«Barro y adobes... y no te embobes», el Juego de la Oca en versión Valladolid
Vecinos de Villalán de Campos y profesores jubilados han trabajado en los textos y las ilustraciones del nuevo pasatiempo, que se lanza este sábado en edición limitada
«Barro y adobes… y no te embobes» es el dicho que sustituye al popular «de oca a oca y tiro porque me toca» en el Juego del Adobe, que este sábado por la tarde se presenta en primicia en la localidad de Villalán de Campos después de cinco largos años de trabajo. Con las tradicionales 63 casillas en espiral, al igual que el juego de la oca, gana el participante cuyo microadobe (sustituyen a las tradicionales fichas), según la tirada de los dados, llega primero a la casilla central, ocupada por un palomar como «representación final de una construcción típica y genuina de Tierra de Campos hecha con barro y adobes».
Lo mejor es caer en una de las viñetas que llevan adobe y tirar porque «barro y adobes… y no te embobes», y así, seguir avanzando. Llama la atención que las ilustraciones de todas estas 13 casillas componen los pasos que hay que seguir para la elaboración de un abobe, desde que se coge la tierra arcillosa con la que se hace un montón dejando un hueco en el centro para echar, al menos, un caldero de agua, para después echar la paja trillada de cereal encima, hasta que, con la ayuda del marcal (un molde rectangular de madera y sin fondo), se van haciendo los adobes en el suelo para dejar secar al sol.
Caer en el pozo
Lo peor del juego, en cambio, es caer en viñetas tradicionales, como la posada o el pozo, que significan un retraso en el camino, la terminación o el abandono, aunque siempre con una explicación en los acertados textos que acompañan al juego. De esta manera «la posada nos habla de la necesidad de reposar y de tener tiempo para pensar, un ingrediente junto con la libertad y la amistad imprescindible para cocinar nuestra felicidad como decía Epicuro», y el pozo «es un pozo pero con fondo. De él salimos, pero necesitamos tiempo y suerte a que acierte a pasar por allí alguien, escuche nuestros lamentos y nos lance la cuerda salvadora, por ejemplo».
Las partidas clásicas del juego del adobe pueden ser de 2 o 4 jugadores pero «en caso de necesidad puede jugar uno solo y hacerse un solitario, a fin de cuentas, nacemos solos, morimos solos y jugamos siempre solos contra el destino», según se lee en los textos que aparecen junto al juego y que explican su esencia. «Con un concepto transversal y una dinámica inclusiva, el juego es el fruto altruista nacido de la ilusión por Tierra de Campos», según expresó el vecino Satur Merino, promotor de la iniciativa de la que «uno de los objetivos finales es el de dar sentido y valor a algo tradicional que se ha vivido y nos constituye, siempre con la idea de que el juego guste y que se juegue, y si llega fuera y genera una curiosidad, estaremos en el camino de compartir capacidades».
Los textos del juego son del también vecino de Villalán y profesor jubilado Javier Sánchez, quien explicó que ha tratado que «el juego del adobe sea una metáfora de la vida», a la vez que «poner en valor la tierra en la que vivimos». En este sentido señaló que «el adobe forma parte de esta tierra como elemento físico de vida, de morada, de trabajo». Las bellas ilustraciones del tablero son obra muy bien trabajada del también profesor vallisoletano jubilado Gerardo Vacas, quien destacó que ha tratado de «reflejar Tierra de Campos», de ahí que en muchas aparezcan elementos identificativos como un galgo persiguiendo una liebre, un tractor trabajando la tierra, una avutarda, la torre de una iglesia, los bloques de paja, un chozo o un rollo jurisdiccional, entre otras. Algunas casillas características del juego de la oca se han trasformado en elementos terracampicos.
En el juego también ha colaborado el vecino Teo Aníbarro, artesano constructor de adobes y recientemente fallecido, al que se le hará un homenaje durante el acto de presentación de esta tarde, que tendrá lugar a las 20.30 horas con la presencia de los promotores. Al precio de 12 euros, en esta primera edición se han realizado 50 ejemplares del juego que han sido autofinanciados.
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