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La casa familiar que levantó la bisabuela Julia en Mota del Marqués, es el punto de encuentro de los Rodríguez Casas cada verano. Adalberto y Sofía, que viven en Palencia, han pasado en ella los mejores momentos de sus vidas. Lo mismo que sus hijas, ... Inma (47) y Sofía (44) que pasan los meses de julio y agosto con sus respectivas familias en el pueblo que las ha visto crecer. Llegan desde Soria y Pamplona, con sus maridos Chefo y Chuchu y sus hijos Jimena, Manuel, Julia y Miguel. «Esta casa para nosotros tiene un enorme valor sentimental. Era de nuestra bisabuela y pensar que la quinta generación aún sigue disfrutando de ella, para nosotros es un gran orgullo y por eso queremos seguir manteniendo este vínculo. Aquí pasamos grandes ratos en el corral, donde hacemos barbacoas, paellas y sardinadas», detalla Inma. «El verano es la época del año en la que coincidimos todos juntos. Son unas vacaciones intensivas y muy divertidas. Aquí nos relacionamos con todo el mundo. Mota del Marqués es como una gran familia. Cada vez que venimos al pueblo jugamos a ver quién es el primero que ve el castillo y cuando lo vemos a lo lejos, siempre nos da un vuelco el corazón», prosigue su hermana Sofía.
Sus vacaciones son de todo, menos aburridas. Les gusta salir a correr por los caminos, organizan marchas cicloturistas hasta las localidades vecinas de Adalia o San Cebrián, a diario acuden a la piscina, disfrutan del terraceo y siempre encuentran un rato para leer tranquilamente en el corral. «Salimos a por el pescado los miércoles, a por la fruta los viernes, los domingos vamos a misa y al vermú. Estamos completamente integrados en la vida del pueblo. Y para los niños es una gozada. Aquí no corren ningún peligro. Todos nos conocemos y eso nos da mucha tranquilidad», reconocen las hermanas Rodríguez Casas. «Con las nuevas tecnologías, podemos, incluso teletrabajar desde aquí, así que alargamos todo lo que podemos nuestra estancia para tener abierta la casa prácticamente todo el verano», añaden.
Con tan solo 6 años, la pequeña Julia lo tiene muy claro. No cambia Mota del Marqués, por nada del mundo. «Por las noches, mis amigas me vienen a buscar a casa para ir a la plaza y al Corro. Me gusta pasear, ir a la piscina y también ver las estrellas del cielo de Mota», dice sonriente.
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