Puzzle, juego que consiste en formar una figura o imagen definida uniendo o encajando diferentes piezas, en cada una de las cuales aparece una parte de esa figura. Así se definió por primera vez este juego en 1880, que hoy sigue captando el interés de millones de aficionados repartidos por todo el planeta. Reconocido por el Libro Guinness de los Récords, hasta el próximo domingo, día 24, los representantes de 60 países compiten en tres categorías para alzarse con el título de los mejores del mundo. En 2013, Alfonso Álvarez-Ossorio, organizador del evento junto a su hermano Fernando, se alzaron con el título de campeones de Europa y ya entonces El Norte de Castilla recogía el deseo expresado por los hermanos de que Valladolid albergase una cita mundial.
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–Un deseo cumplido: van ya tres ediciones del Campeonato del Mundo de Puzzles (WJPC)...
–Ya veníamos organizando diversos torneos y cuando creamos la Federación Internacional de Puzzles descubrimos que la organización de un Campeonato Mundial era algo que estaba esperando mucha gente y que hasta entonces no existía. Los puzzles pueden parecer una afición de frikis, pero hay millones de personas que lo disfrutan. Esto es una fiesta de gente que se reúne para disfrutar haciendo puzzles y compartir esta pasión. Y eso es el trasfondo de lo que pasa estos días aquí. Pero además de campeonato esto es una fiesta de gente que se reúne para disfrutar haciendo puzzles y compartir esta pasión. Y eso es el trasfondo de lo que pasa estos días aquí.
–Se compite a nivel individual, por parejas y en equipos, ¿cuántos más mejor?
–Puede parecer todo lo mismo, pero no lo es. Cada forma de trabajar para hacer el puzzle es diferente. Por ejemplo, en las parejas a veces ocurre que si compiten individualmente no funcionan igual y esto quiere decir que hay un nivel de compenetración absolutamente importante. Uno puede tener más habilidad con un tipo de imagen u otra. La rapidez dependerá también de las características del puzzle. Los animales, por su pelaje, son una de las imágenes que teme la mayoría de la gente que va a concursos porque es impredecible saber cómo es la pieza que hay al lado. Si es un edificio, sin embargo, se pueden encontrar trazos fijos y es más factible encontrar la pieza que hay al lado. Cada persona tiene una habilidad: hay gente que es capaz de distinguir las tonalidades de un color que a simple vista parecería el mismo.
–Todos compiten con el mismo puzzle, pero ¿es más complicado por los colores, la propia imagen o el número de piezas?
–Es un compendio de todo. Aunque hay tres factores, el número de piezas, la imagen y el patrón, es decir la forma de corte de las piezas, el troquel. Las marcas de puzzles tienen cada una su propia seña de identidad de forma que la misma imagen con el mismo número de piezas y el mismo tamaño dependiendo del troquel puede ser más fácil o difícil. Algunos fabricantes los van cambiando, por ejemplo, con El Guernica de 3.000 piezas han ido saliendo ediciones en las que cambia el troquel.
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–¿Hay un perfil claro de los participantes o va variando?
–Esta es una actividad de mujeres, registramos el 72,57% de mujeres y un 27% de hombres entre los participantes. De hecho, los primeros puestos los suelen ocupar las mujeres. Con respecto a la edad, la media de este año está en torno a los 38 años. Es una media alta debido al mercado digital en el que priman los juego en tablets o dispositivos electrónicos. El perfil medio de participante que viene es del aficionado que se plantea como reto acabar el puzzle antes del tiempo máximo. No vienen a ganar sino a disfrutar. El 75% son participantes extranjeros. De hecho, por ejemplo, en el caso de Estados Unidos, hemos pasado de una persona que se inscribió en la primera edición a 120 personas que hay este año.
–Entonces, en el momento actual, en el que prima lo tecnológico, ¿cómo encajan las piezas del puzzle tradicional?
–Nosotros reivindicamos el sitio que ocupan los puzzles en la historia de los juegos. Hay que tener en cuenta que en sus orígenes los puzzles eran elitistas porque se hacían con piezas de madera.
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–¿Qué beneficios aporta?
–Una de las cosas que se experimenta es una sensación de relajación y descanso. Haces ejercicio mental, pero a la vez te relajas y no te das cuenta de que el tiempo pasa. Sin embargo, lo que prima en los campeonatos es la velocidad. La experiencia te dice que cada puzzle es un mundo. Desde el punto de vista social, se establecen relaciones de amistad y para la salud, es una terapia, es una manera de mantener el cerebro activo y entrenado.
–¿Qué supone para la capital vallisoletana albergar este evento?
–Queremos que el puzzle sea una seña de identidad más de Valladolid. Lo son la Semana Santa, la Seminci, los Pingüinos, la Feria del Pincho y también lo será el puzzle gracias a la repercusión y visibilidad que conseguimos con la retransmisión, de más de treinta horas, que hacemos en directo a través de YouTube. Somos pioneros en esto también porque tenemos expertos comentaristas que hablan de técnicas y cuestiones relacionadas con el puzzle. Y este año apostamos por las retransmisiones también en inglés ante la alta demanda de seguidores que utilizan esta lengua. Todo el mundo mirará a Valladolid. Esto es un escaparate con un gran potencial, un diamante en bruto para la ciudad y espero que se siga apostando por ello.
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–¿Algún consejo?
–Lo importante es la experiencia que se vive y la oportunidad de descubrir todo lo que ofrece Valladolid en gastronomía, vinos y cultura y eso hace que se repita y se anime a otras a venir. El puzzle pertenece a todas culturas del mundo. Todos hablamos el idioma de las piezas.
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