Villalán de Campos cumple veinte años plantando árboles

Más de medio centenar de personas, de distintas edades y procedencias, participaron en una plantación en el terreno municipal de la laguna del camino de Villavicencio, con más de 30 ejemplares, entre los que había rosales silvestres, jazmines, aligustres vulgares, saucos, fresnos, madreselvas, jerbos, quejigos, un espino albar y un aladierno. La jornada se inició con la bienvenida y la visita a la solitaria torre mudéjar, único resto de la iglesia de Santa Cecilia, que alberga un singular alojamiento rural desde donde se pueden divisar las cumbres de la Montaña Palentina y Leonesa u otros torreones como los de San Pelayo (Villavicencio de los Caballeros) o Tamariz de Campos.

Tras la plantación, se llevó a cabo un paseo ilustrado por la senda de la Lanzada hasta una de las primeras plantaciones realizada hace años. Durante la caminata, hubo tiempo para el reconocimiento de especies, pero también para hacer ganas para la degustación en el bar de unas sabrosas alubias con chorizo, morcilla y oreja. Con las fuerzas repuestas, se pudo podar un nogal que había sido ladeado el sábado por los fuertes vientos de la borrasca Domingos, antes de ser empujado para ser enderezado en una acción que desde el puno de vista sentimental supuso mucho para todos los presentes. La jornada llegaba a su fin en una bodega con la degustación de vinos y aguardientes.

El alcalde, Ignacio Sánchez, recordó que «Tierra de Campos, la región natural más grande de Europa, fue en tiempo una gran bosque que se roturó para ser tierra de labores, en una paisaje que ahora nos caracteriza». En este sentido, señaló que con estas plantaciones se pretende «cambiar un poco el paisaje, hacerle más humano». Por eso, indicó que «siempre que podemos plantamos un árbol, sin olvidar de la importancia de cuidarle y de estar atentos a que crezca, en especial al principio». Para el regidor, «en el medio rural hay que buscar cosas que nos enriquezcan y que hagan que este lugar en el que vivimos sea atractivo para conseguir que haya vida».

Por su parte, el Satur Merino, del Colectivo Alano, explicó que en los protectores de los ejemplares plantados se habían puesto dibujos, poesías e incluso nombres «con el fin de que hubiese casi un compromiso personal, sin llegar a ser excluyente, porque un árbol además de plantarlo hay que cuidarlo». En este sentido destacó que se había pretendido organizar una jornada de convivencia, que fuera muy vivencial.

Raúl Garrido, como socio de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono en Valladolid (Arba), recordó que habían llevado a cabo en Villalán seis intervenciones entre 2007 y 2011 con la plantación de más de un millar de ejemplares. Además, explicó que «se pretende plantar diversidad, matorrales, arbustivas y frutales silvestres que aporten recursos alimenticios a los insectos polinizadores con la flor y con el fruto a las aves y los pequeños mamíferos, pero también refugio y protección».

La principal actividad de la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono en Valladolid (Arba) consiste en un trabajo práctico y activo con el objetivo de recuperar y restaurar los ecosistemas vegetales autóctonos dañados o degradados por la acción del hombre. Para ello, durante el periodo vegetativo de las plantas (otoño–invierno), organiza campañas de restauraciones.

Con estas acciones prácticas, se pretende también que la población tome conciencia de la importancia de proteger y respetar la vegetación existente en cada lugar, así como mostrarles el camino a seguir. De esta manera, la asociación demuestra que no es tan difícil realizar restauraciones, que con el trabajo de todos se pueden recuperar zonas degradadas, y contribuir con poco esfuerzo y coste a extender los bosques y paisajes naturales. Las plantas de las plantaciones proceden del vivero educativo de la asociación con semillas recogidas en la provincia de Valladolid y limítrofes.