicólogo observa ciertos síntomas «clásicos» como pueden ser los celos.

«Donde hay dos puede aparecer un tercero que rompa esa pareja. Ese tercero puede ser un hijo, un trabajo u otra persona. También hay otras cuestiones más hedonistas. Antes la institución matrimonial lo ocupaba todo y todo se sacrificaba por la preservación de la institución. Alguien podía casarse sin amarse, porque convenía a la familia o por intereses de otro tipo. Ahora, en cambio, los intereses personales son los que están en un primer plano», indica. «Lo que cambia es que la institución el matrimonio antes tenía un poder que ahora no tiene. En el futuro esto puede derivar en que incluso la seducción decaiga, lo mismo que las relaciones sexuales y el interés por el otro. Puede que llegue un momento en que no queramos estar en pareja», prosigue.

En su opinión la tecnología y las redes sociales también influyen, y mucho, en los conflictos de pareja actuales. «Influyen en la medida de que hay menos parejas. Redes sociales como Tinder no están diseñadas para encontrar una pareja sino muchas relaciones. Su función es hacernos pasar de un vínculo a otro o ni siquiera hacer vínculo. Se utilizan para quedar y tener sexo y pasar a otra cosa como si fuera una especie de supermercado. Obviamente no siempre es así. La gente sigue buscando el amor y muchos se enamoran e incluso llegan a casarse tras haberse encontrado en esas redes, pero no es para lo que están pensadas. Están pensadas para el consumo y al consumo no le viene bien la estabilidad, ni el amor, ni que uno se mantenga durante mucho tiempo en la misma pareja. Además, las redes sociales dan siempre la sensación de que se puede aspirar a algo mejor y que puede haber algo más ya que la oferta hipotética es muy grande. Claro que después vienen las decepciones al no encontrar aquello que se busca en un lugar donde hay tanta oferta», señala.

Es cada vez más común que las parejas busquen ayuda profesional y acudan a terapia, algo que, según él, «está de moda». «Los medios de comunicación hablan cada vez más de ello. Cuando alguien viene al psicólogo, de una manera u otra siempre acaba hablando de amor, de desamor, de cuestiones de amor relacionadas con los padres o con el trabajo, o con la adolescencia. El amor siempre está en juego y la pareja muchas veces también. Pero tampoco es necesario que vengan a terapia los dos», comenta.

«Los psicólogos tratamos de hacer pensar a la gente, de plantear unos argumentos, pero no hay una receta que solucione una relación que está en riesgo. Cada caso es particular. Hay parejas que aparentemente están fatal y se pelean y duran muchísimos años, mientras que otras parece que se muestran mucho amor y se rompen rápidamente», apunta López. En su opinión, el amor por sí solo no es suficiente para sostener una relación. Hay otros factores como el deseo y los proyectos en común, pero que muchas veces, «son difíciles de conciliar».