Villafrechós posee una de las mayores cabañas ovinas de la región

El número de vecinos de que se compone esta población es de 200. Es lo que se respondió en Villafrechós en la pregunta número 21 del Catastro del Marqués de la Ensenada en el siglo XVIII. Para aquellos momentos, un vecino equivalía a una familia con padre, madre y tres hijos, con lo que Villafrechós tenía unos 1.000 habitantes, importante número para esta época que convertía a la localidad en una de las más importantes de la Tierra de Campos vallisoletana.

Más de 250 años después, esta localidad terracampina sigue manteniendo su importancia en la comarca, como lo demuestra su Centro de Salud con servicio de Urgencias 24 horas, aunque, como ha sucedido en otras localidades, no haya sido ajena a la despoblación. Su principal actividad económica es la agricultura, con unas 6.000 hectáreas de campo, con un cultivo mayoritario de cebada, con algo de trigo y poco regadío de colza y girasol y mucha alfalfa y forraje para la ganadería y algo de agricultura ecológica con lentejas y garbanzos.

Junto a la actividad agraria, a la par, está la ganadera, con una cabaña ovina de más de 12.000 ovejas de raza Assaf dedicadas a la producción de leche, siendo una de las más importantes de la región. No es de extrañar que Villafrechós esté comprendida dentro de las áreas de Indicación Geográfica Protegida de Lechazos de Castilla y León, uno de los manjares de la gastronomía castellana y leonesa. También hay dos granjas de pollos y dos cebaderos de cerdos y otros dos de terneros.

Además, la localidad cuenta con importantes actividades empresariales como talleres de maquinaria agrícola y carpintería metálica, además de dos carpinterías de madera, una distribuidora de bebidas y el servicio de albañiles y de instalaciones eléctricas y de climatización. En alimentación, hay una carnicería, una pescadería y una tienda que cuenta con estanco. En el sector de ocio, hay un bar y un restaurante, al que en breve se unirá la reapertura de uno que cerró hace años. La localidad cuenta también con farmacia y peluquería.

Sin duda, estos establecimientos de restauración suponen una atractivo para los recursos turísticos de la localidad, en los que destaca la iglesia del El Salvador, construida en piedra entre los siglos XV y XVI, con tres naves separadas por pilares que sostienen arcos apuntados; el convento de Santa Clara, de estilo gótico, edificado durante el siglo XV, con la iglesia de una sola nave, cubierta de crucería estrellada, con las tapias de adobe y tapial más altas de Europa y la ermita de la Virgen de Cabo, la patrona de la localidad, sin olvidar pasear por las calles del pueblo para observar algunas casas blasonadas.

A este aliciente turístico, que sirve para la dinamización económica, se unen los festejos populares, en especial los de la vaca enmaromada, que tienen lugar cada mes de septiembre durante las fiestas patronales, pero también, gracias a la Asociación Taurofrechós, en otros momentos del año, como en enero con el Toro del Cotillón, el festejo más madrugador de Castilla y León junto al de Horcajo de la Torre (Ávila), o uno de los últimos encierros por el campo de la temporada en octubre.

Villafrechós fue pueblo famoso por la fabricación de deliciosas almendras garrapiñadas gracias a la familia Cubero, que había llegado a la localidad a finales del siglo XIX, procedentes de León, y desde su obrador terracampino lograron un producto de tanta calidad que les hicieron merecedores de premios internacionales, llegando a ser proveedores de la Casa Real en tiempos de la reina regenta María Cristina. Con la dispersión familiar, su tradición se trasladó a Valladolid y Medina de Rioseco, localidad esta última donde todavía se siguen fabricando.

La economía

Agricultura. 6.000 hectáreas de cebada, algo de trigo, colza, girasol y mucha alfalfa y forraje.

Mejoras y retos. 12.000 ovejas raza Assaf dedicadas a la producción de leche

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