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Catorce hectáreas de superficie bruta. La que se delimita entre el Camino Viejo de Simancas, Villagarcía de Campos, calle Barcelona y Lagar del Cano. Y sobre esos terrenos se pretende levantar una nueva zona residencial con la construcción de entre 500 y 1.000 viviendas, ... sin determinar aún las alturas de los futuros edificios. Unos terrenos de suelo urbano no consolidado, divididos actualmente en dos sectores contiguos (SE 56-01 y SE 56-02) con varias casas unifamiliares y naves con negocios, en propiedad o en alquiler, que conviven desde hace décadas con la falta de suministros como el agua, alumbrado público o red de saneamiento. «Lamentablemente estamos acostumbrados a vivir sin servicios, yo llevo mis 61 años de vida en la misma vivienda, pero ahora podríamos perder nuestra casa», relata José Andrés Ojeda, vecino de la calle Nueva Diez Metros y que ahora le preocupa el estudio de detalle que aprobó el Ayuntamiento de Valladolid en noviembre de 2022.
30% es el porcentaje destinado a viviendas protegidas de las zonas edificables.
Rediseño. Este futuro proyecto traerá la creación de calles inexistentes, así como la apertura de la Nueva Diez Metros.
La promotora se ofrece. Monte Otero, encargada de elaborar el estudio detalle, ya ha manifestado su interés por el desarrollo de la gestión urbanística.
Como José Andrés Ojeda, en la zona planificada, hay otras siete casas en la misma situación, aunque es en la calle Nueva Diez Metros donde existen problemas con los servicios de siempre. «Voy todos los días a por agua, ya que ninguno tiene el suministro. He tenido que invertir de mis ahorros para comprar una furgoneta donde instalar los depósitos, adecentar el pozo y transportarla hasta mi casa. Todos los días empleo dos horas de mi día para llenar el pozo y alguna vez hago lo mismo para alguno de los vecinos, además de ir cada cierto tiempo a por garrafas al supermercado. Esta es la Valladolid que tenemos», añade José Andrés Ojeda.
A eso se suman otras carencias que han solapado algunos vecinos con ingenio y con sus recursos. Como lo es el alumbrado público. «El que ha querido o ha podido ha tirado de su red eléctrica de casa cables al exterior para iluminar sus fachadas y dar luz a una calle sin salida y que de no ser por ese sistema, que funciona con sensores, estaría totalmente oscura», describe el afectado después de varias décadas de lucha ante las administraciones.
Proyecto de urbanización
Zona de actuación
Zona ajardinada
Zona urbana
Calle
Avenida de Zamora
Río Pisuerga
Camino de Villagarcía de Campos
Costa
Atenas
Camino Viejo de Simancas
Costa
200m
Proyecto de urbanización
Zona de actuación
Zona ajardinada
Zona urbana
Calle
Avenida de Zamora
Río Pisuerga
Camino de Villagarcía de Campos
Costa
Atenas
Camino Viejo de Simancas
Costa
200m
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Zona ajardinada
Zona de actuación
Zona urbana
Calle
Río Pisuerga
Camino de Villagarcía de Campos
Avenida de Zamora
Costa
Camino Viejo de Simancas
Costa
Atenas
200m
Una lista de falta de servicios a los que añade el estado de la calzada o la inexistencia de la red de saneamiento. «Cada vez que llueve, la calle se convierte en una auténtica balsa de agua que llega hasta el interior de la casa. Tengo un motor para achicarla, pero esto es una odisea cada vez que tenemos precipitaciones. A eso hay que añadir que el otro día se me reventó una rueda cuando circulaba por la calle Costa porque únicamente existen socavones. Es un continuo abandono por parte del Ayuntamiento, sobre todo porque nosotros estamos dispuestos a pagar los impuestos que hagan falta para que tengamos esos servicios», continúa José Andrés Ojeda en el interior de su vivienda.
Situación similar ha vivido la vecina de puerta de este ciudadano que siempre ha vivido en el mismo punto de la ciudad. Es el caso de Luis Groba González, una de las cuatro afectadas que han presentado alegaciones a este estudio y que considera la situación de «lamentable y vejatoria» tras 55 años viviendo en la misma vivienda de la calle Nueva Diez Metros.
