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J. S.
Valladolid
Sábado, 4 de diciembre 2021, 08:08
«No soy ningún héroe, solo un veterano maquinista que esta vez pude ver a tiempo al hombre y parar el tren para evitar una desgracia», relata Carlos Ruiz, un veterano trabajador de Renfe que el jueves por la tarde tuvo la destreza de ... observar un movimiento extraño al borde las vías cuando enfilaba ya el tramo final antes de entrar en la estación Campo Grande y que logró detener el convoy a tiempo de evitar que un hombre, según todos los indicios, se lanzara al paso del convoy. «Solo hice mi trabajo, pero la verdad es que siempre es bonito salvar una vida», reitera el maquinista.
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Los hechos ocurrieron en pleno lecho ferroviario, a la altura de la calle Álvarez Taladriz (del lado de la Farola) y de la Ciudad de la Comunicación, a escasos ochocientos metros de la estación. «Por fortuna aún había la luz suficiente para ver a este hombre escondido –estaba agazapado entre las vías– y en una actitud extraña y, al estar en un tramo ya urbano en el que bajas muchísimo la velocidad, prácticamente me paré, hice sonar el silbato y finalmente detuve el tren al ver que no se movía», resume el maquinista del Avant procedente de Madrid que tenía prevista su parada a las 18:05 horas en la estación Campo Grande y que quedó detenido en la vía apenas unos minutos antes.
«Nadie puede entrar en las vías de un tren de alta velocidad, y menos en un tramo urbano, así que lo primero que piensas al ver un movimiento es que puedes estar ante un posible suicida y esta vez pude detenerme a tiempo y dar el aviso de inmediato para que detuvieran la circulación y pudieran venir los servicios de emergencia», añade Carlos Ruiz, quien reconoce que «lamentablemente estos episodios son demasiado habituales y no siempre puedes ver a tiempo a alguien que se esconde entre los raíles». Y menos aún a los mandos de un tren que alcanza los 250 kilómetros por hora, aunque en el caso de la capital reduce la velocidad a apenas 40 en el punto del incidente ocurrido el jueves, al final de un tramo recto antes de una suave curva a la derecha que conduce a la estación Campo Grande.
El maquinista, que explicó la situación a los pasajeros, pudo observar desde su cabina la «rápida intervención» de los guardias de seguridad de la compañía ferroviaria y los policías nacionales, que llegaron «enseguida» a la vía y después de unos pocos minutos lograron retirarle y llevárselo detenido. «El hombre debía estar llorando y hecho polvo, según nos contaron luego los policías», añade el maquinista. El arrestado fue finalmente evacuado al hospital para ser explorado después de protagonizar un aparente intento de suicidio que, sea como fuere, frustró la acción del veterano maquinista, que cumple 39 años de servicio en Renfe.
«Fue un susto e hice mi trabajo lo mejor que pude y así pude salvar seguramente una vida», concluye. El Avant llegó finalmente sin más contratiempos a la estación Campo Grande, el final de su trayecto, a las 18:24 horas.
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