
Silvia Rodríguez, hija de la mujer asesinada en la Rondilla en 2022
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Silvia Rodríguez, hija de la mujer asesinada en la Rondilla en 2022
«Raúl no es mi hermano, es el asesino de mi madre y para mí no existe»Han pasado dos años, pero hay historias que nunca mueren en el corazón de quien las recuerda día tras día. Silvia Rodríguez, hija de Eva ... María Sánchez Villarreal, la mujer asesinada a puñaladas por su hijo, Raúl Rodríguez, en el portal 10 de la calle Siglo de Oro, en el barrio de La Rondilla, el 30 de junio de 2022, pone fin a su doloroso silencio en una entrevista para El Norte de Castilla. «No quiero tener ninguna vinculación con el asesino de mi madre, desde que ocurrió todo soy hija única y no tengo hermano, no existe para mí», sentencia la joven de 24 años al inicio de la conversación. Por petición expresa de la joven de «preservar mi imagen» y «por miedo», Silvia Rodríguez prefiere no mostrar su rostro: «Si Raúl fue capaz de matar a su propia madre, no puedo evitar preguntarme de qué más podría ser capaz en el futuro».
Aquel 30 de junio de 2022, Silvia Rodríguez estaba tomando algo en una terraza del centro de Valladolid con unos amigos y sobre las nueve de la noche -dos horas y media después de que sucediese la tragedia- recibió una llamada de un familiar preguntando a la joven de 24 años si sabía algo de su madre. «Respondí que había recibido mensajes suyos de WhatsApp a las 17:20». Dichos mensajes -los últimos intercambiados entre madre e hija- versaban sobre una fuerte discusión entre Eva María y Raúl, porque «mi madre había dado de baja el Wifi y me decía que tenía pensado hablar con un abogado para que se viniera a vivir a la casa de mi padre, donde yo también residía, ya que la situación con Raúl era insostenible».
Las decenas de llamadas a su madre sin contestación y la negativa respuesta de Raúl a los mensajes enviados por Silvia comenzaron a poner en alerta a la joven de 24 años. La confirmación de la peor de sus pesadillas llegaba a manos precisamente de este diario. «En esos momentos, la cabeza me daba mil vueltas y procedí a buscar en Google las noticias de hoy en Valladolid. La primera noticia que encontré fue la que publicó El Norte de Castilla, donde precisaban que un menor de 16 años había asesinado a su madre. En el momento en el que vi la información con la foto del portal de la casa de mi madre me quedé en estado de shock, no fui capaz de moverme de donde nos encontrábamos. Sentía cómo la rabia y la impotencia llenaban mi cuerpo. En ese momento tuve la sensación de que una parte de mí se había ido con ella».
Los días siguientes se tornan borrosos, confusos y con vagos recuerdos para Silvia Rodríguez. El efecto de la medicación proporcionada por el equipo de psicólogos y psiquiatras como consecuencia del suceso lleva a la joven a definir el proceso como «abrumador». Fue en el velatorio donde tuvo lugar uno de los momentos más difíciles de recordar para la hija. «Hubo un instante, en mitad de velatorio, que pedí que me dejaran a solas en la sala. Me quedé mirando la foto que habían puesto de ella mientras escuchaba audios y vídeos suyos en mi teléfono para poder oír su voz. No quería hacerme a la idea de que jamás iba a poder verla de nuevo. Fue una manera de sentirla cerca, aunque solo fuera a través de los vídeos o audios», relata.
La conversación continúa, pero Silvia Rodríguez necesita un respiro, una pausa antes de recordar, de nuevo y en voz alta, la tragedia. «No me puedo imaginar lo que sentiría mi madre al ver que su propio hijo le estaba propinando una docena de cuchilladas mientras ella intentaba huir», retoma Silvia Rodríguez, con la voz resquebrajada. La joven de 24 años confiesa haber leído «muchísimas noticias sobre el caso» y precisa con conocimientos de la investigación: «Se aseguró de acabar con ella sin dejar siquiera que se pudiera defender. Es perturbador que un hijo pueda matar a su madre, insiste, quien le dio la vida».
Las noticias sobre el caso se cuentan por decenas, pero el desencadenante del trágico suceso continúa siendo una incógnita incluso para Silvia Rodríguez. «Me gustaría poder tener una respuesta, poder saber por qué, pero sigo sin saberlo, no encuentro el sentido de que un hijo acabe con la vida de quién se la dio». El detonante «podría ser por la relación que Raúl mantenía con una chica de Badalona o porque no estaba cómodo con la nueva pareja que mi madre tenía en aquellos momentos. Es desgarrador barajar la hipótesis de que un conflicto sobre una relación y decisiones parentales pudiera escalar a tal extremo», confiesa la hija de Eva María Sánchez, mientras reflexiona en voz alta sobre los posibles indicios.