El proyecto de levantar una nueva zona residencial en el sur de Valladolid traerá consigo también nuevas plazas de aparcamiento, a pesar de que las construcciones contemplan garajes privados en su interior. Como mínimo, el planteamiento inicial alcanzaría el medio centenar de plazas de aparcamiento, que se dividirían entre los dos sectores de suelos urbano no consolidado a los que afectaría este futuro proyecto. Muchas de esas plazas ocuparían calles que se crearían en la nueva zona residencial.
Unos problemas para este vecino que ha aparcado ante el estudio de detalle aprobado por el Ayuntamiento recientemente y que no solo afectarían a la calle Nueva Diez Metros, a pesar de ser está la que más complejidad entraña al contar con viviendas y vecinos censados, así como negocios en activo.
Este caso, según el estudio de detalle, especifica que se ha constatado «el desarrollo de actividades y viviendas», por lo que se estudiará de forma independiente ante la circunstancias de los hechos. «No obstante se prevé en los gastos de urbanización una partida para indemnizar los posibles ceses de actividad que pudieran producirse». «Esta ordenación detallada pretende revitalizar un ámbito de suelos ya consolidados, pero con un grado de urbanización muy precario (algunos viales como las calle Costa y Nueva Diez Metros carecen de aceras y alumbrado público entre otros servicios urbanísticos».
José Andrés Ojeda, vecino afectado
Precisamente, la promotora Monte Otero, encargada de elaborar el estudio de detalle y quien ya ha manifestado su interés por el desarrollo de la gestión urbanística, ya ha iniciado conversaciones o ha informado puntualmente a los propietarios de esas parcelas y les ha propuesto «la constitución de una asociación de propietarios para promover una actuación el sistema de concierto o de cooperación».
La futura y posible nueva zona urbanizable cambiará los espacios actualmente delimitados con la creación de nuevas calles y espacios y que arroparía a zonas ya construidas como las edificaciones nada más cruzar el puente de la Hispanidad tras bajar de Parquesol así como en El Peral. De hecho, la idea planteada muestra una prolongación de las edificaciones que se encuentran alrededor de esta zona, en la que se encuentran viviendas unifamiliares como las del inicio de la calle Villagarcía de Campos o bloques de pisos con alturas pequeñas como las que se presencian en la futura zona pegada al río del Callejón de la Alcoholera. Una zona en crecimiento de la ciudad para la que Monte Otero establece un plazo de dos años para que se cumplan con los deberes urbanísticos, mientras que para otras unidades de actuación se fija un plazo de un máximo de ocho años, «siempre que se garantice la urbanización de aquellos viarios estructurantes como es el caso de la actual calle Costas y la prolongación de la calle Atenas.
Un proyecto que también se adapta a las necesidades sociales y que reserva el 30% de la edificabilidad residencial a algún tipo de vivienda protegida.
Los vecinos con negocios en la zona a los que se les respetará su actividad respiran por fin aliviados al ver plasmado el proyecto en la memoria vinculante. La lógica dicta que este lugar de la ciudad se revalorizará de la mano de las viviendas proyectadas y desde la clínica de traumatología o la farmacia ubicadas actualmente en las inmediaciones reconocen que la modificación del Plan General de Ordenación Urbana es un impulso para sus planes de futuro.
Pedro Redondo abrió la farmacia del camino Viejo de Simancas el 1 de abril del año pasado y asegura que eligió esta ubicación de manera estratégica. «Hicimos un estudio de mercado y vimos que esta era una de las zonas más interesantes para poner una negocio como el nuestro. Así que hicimos un traslado desde la cañada Real, donde tenía antes la farmacia», explica Redondo, quien cree que esta zona es un lugar privilegiado. «Es muy de paso y cada vez está creciendo más la población. Los planes de expansión están ahí y, aunque el golpe fuerte está por llegar, cada vez hay más ambiente de barrio. Se están abriendo cada vez más negocios y nos consta que hay interés de varios supermercados por instalarse cerca de aquí», indica el farmacéutico.
Otro de los negocios que ve con buenos ojos el proyecto es la clínica de traumatología que ha abierto sus puertas hace solo dos meses y medio en el camino Viejo de Simancas. «Creemos que la gente que más va a venir es la que vive cerca. Tener viviendas alrededor es positivo para todos los comercios que estamos en la zona», asegura el gerente de la clínica, Javier Nistal.
