Valdunquillo: el palacio de los Duques de Alba en Tierra de Campos

El 5 de marzo de 1368, el rey Enrique II cedió Valdunquillo a Alvar Pérez de Osorio. No es extrañar que la familia de los Osorio forme parte principal de la historia del pueblo, como lo demuestra tanto la existencia del palacio y su escudo, como su actuación para promover el convento, principales elementos de patrimonio de esta localidad terracampina.

El palacio hasta hace poco perteneció a la duquesa de Alba, que es marquesa de Valdunquillo por descendencia de los antiguos Osorio. La sorpresa ante su bella fachada, con robusto torreón en el que campea el escudo de la familia, ya merece la visita a Valdunquillo. En su interior se abre el patio, cuadrangular, con dos cuerpos de pilares cilíndricos. El pozo tiene labradas imágenes de oficios de la época: escudero, herrero, labrador, pastor, alfarero y panadero. En el pueblo se conservan algunas casas con escudos en sus fachadas.

La iglesia del antiguo Convento de Nuestra Señora de la Merced Descalza es hoy la de iglesia de San Pedro, hasta donde llegó la parroquia una vez que se arruinaron los antiguos templos de Santa María y San Pedro. Construida en ladrillo en el siglo XVIII, el edificio consta de una sola nave con capillas laterales entre contrafuertes. Cubierta mediante una bóveda de cañón con lunetos en la nave, cerrándose las capillas laterales con bóvedas de arista. En el crucero y sobre pechinas, se alza una cúpula.

En la fachada, construida en ladrillo, a excepción de su portada, se disponen dos espadañas de un solo cuerpo. El retablo mayor, de la mitad del siglo XVIII, es de elegante y original traza. En el centro, bajo baldaquino, se observa grupo de la Encarnación, recuerdo de la anterior titularidad del templo. También merece la pena observar el lienzo que copia, con variantes, el Llanto sobre Cristo muerto original de Antonio de Pereda, que se conserva en el museo de Marsella, la escultura de San Pedro Nolasco o un Crucifijo de hacia 1300.

De la antigua iglesia de San Pedro solo queda en pie la torre, en el punto más alto de la localidad. Algo más queda de la de Santa María de la Asunción, construida en el siglo XVI en estilo mudéjar. Conocida en el pueblo como la ermita, debió de ser de gran esbeltez a sabiendas del arco de herradura apuntado de entrada o las capillas barrocas que se conservan en pie. La fuente de El Capricho y el caño de Dos han refrescado a los vecinos desde época romana regando sus huertas.

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