El último adiós a Julián Rodríguez, el zapatero de las estrellas
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Desde su taller de Tordesillas diseñó el calzado de toreros y actores, ha fallecido por covid a los 89 añosArtesano ·
Desde su taller de Tordesillas diseñó el calzado de toreros y actores, ha fallecido por covid a los 89 añosPatricia González
Tordesillas (Valladolid)
Martes, 26 de enero 2021, 07:11
Puntada a puntada consiguió labrarse una de las carreras más consolidadas en todo el panorama nacional, hasta tal punto que en 1994 fue reconocido con el Diploma de los Mejores Artesanos Españoles que cada año otorga el Museo del Arte y Tradiciones de la ... Universidad Autónoma de Madrid.
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Sus botas de montería, zapatos de golf, el tradicional calzado de hípica, los mocasines y manoletinas, los zajones o las polainas repujadas han sido el capricho de multitud de personajes públicos de todos los ámbitos: Desde los toreros Curro Vázquez y José Tomás a políticos como el expresidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra y el que fuera alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva. También actores internacionales, como el oscarizado por su papel en la película 'El pianista', Adrien Brody, que de la mano de Cayetano Rivera Ordóñez, cliente habitual de la casa, se dejó tomar medidas por el que ha sido y siempre será el zapatero de las estrellas, que llevaba sus creaciones a multitud de destinos desde su taller en la provincia de Valladolid.
El pasado sábado, los tordesillanos conocían por la esquela que empapeló las principales calles y plazas del municipio que Julián Rodríguez Navas, viudo de Claudia María Bragado Mata y padre de Julián, Manuel, Begoña, Indalecio, Nuria y Víctor Rodríguez Bragado había fallecido, víctima de la covid-19. La despedida, realizada en la más estricta intimidad en el panteón familiar, como explicó uno de sus hijos, Manuel, ha sido «agria y dolorosa, pues algunos de sus hijos tenemos coronavirus. no nos hemos podido despedir ni organizar nada en condiciones, por lo que está siendo todo mucho más duro».
El Zapatero, como era conocido, se fue de manera silenciosa, según explica su hijo Manuel. «En pocos días el coronavirus se ha llevado a mi padre. No nos lo esperábamos, ya que no estaba mal, pero de la noche a la mañana cambió todo y se fue sin hacer ruido». Por el momento, este taller de calzado, permanecerá cerrado al público hasta que sus propietarios, todos ellos hijos de Julián, pasen el coronavirus, pero sin duda alguna el traqueteo de las máquinas de coser se ha quedado huérfano tras la pérdida de este artesano único en la zona.
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Julián Rodríguez Nava nació en Medina del Campo en 1932, en el seno de una familia de zapateros. «Nosotros siempre hemos sido zapateros. Mis abuelos, tíos… todos nos hemos dedicado a este oficio tan bonito y desde pequeños hemos aprendido los trabajos en guarnicionería, marroquinería y zapatería a medida», relata Manuel, que aún recuerda cómo su padre contaba con orgullo a sus hijos cuando eran pequeños que también su padre tenía un taller en plena Plaza Mayor de Medina del Campo, con 30 obreros artesanos. «Nos decía que allí, además de aprender los entresijos del trabajo del cuero, hicieron grande su oficio».
En la década de los sesenta Julián dejó por amor la Villa de las Ferias y se trasladó hasta Tordesillas, donde, además de emprender un proyecto de vida con su mujer, Claudia, también asentó las bases de su proyecto más personal: su taller de la calle San Antón. En esta callejuela del casco histórico de la Villa del Tratado vio la luz hace más de seis décadas su taller, asentado en una casa castellana con más de cinco siglos de vida. «Siempre hemos estado instalados en la misma calle, en el mismo taller y trabajando como mi padre nos enseñó, descubriéndonos las técnicas del oficio», comenta Manuel. «Él siempre fue una persona seria en el ámbito laboral. Muy formal, muy trabajador y valiente, que nos transmitió a todos sus hijos los valores de un oficio forjado en el detalle y la exigencia de la perfección de cada pieza».
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Julián Rodríguez Navas siempre dio una gran importancia a la materia prima. Para sus creaciones empleaba curtidos de la zona, también pieles adquiridas con mucho cuidado y mimo en la localidad palentina de Villarramiel. «Todo natural, sin cromo y con los patrones de toda la vida», recuerda su hijo, quien apunta que otra de las grandes pasiones de su progenitor, además de hacer zapatos, era el fútbol. Tal es así que durante dos periodos, en la década de los ochenta y los noventa, combinó la cola y el pegamento natural de la suela de sus botas a medida con la presidencia del Atlético Tordesillas.
Esta pasión por el fútbol alcanzó su punto máximo el día que el taller recibió el encargo del Real Madrid de elaborar 500 réplicas de las botas de Di Stéfano para conmemorar el sesenta aniversario de su llegada al club. «Su satisfacción y alegría eran máximas», relata Manuel. «Nos dijeron que Mariano Rajoy y Rafa Nadal figuran entre los que recibieron estas botas», rememora.
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