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Era Navidad cuando Patricia Santaolaya recibía en sus manos un regalo que cambiaría su vida por completo. La vecina de Traspinedo era una apasionada de ... la fotografía, aunque le costaba dar el paso de comprarse una cámara nueva. Pero hace año y medio, su familia y sus amigos le animaron a ello; aunque quien más culpa tuvo fue su novio Néstor. Un autoregalo de Reyes que abrazó con fuerzas y comenzó a usar de inmediato con la mayor de sus ilusiones. Un hobbie que la joven ha fusionado con otra de sus pasiones; la tauromaquia.
«Desde bien pequeña me gusta mucho el mundo del toro», explica. Incluso en una ocasión llegó a escaparse de casa para ver un encierro en las fiestas de su municipio. «Lo llevo muy dentro, a mi padre le gusta mucho, he crecido en un pueblo muy taurino y la verdad que no concibo mi vida ahora mismo sin ello», asegura Santaolaya. Una afición que le trae muy buenos recuerdos, además de «muy buena gente».
A cada festejo taurino que Patricia acudía, iba acompañada de su equipo. La fotógrafa comenzó capturando unos instantes en un encierro de una localidad de la sierra de Madrid, aunque su debut más importante fue en el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo en febrero del 2023. «Ahí fue cuando comencé a conocer a mi cámara», menciona.
Un hobbie que se ha convertido en algo fundamental e imprescindible en su vida. «Me ayuda a tener la mente distraída», detalla. Pero aunque sea un pasatiempo para ella, la gente de su alrededor le asegura tener «un buen ojo para todo esto». A través de sus fotos, la traspindeja intenta transmitir emociones mediante detalles simples que no todo el mundo ve. «Me gusta que la gente se detenga a ver una imagen y le llene algo. Que vean una foto y les resulte peculiar por algo», expresa.
Santaolaya disfruta capturando todo lo que envuelve el mundo del toro, desde una corrida, hasta un festejo popular. Pero hace un mes, vivió un momento muy bonito que siempre guardará en su memoria. «Tuve la oportunidad de fotografiar a un novillero; era la primera vez que le veía vestirse de luces», manifiesta la joven. La traspindeja retrató los instantes previos del cordobés Rafael Reyes.
Pero sin duda, un detalle que no olvidará nunca, y que supondrá «un antes y un después» en la fotografía, ocurrirá en tan solo unos días. Las imágenes de Patricia recorrerán más de 350 kilómetros y llegarán hasta la localidad taurina por excelencia que tantos aficionados y turistas congrega al año: Pamplona. Y es que, su trabajo se expondrá durante quince días en los míticos Corrales del Gas, un punto de encuentro entre simpatizantes y astados antes del inicio de los encierros de San Fermín.
Una oportunidad que llegó de la mano de Pablo Sánchez, portero de dichos toriles y amigo de la joven. «Al principio me quedé un poco bloqueada y en 'shock', porque pienso que hay gente mejor que yo. Pero obviamente le dije que sí con miedo e ilusión», cerciora. Así, expondrá una muestra de unas treinta fotografías. «Han sido meses de mucho trabajo y de hacerlo lo mejor posible», detalla.
La vallisoletana será la única que exhiba sus instantáneas en el enclave. «Todo el foco de atención va a ser para mí, ya sea para bien o para mal», explica. «Expongo toda mi ilusión, estoy preparada para todo; de lo bueno se aprende pero de lo malo se aprende mucho más. Hay gente que puede que le guste y a otra que no», añade. Santaolaya siente una «gran responsabilidad» y le «llena de orgullo» que la ciudad de Pamplona le haya dado el privilegio y la oportunidad de exponer en los Corrales del Gas. «Con que una persona se pare a mirar mi foto unos segundos, me llena enormemente», asevera.
«Queda muy poco y no soy consciente. Yo creo que hasta que no esté allí, y me frote los ojos, no voy a ser capaz de asimilarlo», menciona. Y es que tras disfrutar de las fiestas de Santa Isabel de Traspinedo, la joven viajará una semana a Pamplona para disfrutar de los San Fermines y de su exposición. «Intentaré estar allí el mayor tiempo posible y cualquiera que tenga una duda, o quiera saber algo, estaré a su disposición», explica.
Patricia cuenta los días para compartir con todos los pamplonicas, y los millones de visitantes que recibe durante estos días, su trabajo. Esta oportunidad le ha dado alas para continuar con su afición. Aunque aún no sabe qué le va a deparar el futuro, solo espera que sean «cosas bonitas y buenas», y que ojalá llegue el día en que pueda agrandar su hobbie.
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