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No habrá acuerdo de gobierno entre el PSOE y Toma la Palabra para los próximos cuatro años en el Ayuntamiento de Valladolid. No lo habrá al menos de momento. Porque Óscar Puente, alcalde en funciones, intentará ser investido el sábado como regidor al frente de la lista más votada de las pasadas elecciones -salvo que TLP le apoye para ser alcalde- y gobernar en minoría hasta 2023. La decisión es firme, la acaba de anunciar el propio alcalde y candidato socialista tras la ruptura de negociaciones 48 horas antes con el grupo político con el que en los últimos cuatro años ha gestionado de forma positiva, según ha admitido, la ciudad de Valladolid. ¿Qué ha cambiado ahora? «La desconfianza», ha hecho hincapié.
Acompañado por los diez concejales que formarán previsiblemente ese equipo de Gobierno, Óscar Puente ha sido contundente a la hora de esgrimir los motivos que le han llevado a romper las negociaciones, calificando de «órdago innecesario, fuera de lugar y muestra de inmadurez política» que Toma la Palabra «tensara la cuerda» el viernes aplazando la consulta a sus bases, «pues no había ninguna necesidad de poner en riesgo el gobierno de la ciudad».
Puente, que ha tenido palabras contundentes y duras por momentos para sus hasta ahora socios de gobierno, ha argumentado así que «no se dan las condiciones de confianza mutua para compartir gobierno, si existió se han perdido por completo». En este sentido, ha asegurado que su primera opción para gobernar fue reeditar el pacto con Toma la Palabra como «única vía de negociación». Pasaba así por incorporar al gobierno a los tres concejales de Toma la Palabra, a los que asegura que ofreció la tenencia de alcaldía y las áreas que contemplaban el planeamiento urbanístico, vivienda, infraestructuras, ciclo de agua, participación ciudadana, calidad ambiental, deportes e integración ferroviaria. «Estábamos convencidos de que nuestra propuesta era generosa pues no hay que olvidar que el PSOE había pasado de segunda a primera fuerza y Valladolid Toma la Palabra de tercera a cuarta. ¿Podían esperar los ediles otra? Al parecer sí», ha añadido.
El alcalde en funciones ha lamentado así que la propuesta la recibiera Toma la Palabra como «profunda decepción e inadmisible», reacción que el Partido Socialista consideró «injusta y fuera de lugar». Y a pesar de ello, ha dicho, se intentaron reanudar las negociaciones para alcanzar un principio de acuerdo que se sometería al refrendo de las bases durante el fin de semana, «sin que la consulta ni el acuerdo se viesen condicionados a las negociaciones de los flecos que quedaban pendientes». Pero no fue así. Y el viernes Toma la Palabra decidió aplazar la consulta. «Y esos días, 6 y 7 (jueves y viernes, respectivamente) se puso de manifiesto desconfianza e intransigencia por parte de Toma la Palabra, que nunca asumió que el escenario político había cambiado», ha arremetido.
La cuerda se tensó hasta el punto de que, según argumentó, ayer por la mañana ambas formaciones coincidieron en un acto «y se nos niega el saludo, hasta ese extremo hemos llegado, y por la tarde se nos envía una carta para que volvamos a hablar». Por tanto, dijo, «habrá mucho que hablar y el diálogo está abierto», pero el sábado irán a la investidura con la intención de formar un gobierno en solitario.
Ahora bien. Puente no ha cerrado la puerta a que la confianza se pueda ir de nuevo ganando a lo largo del mandato. «En cinco días no veo posible que se recupere», ha dicho, eso sí, para aclarar que no es posible retomar la negoción antes del sábado.
La decisión de aplazar la consulta fue así «la gota que colmó el vaso», pero el regidor ha admitido que las actitudes de los últimos meses habían variado sustancialmente. De hecho, ha desvelado que las diferencias entre ambas formaciones comenzaron con la publicación de una encuesta por un medio de comunicación local (en alusión a El Norte de Castilla ) en la que apenas se les daba representación política.«Desde la publicación de la encuesta, el viraje en las actitudes y políticas de los concejales de Toma la Palabra ha sido ostensible».
En este punto, Puente ha sostenido que durante los cuatro años le ha «faltado tiempo para valorar el trabajo y aportación de los ediles de Toma la Palabra», pero que en cambio «jamás« ha recibido por parte de sus socios de mandato, ni el resto del equipo, «el más mínimo reconocimiento». «Es fruto del complejo de superioridad con la que Valladolid Toma la Palabra ha afrontado su actitud con el PSOE. Sus ediles no admiten que el Partido Socialista haya crecido, y han capitalizado lo que consideran que son méritos exclusivamente suyos, pues todo lo han hecho ellos solos. Esa visión han trasladado permanentemente y esa visión explica la actitud mantenida en la negociación para formar gobierno».
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