«La circulación es algo vivo y siempre estamos abiertos a estudiar modificaciones puntuales si se observan problemas o los vecinos nos alertan de ellos», apunta el concejal de Movilidad, Luis Vélez, antes de aclarar que el Ayuntamiento, por ahora, no tiene en mente ... modificar las limitaciones establecidas el 11 de mayo, que reducen a treinta kilómetros por hora la velocidad máxima permitida en 1.491 de las 1.864 calles de la ciudad que cuentan con un carril en cada sentido con tan solo siete excepciones ya acordadas cuando entró en vigor la normativa. «Entendemos que la medida está funcionando bien y, sobre todo, comprobaremos su eficacia pasados unos meses si se observa, como esperamos, una reducción de la siniestralidad mortal en nuestras calles –este año, por ahora, no ha habido víctimas–».
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Las sanciones impuestas por los radares móviles instalados en las vías que estrenaron la nueva limitación dejan una media diaria de más de tres sanciones desde el 11 de mayo, una cifra relativamente baja, pero que triplica con creces las infracciones detectadas en vías limitadas a treinta (muchísimas menos) durante los cuatro primeros meses del año (78). Este primer mes largo de aplicación de la normativa ha dejado 146 multas, más del doble que entre enero y abril, a conductores que fueron cazados superando el límite de treinta, sobre todo, en vías de barrios como Parquesol o La Victoria en las que ya antes, con el límite tradicional a cincuenta, se observaban «numerosas infracciones». Tanto es así que solo dos calles de Parquesol, Martín Santos Romero y Padre Llanos, acaparan casi la mitad (65) de las sanciones impuestas (146) entre el 11 de mayo y el 22 de junio. En ellas los radares retrataron a los infractores cuando estaban apostados hasta en tres puntos distintos de las mismas. Padre Llanos lidera el listado de sanciones de la capital con 34, seguida de Martín Santos Romero (31). Otra vía rápida del barrio, como es Felipe Ruiz Martín, sumó una sanción más por el mismo motivo.
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El tercer lugar de esta lista de excesos de velocidad se encuentra en el paseo del Jardín Botánico, una de las vías principales que unen La Victoria y Puente Jardín. Allí han sido sancionados hasta la fecha 29 conductores por superar el límite de treinta. Cuatro infracciones más fueron detectadas en otra de las arterias de dichos barrios, como es el paseo del Obregón. Entre los dos puntos suman 33 multas desde el 11 de mayo.
El cuarto lugar en cuanto a vías con más infracciones detectadas se encuentra en Covaresa, en la calle Lilo, donde han sido cazados 13 infractores. La lista la completan la avenida de Gijón (9); la calle Valle de Arán, en Barrio España (8);el camino del Cabildo (7), y el camino Viejo de Simancas (5), según los datos facilitados ayer por la Policía Municipal.
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El volumen de sanciones detectadas por los radares móviles o el trípode, no obstante, ha descendido de manera notable en las últimas semanas. Los datos facilitados por el 092 reflejan que la media de sanciones durante las tres primeras semanas de aplicación de la normativa (del 11 de mayo al 3 de junio) dejó cinco infracciones detectadas cada día hasta sumar 121. En los días posteriores, en las últimas dos semanas y media (del 4 al 22 de junio) , fueron tan solo 25 las multas tramitas, apenas una al día. En su conjunto suman 146 y dejan una media global de tres diarias.
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«La valoración de estas primeras semanas es positiva y entendemos que la medida está permitiendo reducir la velocidad, sobre todo, en calles en las que antes se observaban excesos llamativos», incide el concejal Luis Vélez, quien reitera su disposición a modificar las velocidades (de treinta a cincuenta) siempre de acuerdo «a criterios técnicos, peticiones vecinales o modificaciones urbanísticas de las calles con el fin de mejorar la movilidad como se hacía antes y se continuará haciendo en el nuevo escenario».
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El cumplimiento de la normativa si se circula por la ciudad es razonablemente bueno en vías estrechas de barrios como Delicias o La Rondilla. La cuestión cambia en calles con más espacio en la calzada, como las mencionadas Padre Llanos o Martín Santos Romero (Parquesol) o tramos de Mirabel (La Rondilla). Allí la realidad refleja que si se circula por ellas –la prueba se realizó ayer al mediodía– con el limitador a treinta kilómetros por hora estrictos se acaba formando una cola detrás e, incluso, suena algún que otro claxon. Excepciones puntuales que ya se daban, y se siguen dando, en vías de doble carril con uno de ellos habilitado como ciclocarril (a treinta), como en San Quirce, donde no es infrecuente ver adelantamientos por la derecha, por el ciclocarril, a más de cincuenta. «La adaptación en general entendemos que está siendo buena y de manera progresiva se respetan cada vez más los límites», considera el concejal de Movilidad.
Solo siete calles de la capital de un carril en cada sentido mantienen el límite de velocidad a cincuenta: las carreteras de Fuensaldaña y de las Arcas Reales, el camino Viejo de Simancas, el paseo de Juan Carlos I, la calle Títulos, el camino de Laguna a La Cistérniga y un pequeño tramo del final de la VA-20 en el límite con Arroyo. Y así seguirá, por ahora, el reducido listado de excepciones.
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