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No es fruto de «un calentón». Ni tampoco surge «de la noche a la mañana». Hace tiempo que el alcalde del pequeño municipio zamorano de San Miguel del Valle, Julio Hueso, observa «con envidia» cada obra que la Diputación de Valladolid ejecuta en los dos ... enclaves vallisoletanos que tiene en término zamorano (Roales de Campos y Quintanilla del Molar), muchos años desde que analiza cada sustitución en la red de tuberías y de alumbrado y en los que contabiliza cada reparación urbanística. Y el resultado, dice, poco o nada tiene que ver con la situación en la que se encuentra su municipio, limítrofe con Roales y donde «no llega ni un duro para nada». Así que con el comienzo del nuevo año y empujado por una serie de «problemas» hallados con los Planes Provinciales correspondientes a los últimos años, San Miguel del Valle estudia ya los trámites para segregarse de la provincia de Zamora y pasar a formar parte de la de Valladolid. «Es firme, aquí no llega nada, estamos en el olvido, y vemos a Roales, que lo tenemos al lado (2 kilómetros) y es de Valladolid todo lo que recibe», admite el regidor de San Miguel, Julio Hueso (PSOE).
La orden para iniciar la tramitación está ya dada para la secretaría municipal, pero serán sus 161 vecinos quienes tendrán la última palabra. Si bien, el regidor está convencido de que cuando sepan todo el dinero que «dejan de recibir» de la Diputación de Zamora «la mayoría se volcará con pasar a Valladolid».
La gota que ha colmado el vaso en el malestar de este municipio ha llegado con los planes de obras, principal inyección presupuestaria que anualmente recibe este municipio de la Diputación. Asegura su alcalde que desde el año 2016 no reciben los casi 50.000 euros que les corresponde. Primero, denuncia, porque cuando decidió renovar el alumbrado público consiguió rebajar la adjudicación y colocó ocho farolas en otra calle no prevista en el proyecto. «Y me dijeron que me retenían la subvención». Y después, porque de los 24.500 euros que le correspondían en 2018 para la urbanización de calles no ha recibido notificación de conformidad tras terminar dos de las tres calles que acometió. «En total son casi cincuenta mil euros que nos ha tocado adelantar al ayuntamiento, es mucho dinero para un pueblo como éste», señala.
No hay una relación administrativa directa entre San Miguel del Valle (Zamora) y Roales de Campos (Valladolid). Pero su proximidad (apenas dos kilómetros) facilita la convivencia casi diaria entre los vecinos de ambos municipios. Pertenecen a provincias diferentes y su posición les sitúa a su vez en el límite con León. La convivencia se refleja a la perfección en la iglesia de Roales, que está enclavada en Valladolid, pertenece al obispado de León y su párroco ha sido tradicionalmente el del municipio zamorano de San Miguel. Pero cada uno de ellos ha tenido clara siempre su identidad con la provincia a la que pertenecían. Al menos, así ha sido hasta ahora.
Roales de Campos y Quintanilla del Molar, vallisoletanos enclavados en Zamora, ha facilitado tradicionalmente las relaciones de ambas provincias. De ahí que el regidor de San Miguel conozca a la perfección cada una de las obras que la Diputación de Valladolid ha ejecutado en estos municipios.
El ejemplo que siempre pone es el del puente que en el año 2005 se construyó en Roales. «Aquí tenemos uno similar sobre el Cea y la solución ha sido cerrarlo al paso de vehículos, no construir otro».
Y hay más. Porque Julio Hueso denuncia incluso que en los veinte años que lleva como regidor, nunca ha recibido el remanente de otro tipo de iniciativas diferentes a los planes provinciales, mientras que «otros pueblos del Partido Popular están muy bien».
Su decisión deberá pasar por pleno con el ánimo de conseguir que la ardua tramitación, sin precedentes en Valladolid –al menos en la historia más reciente–, se pueda llevar a cabo cuanto antes. Asegura que hay incluso alcaldes del entorno que ya le han llamado para mostrarle su apoyo con una decisión a la que «se podría sumar alguno más». Porque en la situación de Zamora «hay un sinfín de ejemplos. Aquí seguimos con tuberías de fibrocemento y en Roales ya están cambiadas y de una sola vez», añade.
No hay apenas ejemplos de segregación de municipios de unas provincias a otras, pero la Constitución Española recoge que cualquier aprobación de los límites provinciales tiene que pasar por las Cortes y ser aprobada mediante ley orgánica. Esto significa que tras una ardua tramitación por parte del municipio, con informes de ambas diputaciones incluidos, las Cortes tendrían que solicitar la redacción de un proyecto de ley, según explican fuentes de la institución provincial.
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