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Rafaela Romero, concejala de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria de Valladolid. HENAR SASTRE
Rafaela Romero: «Con la pandemia nos reinventamos de un día para el otro, pero sin dejar de atender todas las necesidades»
Valladolid Social

Rafaela Romero: «Con la pandemia nos reinventamos de un día para el otro, pero sin dejar de atender todas las necesidades»

La concejala de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria de Valladolid destaca como reto de 2020 «tener que cambiar la idea de persona mayor para adaptar los servicios»

Domingo, 20 de diciembre 2020, 09:15

Jesús Domínguez. Que la covid-19 nos ha puesto a prueba es una obviedad. Que lo ha hecho también con las Administraciones es algo que no siempre se tiene en cuenta, si bien es importante, ya que lo es también su relación con los ciudadanos. La Concejalía de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria del Ayuntamiento de Valladolid se ha tenido que «reinventar», como destaca Rafaela Romero, su titular, a sabiendas de la trascendentalidad de los servicios a los que atiende, fundamentalmente a las personas que más lo necesitan. El aumento del peso de lo digital ha encontrado, sin embargo, una respuesta positiva, por ejemplo, de las personas mayores, en contra de lo que se podría sospechar.

–¿Cómo está siendo la actuación de los servicios sociales del Ayuntamiento con los mayores de Valladolid?

–El principal reto que nos hemos encontrado es tener que cambiar la idea de persona mayor para adaptar los servicios. Teníamos muy arraigado que van a los centros a calentarse o a jugar a las cartas, pero eso no responde a la realidad. Se están incorporando generaciones con una formación importante y con distintas demandas. Espacios como el bar siguen siendo importantes, pero las actividades de los centros de mayores van más allá y cada día cobran más importancia.

–¿Cómo se consigue cambiar ese concepto?

–Los espacios físicos contribuyen en el cambio interno, pero la sociedad también tiene que cambiarlo. En muchos casos son personas jóvenes, con una salud excelente, con muchas inquietudes, que se plantean viajar, que tienen la universidad de la experiencia, la opción de hacer voluntariados... Son personas con ganas de hacer otras cosas que no han podido hacer antes.

–¿Cómo ha sido la adaptación digital por mor de la pandemia?

–Cuando nos planteamos las actividades online, se podía pensar que no iban a funcionar, y están funcionando, con mucha gente haciéndolas, porque llevamos muchos años con las 'ciberaulas' y ha pasado mucha gente por ahí, y la gente que se está incorporando ahora en la mayoría de ocasiones ya ha trabajado con ordenador. Hay 1.300 personas participando activamente.

–Sin embargo, ha agravado la sensación de soledad en muchas personas...

–Nuestra manera de vivir nos aboca a ello. No conocemos al vecino del cuarto y no sabemos relacionarnos como lo hacíamos antes. En los barrios, la gente cuenta que el uso de los espacios públicos era diferente. Hay una tentación de responsabilizar a la Administración de la respuesta, que la tiene, pero la soledad no es solo que te ayuden a levantarte si lo necesitas, sino también quete acerquen un libro de la biblioteca, que se tome un café contigo... Nuestro papel es sensibilizar y recuperar la cercanía. Hay que combinar esta iniciativa pública con la recuperación de unos valores de acompañamiento por parte de la sociedad.

–¿Cree que los estamos recuperando, viendo lo que se vio durante el confinamiento?

–Los estamos volviendo a poner en su sitio. Estamos valorando lo que hemos perdido de muestras de afecto, como los besos, los abrazos o pasar la Navidad con la familia. Si la pandemia tuviese algo positivo sería la recuperación de esos valores. Nos hemos sorprendido con el Banco del Tiempo. No estaba previsto para estas situaciones, y hemos tenido mucha respuesta de personas que han colaborado con quien que necesitaba algo de la farmacia, que pasearan a sus mascotas, que les bajaran la basura... Hemos recibido esas demandas y la respuesta siempre se producía en menos de cinco minutos. Eso es importante que no se nos olvide cuando volvamos a la antigua normalidad.

–¿En qué estado se encuentra ese servicio?

–El Banco del Tiempo es un servicio consolidado, se va a mantener y se va a reforzar. Tiene que seguir existiendo con sus especificidades y su sistema de intercambio, que crea cercanía y crea ciudad y también rompe la soledad. La soledad no es solo a los 80, también es a los 40, por alguna razón de ruptura o de pérdida, y a partir de aquí se generan relaciones diferentes. La Administración no tiene que ocupar los espacios de las entidades sociales ni viceversa, pero con el sello del Ayuntamiento hay personas más dispuestas a colaborar, por lo que no vamos a apartarnos de ese sistema de relación y de captación del voluntariado.

–Los servicios sociales habrán tenido también mucho trabajo con el giro hacia lo telemático...

–Nos hemos reinventado de un día para el otro. Tuvimos que cerrar los CEAS, pero sin dejar de atender, porque los servicios sociales también somos un servicio esencial. Nos reconvertidos comprando teléfonos y atendiendo mañana y tarde. Agilizamos los procesos y adelantamos mucho trabajo que quizás antes ya no era necesario hacer de manera presencial. Hicimos muy rápidamente el ingreso de las personas en los programas como la ayuda a domicilio, en menos de 24 horas. En pocas horas hemos atendido a personas enfermas que dejaron de ser atendidas por empresas, a personas mayores que parte del núcleo familiar fue ingresado... Hemos hecho un equipo voluntario covid dentro de la ayuda a domicilio, combinamos teleasistencia, ayuda a domicilio, llamadas de teleasistencia...

–También ha supuesto un reto luchar contra la brecha digital, ¿no?

–Tenemos una infancia que no tiene medios necesarios para continuar desde casa con sus obligaciones escolares. Estamos trabajando para que dispongan de medios, porque lo digital ha venido para quedarse. Estamos centrados en ese trabajo con niños y padres, para que entiendan que el uso del móvil ya no es un juego, y ellos tienen que saber también cómo se hacen estas cosas. A la vez, ahora ya no se puede hacer de otra manera el ingreso mínimo vital o la renta garantizada, por lo que los adultos deben manejar también estas herramientas. Esto nos presenta muchos retos con los que trabajar para que tenga éxito. Todo esto ya estaba, pero la pandemia ha acelerado todos estos procesos, que nos hacen estar activos para poder dar un buen servicio a todas las personas, sobre todo a las que tienen dificultades para llegar a esos medios.

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