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Radiografía del odio: bajan los delitos, pero aumentan las víctimas y los investigadosLos delitos de odio crecen de forma alarmante en España y el ejemplo más reciente es la campaña racista de mensajes llamando a la violencia contra la población migrante orquestada en los últimos días por sectores de ultraderecha. Las redes sociales entraron en ebullición tras ... difundirse el bulo de que el presunto asesinato del menor acuchillado en el municipio toledano de Mocejón era magrebí, que derivó en acoso al portavoz de la familia. El alcance de los hechos ha llevado a la Fiscalía a anunciar una investigación por mensajes falsos y de odio y a proponer medidas como la identificación completa en los perfiles en redes sociales.
Las cifras también constatan año tras año el avance de estos ilícitos penales, que en 2023 se incrementaron en un 21,3% en el conjunto de España, según los últimos datos publicados por el Ministerio del Interior. El dato es aún peor en Castilla y León donde de un año a otro los delitos por razones de odio se han incrementado casi en un 80%, de 64 a 115 casos, tras los 90 del periodo anterior.
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Jenifer Santarén
Con una media de 80 casos en los últimos cinco años, las cifras fluctúan, al igual que en Valladolid. En contra de la tendencia estadística, la provincia ha registrado un menor número de delitos de odio en 2023 que en 2022, de 19 a 13, con el racismo o la xenofobia y los ataques relacionados con la orientación sexual e identidad de género, a la cabeza en cuanto a las causas.
Un descenso que tiene mucho que ver con la desaparición en la estadística de los delitos de odio por causas ideológicas, ocho casos constatados durante el 2022 que parecen haberse erradicado al no constar denuncias por este motivo el pasado año. La discriminación por razón de sexo o género -un caso-, un delito contra las personas con discapacidad y otro por aporofobia, es decir el odio o rechazo hacia las personas pobres, completan las cifras de 2023.
Pese a la caída en 2023 de los delitos de odio en Valladolid, los indicadores de víctimas y autores apuntan a un auge en la provincia de las distintas formas de violencia motivada por un trasfondo de rechazo hacia un colectivo. La cifra de afectados de 2023 es la más alta desde 2014, cuando 22 personas fueron objeto de delitos de odio. El pasado año fueron 17, en su mayoría hombres, que sufrieron 13 delitos de odio perpetrados por 15 denunciados, la cifra más alta en cuanto al número de investigados en un año desde que comenzaron a contabilizarse los delitos de odio hace una década. Desde 2019, sin contar el periodo de la pandemia, el número de víctimas y autores de delitos de odio se han incrementado de forma constante, un 54,5% y un 150%, respectivamente.
Las causas tras los delitos de odio siguen siendo prácticamente las mismas que hace cinco años, con el racismo y la xenofobia como el principal motivo que esconden estos ataques, 24 casos desde 2019. El dato poco o nada tiene que ver con lo que constatan en la asociación Procomar Valladolid Acoge, que trabaja para garantizar la defensa de los derechos de las personas migrantes y que en lo que va de año ha atendido a cerca de 50 personas que han solicitado ayuda a través del 021, el teléfono de atención contra la discriminación racial o étnica.
Los motivos son variados, aunque en muchos casos están relacionados con la discriminación en el acceso al empleo y la explotación laboral, aprovechando las circunstancias de vulnerabilidad de la población migrante, aunque también llegan a sus manos historias de acoso vecinal, en el transporte público y en los colegios.
«Demostrar un delito de odio es muy complicado, el tener pruebas para demostrar que es por el origen racial o étnico», explica una portavoz, que apunta a que los seis casos de racismo o xenofobia registrados en 2023 son únicamente aquellos en los que se ha podido demostrar que el ataque o la discrminación estaban motivados por el hecho de ser extranjero. Otro aspecto que preocupa y ocupa en la asociación son los discursos de odio en las redes sociales, muy «difíciles de atajar» por la permisividad de estos propios canales, que dan cabida a contenidos racistas y rara vez los eliminan sin intervención de las autoridades pese a las denuncias.
Seguido del racismo son los motivos ideológicos los que se esconden tras las agresiones, ataques o vejaciones, con 21 casos registrados desde 2019, aunque fuertemente influenciados por los ocho registrados en 2022, una cifra inusual. Tras el racismo y los motivos ideológicos, el rechazo a una orientación sexual o identidad de género es el tercer motor de los delitos de odio, con 11 denuncias por esas causas desde 2019, cuatro el año anterior, siendo el delito de odio que más se ha incrementado.
No sorprende el dato a Yolanda Rodríguez, presidenta de la Fundación Triángulo, que subraya que existe una situación de infra denuncia ante la falta de confianza en que estas lleguen a la Fiscalía como delitos de odio, en un momento en el que se está acentuado el acoso a las personas LGTBI en las redes sociales y en los entornos escolares. Preocupa especialmente en este último ámbito por las consecuencias a nivel psicológico de quienes están formando su identidad. La fundación organiza talleres en colegios e institutos para concienciar sobre el respeto a la diversidad sexual y la identidad de género, que se han convertido en el mejor termómetro para constatar el incremento de la intolerancia y rechazo hacia el colectivo.
«En las charlas están notando desde hace tres o cuatro años que la actitud de los alumnos está variando muchísimo, con enfrentamientos y actitudes agresivas contra la personas que van a dar la formación, cuestionando los motivos y el porqué hay que respetar», advierte Rodríguez sobre un aspecto «muy preocupante» y apunta a la importancia de la «formación y la prevención» a muy temprana edad para atajar el auge de los delitos de odio.
Precisamente los investigados por ilícitos de odio con edades inferiores a los 18 años constituyen el grupo predominante entre quienes los perpetran en Valladolid. 22 menores de edad han sido investigados en lo último lustro, siendo el siguiente rango mayoritario el de los jóvenes de entre 18 y 25 años (12 investigados), de un total de 59 victimarios, más del 80% hombres adultos o adolescentes y de nacionalidad española - 93% -. Respecto al perfil de las víctimas, son adultos jóvenes de entre 26 y 40 años (16 víctimas) y menores de edad (14 víctimas), también hombres en el 70% de los casos y mayoritariamente de procedencia española - 74% -, seguidos de marroquíes, ecuatorianos y otras nacionalidades latinas y del este.
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