En cuanto a la relación sentimental que el niño de 16 años -la edad que tenía el asesino de Eva María Sánchez cuando mató a su madre- pudiese tener con una chica de Badalona, Silvia Rodríguez es tajante: «Que los medios de comunicación atribuyeran el motivo del asesinato al hecho de que mi madre no soportara la relación sentimental de Raúl no justifica la violencia extrema. Sabía de la existencia de esa chica y la única información que tuve por parte de Raúl es que estaba conociendo a alguien, pero él no entraba en detalles en cuanto a su relación con ella».
Ocho años de internamiento
«Raúl no es mi hermano. Es el asesino de mi madre y para mí no existe», pronuncia Silvia Rodríguez con una rotunda y absoluta firmeza. La relación entre los que algún tiempo pasado fueron hermanos está rota y no tiene solución, la hija de Eva María Sánchez, que pedía días antes de la entrevista que El Norte de Castilla no utilizase la palabra hermano para vincular al asesino de su madre con ella, confiesa: «Actualmente, no tengo ningún tipo de relación con él, en ningún momento he mostrado interés por saber cómo se encuentra».
Ocho años de internamiento más otros cinco de libertad vigilada por un delito de asesinato con el agravante de parentesco. Esta ha sido la sentencia que ha obligado a que Raúl Rodríguez, el matricida de Eva María Sánchez, continúe en régimen de internamiento cerrado en el centro de reforma Zambrana. «Nunca he ido a visitarle ni tengo intención de ello. No he vuelto a hablar con él desde días antes del suceso, para mí Raúl no existe. En cuanto a si recibe visitas o no, no lo sé, desde un principio compartí a mi familia y a mi entorno mi deseo de no saber ni hablar de nada con respecto a él», afirma Silvia Rodríguez.
La pena con la que se conformó el matricida de La Rondilla establecía el internamiento del menor en el centro de reforma Zambrana de Valladolid hasta cumplir la mayoría de edad. La comisión que ha estudiado la evolución de su comportamiento en el centro durante los meses previos a alcanzar la mayoría de edad ha decidido que permanezca en internamiento cerrado en este centro. En principio, podría permanecer en el Zambrana hasta los 21 años, pero después tendrá que pasar lo que le quede de la condena en una prisión para adultos, posiblemente, en la de Villanubla, según han detallado fuentes jurídicas. «Entiendo que la ley es así, pero eso no exime que esté en desacuerdo, puesto que si alguien con 18 años recién cumplidos comete el mismo delito ingresaría directamente en prisión, mientras que Raúl, por tener un año y medio menos, estará en el Zambrana hasta que se decida trasladarle a prisión, si es que eso sucede», reflexiona la hija de Eva María Sánchez.
En cuanto a la sentencia de ocho años de internamiento, que es la pena máxima que contempla la ley para los menores de edad, Silvia Rodríguez se muestra en total desacuerdo: «Si una persona toma la decisión de acabar con la vida de otra, la ley no debería por esto ser distinta para alguien que no tiene 18 años. Además, Raúl decidió acabar con mi madre, le quitó la vida porque él quiso, le ha arrebatado posiblemente 40 años de vida. Cualquier sentencia que hubiese recibido me habría parecido injusta comparada con la gravedad de su acto».
Dos años sin su madre
Silvia Rodríguez consigue esbozar una leve sonrisa -la única durante toda la entrevista- cuando habla de cómo era su madre. «Además de ser mi madre, era mi amiga, la alegría de mi vida y quien me guiaba en mis decisiones. Siempre estaba con una sonrisa aun cuando ella no estaba bien. Era una persona muy luchadora y cariñosa», son las primeras palabras que le dedica su hija. «Siempre estábamos juntas, incluso era amiga de mis amigos y ella era la única persona que sabía todo sobre mí, sabía cómo calmarme y cómo hacerme reflexionar ante cualquier situación. Podría pasarme horas y horas enumerando todo lo que echo de menos de ella, pero lo que más echo de menos es no poder decir mamá y que ella me conteste», sentencia.
El trágico suceso dividió la vida de Silvia Rodríguez en dos y marcaba un antes y un después muy duro y doloroso entre «cuando puedes decir mamá y hay respuesta y cuando por mucho que grites ya no hay nadie que conteste a esa palabra de cuatro letras». La joven de 24 años, que ya no vive en Valladolid, no sabe definir su situación actual tras dos años de dolor. «Mi estado mental va cambiando por días y a veces incluso por horas. Lo que sí que noto, es que, desde ese día, necesito tener mi mente ocupada y estar siempre acompañada, ya que cuando mi mente está relajada no para de pensar en la situación que tuvo que vivir mi madre».
Silvia Rodríguez confiesa haber acudido una sola vez al psicólogo porque la sesión lejos de ayudarla le hacía sentir peor. «Soy consciente de que tengo un problema y tendría que afrontarlo, pero aún no estoy preparada para hacer frente a ello», precisa la joven de 24 años, quien finaliza: «Me acuerdo de mi madre cada día que pasa, pero siempre que pienso en ella intento recordar los momentos bonitos que compartimos. Sé que este dolor que siento cada día no va a desaparecer nunca y que tengo que intentar gestionarlo de la mejor forma posible, pero creo que nadie está preparado para una situación así».
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