Mención aparte merece el desguace ubicado en la calle Costa, cuyo propietario, David Yustos, afirma que la instalación de su proyecto en la zona –del que vive su hijo mayor, su hija mediana, su hijo pequeño y su nuera– no fue algo casual. «Vi una oportunidad de negocio en ese desguace que se traspasaba dentro de la ciudad. Tengo una importante experiencia previa en asuntos inmobiliarios y antes de invertir lo que hice fue consultar el plan general. Cuando lo estuve mirando, la aprobación que había no era firme, porque faltaba la parte de la Junta, pero en aquel momento el suelo estaba catalogado como 'industria urbana' y es lo que me ayudó a decidirme a coger el traspaso de la instalación», explica.
David Yustos confió en que la aprobación definitiva le daría una alegría y así fue. «La instalación llevaba veinte años ubicada aquí y eso nos trae muchos clientes, pero hemos tenido que hacer una inversión potente porque el desguace estaba adecuado a una normativa de hace 20 años. Cuando hicimos el cambio de titularidad, tuvimos que hacer una serie de adaptaciones que solicitaba la normativa vigente y si yo llego a intuir que esto iba a formar parte del proyecto residencial, me hubiera ido a otro sitio», afirma el propietario del negocio.
Este futuro proyecto ha contado también con el estudio medioambiental y en el que según se asegura el peatón tendría más espacio que los vehículos, así como la prioridad de que el tráfico rodado de prácticamente la totalidad de las vías no supere los 30 kilómetros por hora.
Asimismo, se ha dado preferencia al transporte público, «creando una nueva parada e incorporando medidas que favorecen los recorridos peatonales y ciclistas», mientras que no se descarta la instalación de las denominadas calderas de barrio o de distritos.
Un estudio de detalle que ya ha levantado las primeras ampollas entre los escasos vecinos que habitan la zona. Tienen miedos, incertidumbre y muchas preguntas ante un posible desarrollo de la zona. Los primeros pasos para tal fin ya se han empezado a dar en el sur de la capital.
Potenciar zonas verdes, sobre todo después de que el estudio de detalle del proyecto de expansión residencial en el Camino Viejo de Simancas sacara a relucir carencias de espacios ajardinados en El Peral, por poner un ejemplo. Todo eso lo tiene en cuenta este documento, que plantea extender espacios verdes entre el Camino Viejo de Simancas y la calle Villagarcía de Campos.
La principal novedad de este proyecto sería la creación de un jardín de lluvia para optimizar toda la precipitación que caiga en la zona porque el objetivo es no desperdiciar una sola gota.
Cómo funciona el jardín de agua
Sección
Jardín
Cuneta para
conducción
del agua
de la lluvia
Río
Drenaje
del exceso
de agua
al río
Zona de rocas
para almacenamiento
del agua
GRÁFICO: FRAN GONZÁLEZ
Cómo funciona el jardín de agua
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Jardín
Cuneta para
conducción
del agua
de la lluvia
Río
Drenaje
del exceso
de agua
al río
Zona de rocas
para almacenamiento
del agua
GRÁFICO: FRAN GONZÁLEZ
Cómo funciona el jardín de agua
Sección
Jardín
Cuneta para
conducción
del agua
de la lluvia
Río
Drenaje del exceso
de agua al río
Zona de rocas
para almacenamiento
del agua
GRÁFICO: FRAN GONZÁLEZ
Por eso se proponen soluciones alternativas o novedosas como esta, con al que se pretende recoger todo el agua procedente de las precipitaciones pluviales para su uso como agua de riego que es parcialmente absorbida por las plantas para posteriormente drenarse a través del terreno y ser conducida por un tubo de drenaje a la red de saneamiento o incluso a tanques de almacenamiento.
Un exceso de agua que puede ser vertido, previa decantación o tratamiento al río Pisuerga o reutilizarse gracias a este sistema que también se puede implantar en los jardines privados de las futuras edificaciones.
El proyecto medioambiental se complementa con vegetación autóctona y especies con poca necesidad de mantenimiento, así como especies arbóreas de baja demanda de riego, aun estando en la zona de ribera, limitando la superficie de flores de temporada a situaciones testimoniales. Asimismo, recomiendan como soluciones tapizantes las plantas rastreras o las praderas floridas de hoja perenne.
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