Villaverde de Medina organiza una ruta nocturna y literaria
Participó un centenar de andarines que leyeron textos del escritor Miguel Delibes
Sin focos, sin ruidos y con el canto de los autillos como banda sonora, se celebró la X Ruta a la Luz de la Luna ... con Delibes en Villaverde de Medina. Una cita que fue organizada por Santiago Manzano 'El Archiperrero', artista y dinamizador cultural del municipio, que el pasado sábado reunió un centenar de amigos, representantes de asociaciones culturales de la comarca y vecinos, dispuestos a vivir la experiencia de una caminata nocturna y literaria.
Este evento, que ha evolucionado desde aquellas primeras y desenfadadas 'Rutas Ciclopedales» que los lugareños celebraban en los años 90, se ha reinventado para combinar naturaleza, deporte, cultura y participación vecinal. En esta edición, el homenaje fue para Miguel Delibes, «el escritor más nuestro», como señalaba el propio Archiperrero. «Somos de Castilla, somos de Valladolid. Tenemos que defender lo nuestro y no hay nadie mejor que Delibes para recordarnos cómo suena nuestra tierra cuando se escribe bien», añadía. El recorrido arrancó desde la iglesia de Santa María del Castillo, en la localidad.
Con luna creciente y linternas, los asistentes iniciaron una ruta de unos 4 kilómetros hasta el paraje del Carrioncillo, un enclave junto a la vega del río Zapardiel, donde hicieron una parada literaria. Allí tuvo lugar el momento más especial de la noche, una lectura colectiva de textos de Delibes.

La selección literaria corrió a cargo de Antonio González Blanco, de Villamarciel. Fueron muchos los que se animaron a leer sus textos favoritos del escritor vallisoletano. Muchos eran vecinos de Villaverde, pero también llegaron desde Foncastín, Fuente el Sol, Castronuño, Villanueva de Duero, Nava del Rey, Viana de Cega, Medina del Campo, Torrecilla del Valle, Portillo y Valladolid. «El ambiente fue de respeto absoluto. Realmente fue maravilloso. Una noche mágica», explicó el organizador, que fue el último en intervenir declamando un poema dedicado al autor de 'El Hereje'.
Al regresar al pueblo, ya pasada la medianoche, les esperaba a todos un chocolate caliente, limonada casera y otras viandas aportadas por los participantes. «Ese fue un momento más distendido y que sirvió para unir a muchas personas que quizás no se conocían, pero que compartían la misma inquietud por la cultura», concluyó El Archiperrero.
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