De Vigo a 'su' Barcial de la Loma para cumplir cien años

El marido de Andrea, Emilio Ramos, era fresquero dentro de la empresa familiar Hermanos Ramos junto a sus hermanos en la venta de pescado por los pueblos de la comarca, incluido Barcial de la Loma, donde tenían un pequeño despacho. Entre la década de los 50 y 60, los hermanos se fueron trasladando poco a poco a Vigo para seguir con el negocio del pescado, siendo Emilio y Andrea, junto a sus tres hijos, los últimos en llegar a la ciudad gallega para empezar una nueva vida.

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Sin embargo, no dejaron de volver a la casa familiar de 'su' Barcial de la Loma para pasar las vacaciones estivales, primero junto sus hijos y después, tras la jubilación, con sus nietos, en unos regresos que no ha dejado de realizar hasta la actualidad. Algo que también hacía por San Marcos, en abril, y en la fiesta de la reliquia de la Santa Espina en mayo, por la que Andrea siempre mostró una devoción especial. En cada nuevo veraneo, en su día a día nunca faltó la partida vespertina de cartas con las amigas.

Su hijo José Miguel describió a su madre como «una persona de casa, muy trabajadora, con sus hijos como principal prioridad en su vida, a los que crio, con gran preocupación por su educación, y a los que siempre ayudó». Además, recordó con una sonrisa y emoción que su madre les contaba que en su juventud, cuando había nublado, se sacaba la reliquia de la Santa Espina en procesión para ahuyentarlo, con envidia de los pueblos de al lado, pero también con cierta desazón ante la posibilidad de que el nublado fuera para ellos.