Una radiografía de la sociedad vallisoletana a través de sus bares: «Es puntal de la buena vida española»
Andrés Sánchez, periodista gastronómico, presenta su libro 'Bares de España' en La Sastrería de Valladolid, lugar reseñado en el libro junto a Los Zagales, El Farolito, Villa Paramesa o La Tasquita
Parece sencillo pero labrar una radiografía de la sociedad vallisoletana a través de sus bares no es tarea sencilla. A Andrés Sánchez Magro, autor del ... libro 'Bares de España', que recorre los bares, tabernas y figones de todas las capitales de provincia de España, incluyendo Ceuta y Melilla, le ha costado 6 meses «conocer España mejor que cualquier tratado sociológico». Vaya por delante que su libro no pretende ser una guía ni un catálogo de bares, si no un recorrido vivo «comido y bebido por todas y cada una de las provincias de nuestro país», confiesa el periodista gastronómico que ha presentado su libro en La Sastrería de Valladolid, ubicada en la calle Teresa Gil.
Además de ser un gran conocedor del mundo del vino, Andrés Sánchez Magro es magistrado y ejerce la crítica gastronómica desde hace años. En su visita a Valladolid, ciudad a la que dedica el capítulo 49 de su libro bajo el título 'Nobleza del buen bar', el crítico destaca Los Zagales, Bar Daicoco, Bar El Corcho, Castivera, La Sepia, La Tasquita, Villa Paramesa, Bar La Cárcava, El Bar, El Farolito y La Sastrería.
En una comparativa entre Miguel Delibes y la ciudad de Valladolid, Andrés Sánchez hace alarde de su prosa y señala que «los bares vallisoletanos participan de esa elegante sobriedad como Delibes, hoy un tanto avivada por el tapeo como estandarte. Para muchos escribanos culinarios, y al calor de certámenes internacionales que premian la mejor tapa, Valladolid se ha convertido por derecho en destino de barristas y amantes del bocado fugaz». Una descripción precisa que se entremezcla con su cariño por el Festival Nacional y Mundial de Pinchos y Tapas Ciudad de Valladolid, del que ha sido jurado años atrás.
«Valladolid es uno de los puntales de la buena vida española y de la gastronomía nacional. Ha mejorado mucho no solo con el tema del vino, que es un motor cultural, sino que, con la propia existencia del Festival Nacional de Pinchos y Tapas, Valladolid se ha dado a conocer en el mapa. A los hosteleros vallisoletanos les ha dado una inyección de autoestima, porque el orgullo el vallisoletano ya lo tiene», destaca el periodista gastronómico. Si hay algo de lo que todos los vallisoletanos presumen es de «salir a los bares, tapear, tomarse algo por el centro de la ciudad». «Es algo que va intrínseco en su manera de disfrutar y que los hace único y conocedores, gracias a su paladar vinícola y gastronómico, de lo que es bueno de verdad».
Una radiografía sobre la sociedad vallisoletana, y española, a través de los bares, «lugar de encuentro, de cultura, de costumbre y de tradición» que deja entrever que «lo castizo y moderno puede convivir, y lo hace en los bares». Desde los bares de cofrades de Andalucía hasta las vermuterías de Cataluña; desde las tabernas centenarias de Castilla hasta las barras marineras de Galicia, pasando por santuarios ocultos en calles sin nombre, «este libro retrata el bar como el último refugio de vida espontánea, donde la conversación fluye sin algoritmos y el tiempo se pierde para ganarlo», puntualiza su autor.
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