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Un encierro de 'victorinos' celebrado a principios de los sesenta en Palazuelo de Vedija.
Las raíces vallisoletanas de los 'victorinos'

Las raíces vallisoletanas de los 'victorinos'

El prestigioso hierro de Victorino Martín cuenta con 57 años a sus espaldas desde que se formara con las reses de un vecino de Palazuelo de Vedija

Lorena Sancho Yuste

Valladolid

Martes, 3 de octubre 2017, 21:03

Artículo publicado en El Norte de Castilla el 16 de enero del 2011

Ha catapultado a la fama a grandes toreros, ha dibujado el rostro de pavor en otros, goza de un admirable prestigio acreditado por una historia que le reconoce el único toro indultado en la madrileña plaza de toros de Las Ventas ('Velador') y de un cotizado caché que viene justificado en el centenar de toros premiados con una vuelta al ruedo. Son innumerables los datos e incalculables las estadísticas de la afamada ganadería de Victorino Martín, un prestigioso hierro que hace unos meses ha soplado las velas de su medio siglo de andadura desde que en el año 1960 empezara a formar su vacada con las reses de un mayorista de ganado porcino de Palazuelo de Vedija, José Bueno Catón. Sus indómitos toros, los de la A coronada, los que se rinden ante la zurda de El Cid y dieron grandes triunfos a diestros como El Niño de la Capea y Andrés Vázquez, llevan así grapada a sus raíces la tierra vallisoletana.

Esta historia de lidia vedijana arranca en el año 1921, cuando la marquesa viuda de Albaserrada vendió al vecino de Palazuelo José Bueno, gran aficionado a los toros, la ganadería formada por vacas y sementales del conde de Santa Coloma. «Era un hombre inquieto, calculador, con gran olfato para los negocios y gran visión de futuro», relata el alcalde de Palazuelo, Salvador Fernández, estudioso de su figura. En 1928, pocos años después de trasladar los toros cárdenos de Albaserrada a su finca de Moraleja (Cáceres), José Bueno muere sin descendencia, por lo que su fortuna se distribuyó entre «unas 40 familias de Palazuelo». En lo que respecta a la ganadería, quedó dividida en dos. Una para su esposa, Juliana Calvo, y otra para uno de sus numerosos sobrinos, Bernardo Escudero, quien vendería después su parte al Duque de Pinohermoso.

Cuando Juliana Calvo, viuda de José Bueno, murió, la ganadería de los 'santacolomas' pasó a sus cuatro sobrinos; Antonio, Josefa, Florentina y Andrea, que lidiaron los toros a nombre de Escudero Calvo Hermanos. Fue en esta época cuando numerosos vecinos de Palazuelo disfrutaron en las distintas fincas de José Bueno (Monteviejo, entre otras) de los tentaderos con figuras del momento y las tareas propias del campo. Quiliano González, de 79 años, ejerció su labor de transportista en numerosas ocasiones hasta estas tierras extremeñas. Tantas, que llegó incluso a regalar una veleta con un motivo taurino que aún se conserva en Moraleja. «Allí hemos disfrutado muchísimo, hemos conocido a toreros como Curro Vázquez», dice hoy en día mientras muestra una fotografía en la que él mismo posa con Curro Vázquez en Monteviejo. El alcalde, Salvador Fernández, asegura incluso que existen varios descendientes de Palazuelo que mantienen bienes y propiedades en Moraleja como parte de la herencia de José Bueno. «Es que fueron cerca de 40 las familias que heredaron de este señor, que tenía un patrimonio incalculable», incide.

Camino del matadero

Al empezar la década de los sesenta, los problemas acechan a los sobrinos de Juliana Calvo, que buscan comprador para unos toros que pueden acabar en el matadero. Victorino Martín, un carnicero de Galapagar, adquiere junto a sus hermanos el primero de los lotes por algo más de un millón de las antiguas pesetas. «Yo tenía mucha amistad con los Escudero Calvo, iba mucho a los tentaderos y los conocía bien. Entonces me enteré de que se querían deshacer de ello, de que iba a desaparecer, de que iba para el matadero, y como de saltillo hay poco en España y yo tenía mucha afición, me quedé con ello», relata ahora el ganadero Victorino Martín. En cinco años, los hermanos Martín Andrés, de Galapagar, se hicieron con los toros de los Escudero Calvo en distintos lotes. Eso sí, poco antes de que Josefa vendiera su parte, en 1962, los vecinos de Palazuelo pudieron disfrutar de un encierro de los ahora 'victorinos' como cortesía del ganadero.

Salvador Fernández, alcalde de Palazuelos de Vedija, muestra la vivienda de Jose Bueno Catón, ganadero que contribuyó a formar el prestigioso hierro de Victorino Martín. Lorena Sancho Yuste

El comienzo de esta ganadería, tal y como señala el propio Victorino Martín, fue tan importante como difícil. Los tiempos eran duros, pero Martín apostó por realizar una importante selección que mantuviera, eso sí, la pureza de saltillo. «Hoy en día es lo mismo, desciende de lo mismo, esto siempre seguía la misma línea y hemos intentado mantenerla», añade el ganadero.

La importancia de Palazuelo de Vedija para los 'victorinos' es innegable. Un octogenario Victorino Martín asegura tener grandes recuerdos de esta localidad. Y no solo porque José Bueno descendiera de ella, sino porque su cuñada, Juana Escudero, mujer de su hermano Adolfo, también encontraba sus orígenes en Palazuelo (su padre también heredó propiedades de José Bueno). El sobrino de Victorino, el también ganadero Adolfo Martín, visita siempre que puede las raíces de sus ancestros maternos, donde aún conserva familiares. Alberto Domínguez es uno de ellos, concretamente primo. Con 84 años, recuerda los momentos vividos en la finca de El Cerrillo, donde se crió Juana y conoció a Adolfo. «Ahora tenemos una hija que es igualita que la de Adolfo, cuando vino Victorino y la conoció se quedó asombrado de lo que se parecían», cuenta.

El ganadero Victorino Martín apadrinó en noviembre de 2009 la apertura del Centro de Interpretación de la Vaca Enmaromada en Palazuelo de Vedija. A. Fariza

La historia de los 'victorinos' ocupa además un lugar privilegiado en el Museo que Palazuelo dedica a su Vaca Enmaromada. Tanto, que el propio ganadero de Galapagar se encargó de inaugurarlo hace ahora dos años. El alcalde, Salvador Fernández, quiere dar un paso más y lograr que al menos una vaca enmaromada del año 2011 pertenezca al prestigioso hierro de la A coronada para conmemorar los 50 años de una ganadería ligada a Palazuelo. Victorino Martín deja la puerta abierta. «Hablaríamos en su momento, ¿por qué no?».

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