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Hace tres años, Caterina Melnichuck abandonó su ciudad natal junto a su hijo pequeño, Mark, en busca de una atención sanitaria de calidad que ofrecerle. Un viaje de más de 3.400 kilómetros con destino Barcelona; ciudad española donde encontró uno de los mejores hospitales ... para tratar al menor. Así, madre e hijo se asentaron el Malgrat de Mar, una localidad catalana situada a una hora y media en coche de la capital, dejando atrás su vida en Ucrania.
En Krivói Rog dejaban atrás al resto de la familia, quienes esperaban ansiosos su regreso una vez Mark finalizara su tratamiento. Sin embargo, en febrero del 2022 dio comienzo la invasión rusa en su país y, dos semanas más tarde, su marido Sergii, acompañado del resto de sus hijos Matuii, Solomiia, Zhanna y Yakiv, hacían las maletas para despedirse de toda la una vida forjada en Ucrania para reunirse con Caterina y Mark.
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Después de varios meses en Barcelona, la familia decidió buscar un sitio más tranquilo, más relajado y, sobre todo, más económico. Los alquileres en la costa eran muy elevados y no podían continuar mucho tiempo más. Por ello, comenzaron con la búsqueda de un lugar en el que comenzar una nueva vida. Es ahí cuando descubrieron Rueda. A más de 800 kilómetros, y a poco más de treinta minutos en coche de Valladolid, vieron en este municipio una nueva oportunidad para empezar a sumar experiencias. «No ha sido muy difícil encontrar casa porque nos ha ayudado el Ayuntamiento. No se sí para otras personas será igual, porque Pablo me dijo que era difícil porque había poca vivienda de alquiler», comenta Caterina.
Gracias a la 'inmobiliaria pública' Vive Rueda, puesta en funcionamiento hace unos meses, la familia Melnichuck encontró un inmueble en que poder asentarse. A través de un pequeño video, Caterina, Sergii y sus cinco hijos se presentaron a los vecinos del pueblo con el objetivo de que alguno de ellos les arrendara una casa. «En esta zona es difícil encontrar algo de alquiler. Pero después de haber buscado tanto para otras familias que han venido, ya vamos conociendo muy bien la casuística del pueblo. En este caso ha sido relativamente rápido, a lo mejor hablamos de un mes», explica el alcalde, Pablo Sánchez.
Así, tras encontrarles un nuevo hogar, el padre de familia llegó a Rueda el pasado sábado 9 de noviembre, mientras que Caterina y los niños lo hicieron este mismo lunes día 11. «Nos ha gustado mucho el pueblo, y la casa también. Es más tranquilo que Barcelona y hay gente más agradable y acogedora», asegura la madre. Además, el entorno es muy similar a donde vivían anteriormente en Ucrania; un terreno llano, con mucho campo y con pocos bosques.
Hasta el momento, la familia se ha dedicado a limpiar y a ordenar todas sus cosas en la nueva vivienda. Empezar una nueva etapa en la vida es muy emocionante, pero para ellos lo que más ilusión les ha hecho es que sus hijos vuelvan a sus clases. En la mañana de este jueves, 14 de noviembre, Mark, Yakiv y Zhanna han comenzado sus estudios en el CEIP Ntra. Sra. de la Asunción de Rueda, mientras los dos mayores, Matuii y Solomiia lo han hecho en el IES Alejandría en Tordesillas.
«Tenían ganas de volver. Es difícil para ellos porque llevaban dos meses en casa sin educación», menciona Caterine. «No han ido al colegio hasta ahora porque vivían a las afueras y no tenían transporte para ir», añade el regidor. Lo que les va a resultar cierto impedimento es el idioma. Aunque los padres y los dos hijos mayores hablan un poco de español, los tres menores no mucho.
Aún se encuentran asentándose, pero los padres ya han comenzado a buscar trabajo. Anteriormente Caterine era profesora de ruso y psicóloga infantil, mientras Sergii era soldador y constructor. «Nada más llegar a Rueda he podido hablar con algunas empresas para encontrar un empleo. Hay alguna opción, pero necesitan un coche», detalla Sánchez.
«Si tenemos buen trabajo, y podemos pagar el alquiler, creo que tenemos futuro aquí. Creo que para nuestros niños es mejor vivir aquí que en otra provincia», cerciora Caterine. Una vez finalice la guerra les gustaría volver a su país junto al resto de su familia. Si bien, su regreso aún es incierto. Krivói Rog se encuentra parcialmente destruida, ya que se encuentra cerca del límite del terreno ganado por Rusia en el país.
Por el momento, continuar en España beneficia la salud de Mark. A día de hoy se encuentra en revisión. «Cada dos meses tiene que hacerse una analítica de sangre y tiene consultas con otros especialistas», detalla su madre. La elección de nuestro país como destino donde tratar al pequeño tiene mucho que ver con la sanidad tan avanzada con la que disponemos. «Hay grandes diferencias con Ucrania. Aquí hay muy buena medicina, hay buenos diagnósticos, buenos medicamentos, la relación entre médico y paciente también es buena y los aparatos que se usan en los hospitales son mejores y más nuevos», puntúa Caterine. Una servicio que ha hecho que su hijo se encuentre en un mejor estado de salud.
Un aumento de escolares que ha evitado el cierre del colegio
La familia Melnichuck no ha sido la única que, recientemente, se ha decantado por Rueda para emprender una nueva vida. También, ha sido el caso de Leticia Siragusa y Leopoldo Gigena, desde Argentina; y de Willy Sánchez y Daisy Dávila, desde Perú. Estas tres familias no han venido solas, sino acompañadas de sus hijos, quienes se han incorporado al CEIP Nuestra Señora de la Asunción de Rueda.
«Han entrado alrededor de quince niños. Eso supone que antes estábamos al borde de perder una clase, y ahora mismo estamos en unos 58 escolares y muy cerca de ganar un aula nueva. Además, este año hay un profesor más», indica el alcalde. Y es que, si el centro tenía menos de 45 alumnos, era probable que, para este curso, contaran con una clase menos.
Siguiendo esta tónica, Rueda ha evitado que, en un futuro, su colegio tuviera que cerrar las puertas; algo que ya ha ocurrido en otros municipios de la comarca. «Todas las personas que vengan son bienvenidas, sobre todo cuando tiene hijos y cabe la posibilidad de incorporarles al colegio», añade Sánchez.
A través de 'Vive Rueda', el consistorio ayuda a todas aquellas familias que quieren vivir en la localidad, pero que no encuentran un domicilio. Hace tan solo ocho meses que se puso en funcionamiento y ya ha logrado sumar, a su mapa, más de una veintena de casas y una docena de solares en venta. A día de hoy, esta especie de inmobiliaria pública ha ayudado a la venta de más de una decena de inmuebles y alcanza más de 40.000 visitas.
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